La disfunción eréctil en la pareja – Salud Sexual
Las mujeres siempre entienden las primeras faltas de erección en un hombre, o al menos eso parece.
Al principio, a ellas no les preocupa demasiado, creen que es una barrera fácil de superar, que su chico se está esforzando tanto por hacerlas disfrutar, que los nervios de la primera vez le traicionan y se bloquean.
Pero si la pérdida de erección se repite, normalmente la mujer asume las riendas de la relación, para hacer que su pareja llegue hasta el final, intentando todo tipo de tretas sexuales. La mujer intentará probar la masturbación oral, manual y todo lo posible para que el hombre logre superar su problema de impotencia.
Esta demanda de la mujer por finalizar el coito, aumentará el nivel de autoexigencia y la ansiedad del hombre por cumplir en la cama reduciendo así la posibilidad de tener una buena erección. Si cualquier maniobra acaba en fracaso, será malinterpretada por la mujer sintiéndose sexualmente poco deseable y el hombre dejará de buscarla por miedo al fracaso. El círculo vicioso nuevamente se repite afectando al deseo sexual en la pareja.
La impotencia masculina en el hombre
Este problema conocido como 'gatillazo' o impotencia masculina no sólo preocupa a millones de hombres en todo el mundo, sino que también condiciona a su pareja sexual. ¡Es cierto! sabemos que siempre se ha exigido al hombre y su pene que sea el encargado de llevarse todo el peso del placer, poniendo su hombría en juego - y eso es verdaderamente injusto. La mayoría de los hombres, son capaces de sobreponerse a un primer gatillazo y superar el reto de rendir al 100% y sentirse como un héroe ante su pareja sexual. El problema es cuando ese fenómeno se convierte en algo reiterativo y llega a ser disfunción eréctil.
La primera perdida de erección es soportable e incluso no se le da importancia, pero y ¿la segunda, tercera, cuarta…? Normalmente, cuantos más fracasos se acumulan, más aumenta la ansiedad por superar esa pérdida de erección, convirtiéndose en una obsesión el querer probar la hombría constantemente, estando más pendiente de las reacciones del pene ante los estímulos de placer que de uno mismo.
Ante este tipo de problemas, Salud Sexual recomienda compartirlo con la pareja sexual, para que entre los dos, cada encuentro sexual no sea un examen para él, y así su deseo sexual no disminuya por miedo al fracaso.
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