Disculpe, Sr. Naipaul. El género femenino tiene algo que decirle.
Disculpe, Sr. Naipaul. El género femenino tiene algo que decirle.
A palabras necias, oídos sordos, dice el refrán. Debe ser que el refrán lo concibió alguien mucho más elevado que yo, porque desde que escuché al renombrado escritor y Premio Nobel de Literatura VS Naipaul señalar que no hay mujer que pueda escribir tan bien como él, he estado elaborando una respuesta en mi cabeza. ¿Qué cosa le diría si tuviera la posibilidad de responder, por todo el género femenino? ¿Hay siquiera palabras que puedan expresar todo aquello que nosotras entendemos y que el estimado Sr. Naipaul parece estar muy lejos de comprender?
Mi “estrecha visión del mundo” me lo impide. Tal vez, simplemente, el hecho de que “inevitablemente, una mujer no es la jefa en su propia casa, y eso se traduce en su escritura.” No tengo respuestas, no porque no las haya, sino porque soy mujer. El género débil, según tradición, y aunque esa tradición este pasando a la historia, el Sr. Naipaul la recuerda. Quiere aferrarse a ella.
La misoginia se define, usualmente, como el “odio a las mujeres.” Pero resulta muy fácil para hombres como Naipaul negar esta definición con excusas como “¡Yo no odio a las mujeres! Al contrario, yo amo a las mujeres. Como prueba el hecho de que estoy casado con una.”
Lo del Sr. Naipaul, sin embargo, va más allá. Tiene que ver con una falta de respeto, no por una mujer en particular, sino por lo femenino, en general. No es una forma de pensar nueva. Durante siglos hombres importantes, filósofos, autoridades religiosas y culturales han descartado a las mujeres, equiparándolas con hombres deficientes e incompletos. La teoría de Freud de la “envidia del pene” es un ejemplo claro de esto.
No pretendo hablar por el género femenino. No soy quien para hacerlo. Pero creo poder decir, con certeza, que hablo por cinco mujeres, las que llevamos este blog. Y tengo una cosa que decirle al Sr. Naipaul: No crea que sus declaraciones lo hacen original. Usted es solo uno más en la larga lista de hombres que han menospreciado a las mujeres.
Tal vez, si la afrenta se hubiera quedado en lo general, sin nombres y apellidos, hubiera sido más fácil perdonar y olvidar. La mención específica de Jane Austen, que no está viva para defenderse, es la gota que derrama el vaso. El Sr. Naipaul señala que el “nunca podría compartir sus ambiciones sentimentales, su visión sentimental del mundo.”
Yo le pregunto, Sr. Naipaul, no solo de parte del género femenino, sino de parte de todos los escritores en este mundo: ¿No es nuestro trabajo retratar el género humano? Y si partimos de esta base, ¿no es este rechazo del género femenino una prueba de lo poco que entiende, no solo a las mujeres, sino también a la gran mayoría de los hombres?
Una cosa me queda clara. No encontraré en su escritura un personaje de mujer fuerte. Quizás tampoco encuentre un hombre verdadero. No lograra conmoverme, enamorarme, hacerme reír. Sentir en mi propia piel lo que siente su personaje. No porque sea mujer, y mi visión sea estrecha, sino porque es usted el que no comprende. Y el que no comprende, no hace intento de comprender, no puede realmente expresarse.
Tal vez, por eso, mi conclusión es que, en un mundo donde existe una lista interminable de libros que me enriquecerían, que valen la pena, en más idiomas de los que la vida me daría la oportunidad de aprender, los de usted, por más técnicamente maravillosos que sean, no son necesarios. No hay porque leer un autor que no entiende lo que pretende transmitir. Y es por eso, Sr. Naipaul que sus palabras, al final, no me producen más que lastima. Ya no hay rabia. Lo entiendo. Son las palabras de un hombre que nunca podrá ser el brillante escritor que él cree que es.
Lissete E. Lanuza Sáenz
http://laesquinadelasmusas.blogspot.com/2011/06/disculpe-sr-naipaul-el-genero-femenino.html
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