Estimulemos el lenguaje del bebe
Después de dar un repaso a distintos aspectos que pueden ayudar a desarrollar el lenguaje infantil ha llegado la hora de ver qué debemos evitar para ayudar a estimular el lenguaje.
En primer lugar, es importante que los padres tomemos una actitud comprensiva y paciente en la estimulación del lenguaje. Debemos intentar no ponerle metas que le resulten difíciles, por no decir imposibles, de alcanzar.
A veces, cuando el niño no pronuncia bien algún sonido o no dice bien alguna palabra, los padres se impacientan o se enfadan. Estas conductas ante el niño son dañinas, ya que algunos defectos que pueden ser por causas genéticas empeoran debido a la presión a la que se somete el niño.
En otras ocasiones, algo que sólo es una fase pasajera y normal en el desarrollo evolutivo del niño puede considerarse como algo tremendamente horrible. Por ejemplo, en el desarrollo del lenguaje oral, a edades comprendidas entre los dos y cuatro años, los niños pasan por una etapa en la que el niño comienza a repetir varias veces un sonido, una parte de una palabra o una palabra entera, comienzan a usar muletillas…
En principio, este episodio evolutivo se identifica, de forma anticipada, como tartamudez; pero no se puede considerar como tal cuando ocurre en edades tan tempranas. Sólo si continúa en el tiempo, se consideraría un trastorno a tratar el logopeda.
Por ello, no conviene exigir o presionar al niño para que logre cosas que aún no está preparado para hacer o que cambie cosas que forman parte de un desarrollo evolutivo normal. En estos casos debemos mostrarnos cariñosos con el niño, haciendo que la tensión disminuya, así como la dificultad o el miedo (tanto en los niños como en sus padres).
También hay que evitar adelantarse adivinando lo que se va a decir; darle tiempo para que termine lo que nos quiere decir le ayudará no generar sentimientos de incompetencia lingüística.
Siempre que podamos evitaremos usar preguntas cerradas; es decir, no le formularemos preguntas en las que tenga que responder sólo “sí” o “no”, ya que de este modo no facilitamos que su vocabulario se amplie o que tenga la oportunidad de corregir sus errores. Podremos utilizar este tipo de preguntas, pero siempre como último recurso o en situaciones determinadas.
Corregir de forma directa es una forma agresiva de corregir el lenguaje, ya que estamos cortando lo que nos quiere decir de forma espontánea con un “así no se dice” o un “lo dices mal”. Recordemos que es mucho mejor usar la corrección indirecta.
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