Océano en vena. Los Dispensarios Marinos
Se habla mucho de las posibilidades que tiene el agua de mar para curar todos los males habidos y por haber y para solucionar los problemas nutricionales de los habitantes de los países más perjudicados.
Estas afirmaciones son a veces un poco exageradas y hay que cogerlas con pinzas porque en ocasiones se hacen sin datos suficientemente contrastados.
Pero lo cierto es que empíricamente sí se ha observado que el agua marina convenientemente tratada tiene algunas ventajas apreciables.
Hay quien afirma que en ella se encuentran todos los elementos químicos naturales cuando en realidad contiene 2/3 y la mayoría en cantidades muy pequeñas.
Además de fitoplancton (microorganismos vegetales) y zooplancton (microorganismos animales) en el agua de mar se encuentran disueltas una gran cantidad de sales minerales isotónicas arrastradas por los ríos o arrancadas de las rocas, que son las que le otorgan las tan pregonadas propiedades terapéuticas excepcionales.
Estas sales minerales son los constituyentes principales del agua marina y como media se encuentran en la siguiente proporción:
________________________G/Kg.
nn
Cloruro_______________19.35
Sodio________ __ ______10.76
Sulfato________________2.71
Magn esio ______________1.29
Calcio_________________0.41
rr
Potasio________________0.39
Bicarbonato _____ ________0.14
Bromuro_______________0.067
Est roncio ______________0.008
Bario_________________0.004
Fluoruro_______________0.001
De manera que ocupan aproximadamente el 3.5% de su volumen, siendo el cloruro de sodio (sal común) el que en mayor cantidad se encuentra ya que por si solo supone el 80% de de ese 3,5% de materia sólida que contiene el agua de mar.
Fue un científico autodidacta francés, René Quinton, quien ideó una forma de conservar las propiedades del agua de mar evitando su toxicidad y en 1905 aplico las primeras inyecciones de este preparado isotónico.
Estas inyecciones resultaron más eficaces que cualquier suero de la época por lo que comenzaron a proliferar los llamados “Dispensarios Marinos”.
Las terapias que se aplicaban en estas instituciones se basaban en los principios de higiene de Pasteur y en una alimentación de “régimen instintívoro” que supone que el cuerpo es capaz de elegir instintivamente los alimentos que necesita para cubrir sus necesidades de vitaminas y minerales.
Allí se trataban todo tipo de dolencias graves, especialmente en niños, tales como la desnutrición, la deshidratación o la tuberculosis.
A principios del siglo XX se administraban cada año 100.000 inyecciones de agua de mar isotónica en el dispensario de París y 150.000 en el de Lyon.
Estas terapias desaparecieron con la llegada de los antibióticos y es ahora cuando vuelven a resucitarse porque hay quien ve en ellas una solución muy barata y eficaz para terminar con las patologías de los países pobres.
Algunas asociaciones defienden a capa y espada la proliferación masiva de nuevos Dispensarios Marinos en las zonas deprimidas.
El problema es que a día de hoy preparar agua marina de forma adecuada y segura requiere un proceso que aunque sea natural no es mucho más barato que la elaboración de cualquier otro medicamento.
De hecho ya existen empresas que lo elaboran, como Laboratorios Quinton que utiliza los mismos métodos que utilizó René Quinton en su época y que lo suministra en ampollas bebibles muy fáciles de tomar.
Esta bien tomar agua marina como complemento de forma esporádica para mejorar la vitalidad o reforzar las defensas en momentos de debilidad o durante una enfermedad, como solemos hacer con el polen o la jalea real, porque al igual que éstos sus beneficios se aprecian a muy corto plazo.
Pero no se debe convertir en un hábito que sustituya una alimentación sana porque es precisamente eso, una buena alimentación, la que nos aportará de forma regular los minerales y las vitaminas que necesitamos.
Francisco de Jesúshttp://www.dispensarionaturista.cominfo@dispensarionaturista.com
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