Me gustaría ser poeta, para dedicarte versos de sublime melodía. Pero no lo soy, solo puedo hacer amigos a algunos pareados y tercetos, formando una eventual sociedad de rima fácil y juntar también algunas frases, en un gesto de buena vecindad, que en un determinado momento pueda salvar las apariencias.
Me gustaría ser escultor y darle forma a la piedra con la silueta de tu cuerpo. Pero no lo soy, solo puedo amasar torpemente el barro, dejarlo secar, y que de ese amasijo salga algo que no se puede llamar figura, pero que al menos sirva como un símbolo de lo que un torpe artesano pretendía crear, más con la cabeza, que con las manos.
Me gustaría ser reloj, para poder apoderarme de tu tiempo. Pero no lo soy, mi compleja maquinaria se detuvo para siempre y mis agujas permanecen inmóviles, marcando eternamente esa hora fatídica que señala el momento en que los minutos se sublevaron contra mí y decidieron quedarse en huelga permanente.
Me gustaría ser espejo, para ver del otro lado, la luz de tu mirada. Pero no lo soy, se hizo mil añicos cuando bruscamente lo estrellé contra el suelo, en uno de esos momentos de arrebato y furia, que todo ser humano tiene en ocasiones, cuando se mira y lo que ve enfrente no le gusta para nada. Y es que siempre son muy dolorosas, las verdades a la cara.
Me gustaría ser flecha, y atravesar tu corazón. Pero la cuerda de mi arco ya no tiene la fuerza necesaria que lo tensa y así poder lanzarme velozmente en la dirección adecuada que me permita ir en tu busca y encontrarte por muy lejos que te hayas ido.
Me gustaría ser astronauta, para subir a la luna y traértela como el mejor de mis regalos, o quedarme si es lo que tu quieres, en ella eternamente. Ojos que no ven, corazón que no siente.
Me motiva ir al salón para coger una caja de taracea, tamaño 17x23x4 cms., que me entregaron en la clausura de un congreso en Granada, hace ya unos años. Si has tenido en tus manos un estuche de este tipo percibirás la belleza de sus dibujos, de sus colores y la suavidad que lo envuelve. Pero si precioso fue...
Honradamente nunca pensé que la literatura me iba a fascinar un montón. En estos momentos me puedo dar cuenta de la belleza que puede tener una buena novela, con toda esa habilidad del que escribe; en manejar la prosa y la descripción de lugares inimaginables en la narrativa. También puedo percibir, que si...
Nicolás Maquiavelo, historiador y filósofo político italiano, cuyos escritos sobre habilidad política, amorales pero influyentes, convirtieron su nombre en un sinónimo de astucia y duplicidad. Nacido en Florencia el 3 de mayo de 1469, Maquiavelo comenzó trabajando como funcionario y empezó a de
Frontera Libre a lo largo de estos últimos años se ha convertido en un verdadero símbolo del periodismo en el Caribe colombiano. El tiempo ha pasado y año tras año la publicación ideada por Jorge Castillo Mendoza y su familia se fortalece como una trinchera de la información y de las letras en una región...
Si hay una cosa que define a Mario Vargas Llosa es su vocación de escritor, y la fidelidad que guardará a ese propósito a lo largo de toda su vida. Una vocación que, como confiesa en sus memorias El pez en el agua (1993), surgió casi como una rebelión contra la autoridad paterna, pero pronto se convirtió en...
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