El arte y los niños
Los pequeños que realizan actividades artísticas desde la primera infancia obtienen diversos beneficios físicos y emocionales.
Fomentar el arte en la infancia no significa crear pintores o bailarines, sino dar estrategias que formen seres humanos con más capacidad para desenvolverse socialmente. “Es decir, observar el mundo de una manera diferente que le va a permitir proponer y generar ciertos recursos, para hacer evidente su sensibilidad. Tener la capacidad de abordar una serie de circunstancias que a veces nos deshumanizan”, dice Felipe Sepúlveda, artista y pedagogo de los centros educativos AeioTü, de la Fundación Carulla. También asegura que se incentivan el diálogo, la practicidad y el respeto por el entorno.
La buena crianza no significa solamente imponer normas y disciplina, sino brindar herramientas para un sano desarrollo emocional y físico, pues de los 0 a los 5 años el tejido neuronal de los pequeños se está formando y “por medio del arte se potencia y se generan redes más fuertes en el cerebro”, explica Sepúlveda.
Pero, además de estimular sus capacidades intelectuales, el arte es una forma de comunicación entre padres e hijos. Lina María Idárraga, pedagoga escolar especialista en artes escénicas para niños, asegura que a través de la pintura, los dibujos, los juegos con plastilina o, incluso, el baile, los padres pueden conocer lo que inquieta a sus hijos, pues “muchos se quejan de que en la edad preescolar no les hablan y responden a todo con monosílabos. Entonces se quedan sin saber cómo les fue en el colegio o qué comieron al almuerzo”. Pero si entran en un juego de interacción, confianza y diversión, se darán cuenta, a través de esas expresiones, lo que quieren averiguar de sus hijos.
Mónica Pacheco, directora artística de la Escuela de Ballet Ballarte, asegura que la práctica de cualquier arte aumenta la capacidad de expresarse, frente a los pequeños que se limitan a las labores escolares. Por ejemplo, un niño puede empezar a plasmar sus pensamientos en un papel y luego verbalizarlos; es decir, compartirlo con su entorno.
Incluso, se aumenta su autoestima y confianza. “Cuando los niños salen de la Escuela se nota un cambio en su personalidad, por el sentido que les da pararse en un escenario”.
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