La influencia de la política en el duopolio televisivo mexicano
La influencia de la política mexicana en el duopolio televisivo
Karina Blanco Ochoa
La televisión es un medio de comunicación que está presente en la gran mayoría de los hogares mexicanos por lo que tiene una gran influencia en la vida social y política de nuestra nación. En México, este importante medio está monopolizado por dos televisoras que han mantenido una posición hegemónica desde muchos años atrás y que en efecto, son las responsables de la república de pantalla en la que se ha convertido nuestro país; me refiero a Televisa y TV Azteca, las manos que controlan las riendas políticas mexicanas.
En este escrito abordaré el tema de la fuerte influencia de la política mexicana en el duopolio televisivo, así como el resultado directo de esta situación que se resume en una república de pantalla donde los medios de comunicación parecen ser el instrumento capaz de “legitimizar” el actuar político y en donde la población sólo tiene el control sobre el control de la televisión debido a la inconsciencia y apatía social sobre la realidad política mexicana que es manipulada por las dos televisoras de nuestra nación.
En nuestra era la televisión ha sido capaz de sustituir desde la prensa escrita y oral hasta los libros de texto; es el medio de información por excelencia al que recurre la gran mayoría de los mexicanos con una mirada ciega respecto a la información que se ofrece lo que representa un verdadero peligro para nuestra sociedad ya que a través del uso del poder desmedido que tiene dicho medio, se promueve la manipulación, la desinformación, el caos y la histeria masiva para obtener beneficios.Sin embargo cuando se trata de su influencia en la política, se puede apreciar como la televisión ha jugado un rol de juez absoluto que bajo los principios de la corrupción, ha encubierto masacres públicas, fraudes políticos, represiones violentas del gobierno hacia el pueblo, deterioro o beneficio de la imagen pública de funcionarios políticos y candidatos, e inclusive, ha llegado a “legitimizar” situaciones de injusticia y abuso de poder de modo que la televisión se ha convertido en el enemigo directo de la transparencia y en el aliado directo de la manipulación y distorsión de la verdad según los intereses políticos.
La aparición de la televisión en México se remonta al año de 1946 donde se transmitieron imágenes a blanco y negro por primera vez en el país. Años más tarde, hacia 1972, el Grupo Televisa había nacido con un enorme poderío debido a la fusión de tres canales que quedaron bajo el poder de la familia Azcárraga que en el año 2000, bajo la dirección de Emilio Azcárraga Jean, despidió a importantes figuras públicas como fue el caso de Jacobo Zabludowsky para alinearse con el nuevo poder político regidor del país; el PAN. Por otra parte, TV Azteca surgió en 1993 debido a la privatización de algunos canales públicos que fueron adquiridos por el grupo Salinas bajo la dirección de Ricardo Salinas Pliego.
Desde aquel entonces, 18 años atrás, nuestro país quedaría destinado a ser el espectador de la información y programas ofrecidos por el duopolio televisivo conformado por Televisa y TV Azteca. Sin embargo, esta situación se volvió más peligrosa cuando ambas televisoras comenzaron a adquirir un poder desmedido que las posicionaría como las promotoras de las mentiras y verdades oficiales. La televisión se tornó en un instrumento corrupto donde confluyen los intereses políticos y empresariales; “la producción de la información es una actividad compleja que se realiza de forma industrial, en el seno de una institución reconocida socialmente"[1]por lo que la información emitida por la televisión ha tendido a convertirse en la opinión pública predominante. Conscientes de ello, numerosos políticos y funcionarios públicos han recurrido a la televisión para “legitimizar” sus actos y proclamar “la verdad absoluta” ante la opinión pública.
Un claro ejemplo de esta terrible realidad se puede apreciar en los hechos ocurridos en la masacre de Aguas Blancas en el estado de Guerrero el 18 de Junio de 1995 bajo la gubernatura de Rubén Figueroa que ordenó la matanza de un grupo de campesinos que reclamaban tierras, carreteras, centros de salud, educación, entre otras cosas. Cuando la noticia se dio a conocer, los medios de comunicación televisivos presentaron un video con “la versión oficial” en la que se decía que los campesinos habían atacado a la policía y que en defensa propia, éstos dispararon. Sin embargo, la realidad es que dichos campesinos estaban destinados a ser víctimas del abuso del poder y su muerte sería “legitimizada” a través de las explicaciones proporcionadas por el propio Figueroa.
“La SCJN, la Dirección General de Comunicación Social del gobierno del Estado de Guerrero y el Sistema de Radio y Televisión del gobierno del mismo Estado distribuyeron un video con "la versión oficial", en cual se aprecia la imagen de los cuerpos de los campesinos tendidos en el camino, muertos, con tomas de acercamiento de las manos inertes empuñando pistolas, mismo que de inmediato fue profusamente difundido a través de los medios masivos de comunicación.” [2]
Para algunos, esta matanza ha pasado al olvido; para otros, los hechos ocurridos en Guerrero nos recuerdan una vez más como es que los medios de comunicación en nuestro país están al servicio de los intereses de la política y de la corrupción así como el hecho de que en numerosas ocasiones, el duopolio televisivo se ha encargado de encubrir la verdad.
La información difundida por los medios televisivos es manipulada y alterada en gran medida según los beneficios que se puedan obtener para el campo de la política mexicana; somos una república de pantalla que se conforma con la información que escucha en los medios y que de manera más preocupante, no es consciente del gran abuso de poder que se lleva a cabo en el contubernio entre la televisión y la política.
Adicionalmente, cabe destacar el hecho de que existan en México dos tipos de verdades; la “verdad real” y la “verdad legal” difundida y alterada por los medios de comunicación y proclamada por el sistema de justicia de la nación que pareciera que basa las premisas de sus juicios en el principio de la impunidad y el encubrimiento de tal suerte que los ciudadanos mexicanos sólo tenemos control sobre el control de la televisión porque vivimos en un contexto de corrupción, de mentira, de engaños, de abusos y de apatía.
El enorme poder del duopolio televisivo en México es una clara manifestación de la fuerte influencia de la política en los medios de comunicación; una manifestación de la posibilidad del uso de los medios como instrumento capaz de “legitimizar” la terrible realidad en la que se encuentra nuestro país; es una manifestación de la carencia de transparencia de la que es víctima nuestra nación que está en vilo de la anomia política y social porque los intereses están por encima de todo.
[1] R. Alsina, Miguel en el texto de Rosa María Aponte (1997). Políticas de comunicación, Razón y Palabra.org, 02-08-1997. Extraído el día 02-05-2011 de http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n8/telem.htm
[2] Daniel H. (2007). Matanza de Aguas Blancas, en México Desgraciado.blogspot, 28-08-2007. Extraído el día 02-05-2011 de http://mexicodesgraciado.blogspot.com/2007/08/matanza-de-aguas-blancas.html
Karina Blanco Ochoa
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