La violencia emocional y la muerte.Reviviendo la relación de tus padres
"Sentada en mi cama (que en realidad era el sofá del comedor del departamento) corrían las horas de otra noche más, al otro día debía levantarme para ir a la escuela secundaria, contaba con 16 años. La oscuridad vivía en mí, no hacía falta que fuera noche, me acompañaba una melancolía continua a todos lados durante el día también. Sumida en el infierno de violencia entre mis padres , con imágenes que daban vuelta en mi cabeza desde muy chiquita, con sonidos y películas mentales que merodeaban mi mente desde hacía unos años, con la tristeza del ambiente de un hogar inconcluso, en desamor, en ruinas…, ahí estaba yo como cada noche, escribiendo o pensando antes de dormir… y aquella noche pensé en morir..pensé cómo sería empezar a morir.., y por un momento (que pareció eterno) con mis ojos abiertos vi oscuridad y una oración pasó por mi mente: moriré en los 40 años…pocos años más podré vivir… Me asusté , volví a ver a mi alrededor asustada y confundida…y a la vez rogando conocer la felicidad y lograr una familia unida, diferente con la que vivía, antes de morirme.”
Los sucesos violentos vividos desde la infancia, en la postura de espectador, y más aún si has sido abusada, graban esa impronta de violencia psicológica, emocional, verbal o física en tu mente y tu personalidad se va formando y creciendo dentro de estas formas de vivir y se vuelven casi naturales, por lo que si este trauma no es tratado a tiempo, ya desde la infancia o la pubertad, lo más probable es que repitas el modelo de relaciones violentas en las creciste.
Así vas cayendo en maltratos ya desde el noviazgo, y parece que no te das cuenta porque muy seguramente lo tomas como natural. Si la relación avanza y comienza la convivencia poco durará la aparente calma y felicidad, porque de un momento a otro aparecerán los primeros indicios o muestras de violencia emocional o psicológica. Más tarde , si sigues en este círculo, crecerán los maltratos hasta convertirse en violencia física. Y si logras salir, te repones un poco y pronto volverás a buscar otra relación (porque no puedes vivir sola, te atormenta estar sin un hombre) y por desgracia también volverás a caer en la trampa de otra relación violenta.
Es muy importante reconocer la violencia desde el inicio, desde los primeros maltratos o indicios de maltrato, desde los primeros comportamientos agresivos de parte del otro. Debes “abrir los ojos”, frenar la violencia, poner límites, tratar de llegar a un acuerdo viable donde se mantenga el respeto como primera medida. Si esto no funciona y vuelve la violencia, entonces es un indicador de terminar esa relación. Por tanto salir de violencia emocional desde el inicio es fundamental.
La violencia en la pareja, en especial hacia la mujer que es la más frecuente- es una expresión más de un sistema sociocultural basado fundamentalmente en modelos de dominación que justifican la violencia y el dominio de los más fuertes sobre los más débiles.
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Este tipo de violencia encuentra su legitimación a través de ciertos mitos sociales que tienden a disculpar al maltratador (delincuente) y a investigar y culpar la víctima(la mujer) para justificar lo ocurrido, mitos representados por ejemplo a través de los siguientes frases populares: “hay amores que matan”, “los hombres son agresivos por naturaleza”, “por algo será”, “los de afuera son de palo”, “a golpes se hacen los hombres”, etc. Lo más grave es que la mujer golpeada también cree en estos mitos y se culpa a sí misma a través de ellos no pudiéndose ver como víctima.
Cuando conocemos o nos referimos a mujeres golpeadas por sus maridos surgen una serie de mitos o de creencias para abordar la temática que solo lo hacen parcialmente, porque no logran ver la real situación sino que más bien la encubren, por ejemplo:
-”Las mujeres buscan a los hombres violentos”: muchas mujeres han sido educadas en creencias que se afirman en la justificación de que la mujer debe estar al lado del varón “en buenas y en las malas” incluso aunque atenten contra su dignidad; otras veces no ven con claridad ya que la violencia ha sido el ingrediente habitual de sus vidas.
-”Si está tan mal, por qué se queda”: se queda por miedo, ignorancia de sus derechos, falta de recursos económicos, de habilidad laboral, porque tiene hijos pequeños, por su religión.
-”Por qué aguantó tanto tiempo y ahora recién se queja“: esta afirmación supone que debe haber motivos encubiertos, por lo que hay que sospechar de esa mujer que recién puede encontrar el “permiso” interior para reconocer su derecho a decir “basta”
-”La violencia es un problema de las clases bajas”: la brutalidad se ejerce en todas las clases sociales, solamente que en las clases altas se cuenta con más recursos para tapar el problema y no pasar vergüenza.
-”Lo acepta porque es masoquista. A ella le gusta sufrir”: a partir de este mito sádico se expresan los deseos masculinos útiles para seguir manteniendo la dominación. En realidad ella se somete para evitar la violencia, cuidando de no rebelarse ni de hacer algo que pueda desencadenarla nuevamente.
Una manera en que las relaciones se deterioran en el ser humano es a través de relaciones emocionalmente destructivas. Hay varios modelos o formas de relaciones emocionalmente destructivas, pero déjeme mencionar solo cinco para que las identifiquemos y las sepas manejar.
Cinco formas de relaciones emocionales altamente destructivas:
1. cuando hay alguna clase de abuso ya sea físico, sexual, verbal o emocional. Hay personas que parecen disfrutar esa clase de abuso que imponen sobre sus parejas.
2. cuando una persona en esa relación es sobre protectora o déspota aunque no sea abusivo en las formas mencionadas anteriormente.
3. cuando existe engaño, mentira, escondiendo información, o cuando pretende mostrarse ante los demás como lo que realmente no es, en otras palabras usando máscaras.
4. cuando la mujer se vuelve dependiente de las necesidades emocionales, sociales, relacionales, espirituales o económicas del otro, al grado de caer en extrema ansiedad o preocupación.
5. cuando hay un patrón de indiferencia o negligencia hacía los pensamientos, sentimientos o el bienestar de la mujer.
Entonces, qué hacer?, sigues estos consejos:
1. Recupera tu dignidad que es un regalo y necesitas comenzar a ver que eres una persona valiosa y con amor. Necesitas comenzar a ver lo valioso que hay en ti, aunque los demás no lo quieran ver y comenzar a manejar las situaciones que se están presentando en esa relación, aprender a manejar la crítica o la indiferencia o el abuso del otro sin permitir que el otro te manipule.
2. No escondas tus sentimientos.Lo que guardamos se convierte en resentimientos. Aprende a hablar. No guardes silencio pero tampoco te enfrasques en una discusión sin sentido. Exprese tus sentimientos con firmeza y respeto, aunque la otra persona no lo haga.
3. Párate firme y aprende a decir con autoridad. “Si tu no me respetas yo si quiero respetarme a mi mismo”?. Pararse firme significa decidir el camino de la justicia, la verdad, la paz verdadera. Además de eso estamos parándonos firmes ante el abuso, la mentira, la manipulación y al abuso del poder y de los privilegios.
4. Después de esto, si la persona abusiva no cambia entonces el último paso es hacerte a un lado y no prolongar más la agonía. Se que esto suena duro especialmente en una cultura o sociedad donde nos han enseñado a callar, sufrir en silencio y aceptar que somos víctimas.
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