El tereré

El Mundo cada vez más moderno, y de paso las costumbres también.  Una de ellas,  las de tomar algún tipo de medicamento, para cada caso en específico;  conllevan  a las personas a ingerir cada vez más medicinas sintéticas o producidas en laboratorios.

Las razones para tomar esas actitudes son varias:

*La de tener una vida muy activa, agitada; con la disposición del tiempo siempre al límite.

*Por el fácil acceso en adquirirlos, y estar listos para su uso.

*Por ser químicos más concentrados y de rápido efecto.

También podríamos decir que cada vez compartimos menos tiempo con personas mayores, por el temprano ingreso al mundo laboral; personas esas que tienen un conocimiento muy vasto y valioso de la Medicina Natural o Alternativa.

Los Fármacos de laboratorios, como se puede leer un muchos de ellos, traen ciertas alertas, de que el uso continuado causa dependencia, afectar algunas funciones del organismo y otros………..

En mi país Paraguay, la medicina natural tiene mucha tradición, la mayoría de las personas (los mayores), tienen muy buen conocimiento de plantas medicinales. Para que sepan cuanto, como es un país que la temperatura  fácilmente llega a los 40 grados centígrados, se consume mucha agua. Ahora, es costumbre tomar el agua en el tereré; que es un utensilio hecho de madera preparada en el torno, puede ser hecha de cuerno de vaca o simplemente un vaso de vidrio; en el cual se le carga la yerba que ya es el producto de una planta que es secada y luego triturada, a la cual se le echa el agua normalmente fría o helada y se la absorbe por la bombilla.

Ahora bien, casi siempre en lo posible, el tereré se toma con uno o más remedios yuyos, (como aquí lo llaman) machacados, golpeados, lacerados o como quieran.  Estos pueden ser refrescantes, diuréticos, limpieza del estómago, de la sangre y tantos otros. Nunca he escuchado de qué alguien se tornara adicto a algunas de tales plantas naturales.

En síntesis, lo natural siempre será mejor, pues a las plantas medicinales ya se las conocían mucho antes de los faraones, ya dieron mucho de su pate, y seguirán aportando todavía más a la medicina moderna, que se vale mucho de lo que la madre naturaleza siempre nos dio.