En busca de la Energía Espiritual - Introducción
He querido escribir una serie de artículos relacionados con la energía espiritual que todos los seres humanos necesitamos. Estos no tienen que ver con aspectos religiosos o de credos, sino más bien, con la búsqueda de la libertad. Ese sentimiento de libertad que todos deseamos alcanzar para actuar “con libertad e independencia”, en la seguridad de que esto nos hará sentir mejor en cualquier aspecto de nuestra vida.
Muchas veces confundimos lo espiritual con religión y es por ello que muchas personas buscan refugio en algún grupo que proclame tener la solución espiritual a los problemas de la humanidad y, al final, solo encuentran mayor desolación y su vacío interior es más grave que antes de abrazar dicha corriente.
Pero, se debe tener en cuenta que todos desde que nacemos venimos dotados de energía positiva, lo que nos hace ser felices en nuestra niñez. Es así como, con frecuencia, vemos bebés sonriendo sin aparente causa y haciendo otros gestos de felicidad, felicidad que con el paso del tiempo, en algunos se diluye, agravándose conforme se llega a otras etapas de la vida. Sin embargo, esa energía está ahí, provista por la naturaleza para favorecer el desarrollo espiritual en nuestras vidas, en todas sus etapas.
¿Qué es el desarrollo de la energía espiritual? Como lo mencioné anteriormente, en algunos casos, las personas lo asocian con aspectos religiosos o ritos cotidianos individuales o colectivos, pero en este caso, estas reflexiones se alejan de ese contexto. Es decir, no pretendo asociar el encuentro de la energía espiritual de nuestras vidas con adherirse a una u otra religión, credo o rito, sino, buscar el desarrollo de esa energía espiritual dentro de sí mismo, despertar ese estado de conciencia que nos permita descubrir nuestras capacidades y limitaciones, es encontrarnos con nosotros mismos y darnos cuenta, en realidad, quienes somos. Cuando esto ocurre, y entendemos claramente quienes somos, un sentimiento de felicidad embarga nuestro ser. Por muchos años quise hacerle entender a las personas que la felicidad la encontrarían a través de un ritual determinado o de una religión, pero descubrí que ni yo, ni muchas otras personas que hacían lo mismo, eran realmente felices, aunque así se pretenda aparentar.
Entenderse a sí mismo, con sus habilidades y limitaciones, nos da la posibilidad de potenciar dichas habilidades y buscar alternativas a esas limitaciones que nos impiden un desarrollo espiritual genuino, lo que se podría entender como un empoderamiento espiritual para un completo dominio de nuestro ser, haciéndonos más felices y más sensibles para entender a los que nos rodean y hacerlos, también, felices.
¿Por qué es importante conocerse a sí mismo?
La sociedad en que vivimos nos encajona en estereotipos y nos presenta, también, “modelos perfectos” de cómo debiéramos ser. Pero eso, podría constituir uno de los errores más graves de la sociedad y de algunas células en particular, ya sea la iglesia, la escuela, la logia, etc. No pretendamos que el león vuele, solo dejémoslo ser león, tampoco pretendamos domesticarlo, dejémoslo ser el animal salvaje que la naturaleza ha creado.
Tampoco encerremos al ave que vuela, démosle la libertad de volar y apreciemos su belleza, inspirándonos en ella para alzar el vuelo que nuestra propia naturaleza nos permite, volar con nuestra mente e imaginación hacia un mundo mejor, acorde con la espiritualidad que, como seres humanos, hemos recibido.
No pocas personas se han sentido más infelices que al principio y han caído en estados no deseados, cuando se pretende aislarlos de su propio yo. La obra “La Sociedad de los Poetas Muertos”, muestra la trama donde el conflicto queda expuesto, por parte de padres, maestros y autoridades dispuestos a todo, menos a romper las reglas que han seguido por años, un conjunto de estudiantes, con distintas potencialidades de pensar y sentir a profundidad, y un maestro de literatura dispuesto a abrir las mentes y los corazones de sus alumnos al goce de la lectura y la libertad de pensamiento.
La obra termina en un desenlace trágico por lo que quedan cuestionados, la pedagogía obsoleta, la rigidez de padres duros y poco accesibles, pero también, la pertinencia y la sensibilidad que una persona, en este caso un maestro, debe tener para respetar el tiempo y la circunstancia vital de sus alumnos.
Con esta recapitulación, concluyo este artículo, motivando al lector a romper con paradigmas que se alejan de la realidad espiritual del yo interior y conducen a una vida llena de resentimientos y de depresión que, en algunos casos han llevado hasta el suicidio. Conocer quiénes somos y que no somos, tomar conciencia de sus capacidades y actuar en consecuencia con ellas. Así estaremos rumbo al desarrollo de nuestra energía espiritual y, con ella, lograr el cambio que sea necesario en nuestras vidas para, a la vez, ayudar a otras personas a lograr el suyo, obteniendo la libertad que mencionó el Maestro de maestros cuando dijo “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Si no nos conocemos a nosotros mismos, aún no hemos conocido la verdad.
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