Deporte de alto rendimiento, deporte de elite
La dedicación exclusiva, continuada y sacrificada al deporte cuesta sudor, cuando no lágrimas. Y eso lo saben muy bien los deportistas que se entregan a su deporte en cuerpo y alma. No es fácil, no.
Pero la recompensa bien lo merece: saborear el éxito personal, la satisfacción del trabajo bien hecho. La recompensa a tanta entrega.
Aunque pueden practicar deporte todas las personas que se lo propongan, el nivel de entrega o sacrificio evidentemente variará muchísimo de una persona a otra. Como en todo, hay etapas de iniciación, de tecnificación y, por último de perfeccionamiento o alto rendimiento. Y no se puede llegar a esta última sin pasar por las dos primeras.
Por eso, antes de enfrascarte en una odisea de esfuerzo y trabajo, debes tenerlo claro pero que muy claro. Ser una deportista de elite no es cualquier cosa. Pero con un poco de ayuda... tú también puedes conseguirlo.
Para llegar al máximo, para ser una deportista de elite, debes tener en cuenta que, además de cualidades físicas óptimas, no hay que obviar las cualidades psicológicas, que no son pocas. Empezando por tesón y continuando por fuerza de voluntad, capacidad de concentración, motivación, optimismo, ganas de superación, espíritu de sacrificio y... una pizca de cabezonería. ¿Tienes tú ese perfil psicológico? Porque ten en cuenta que el carácter condiciona y que no debe haber el más mínimo síntoma de una actitud derrotista.
Y, como ya hemos dicho, el físico es también prioritario. Aunque cada deporte tiene sus requisitos, en general son necesarias, absolutamente necesarias, cualidades como:
- cualidades nerviosas: coordinación, inteligencia motora, sensibilidad...
- cualidades musculares: resistencia, flexibilidad, buena forma, velocidad, fuerza...
- cualidades técnicas aprendidas: destreza, habilidad, pericia, control de movimientos, experiencia en competición...
Y es que en el caso del deporte de competición no es suficiente con querer, sino que también hay que poder. Porque en el alto rendimiento mente y cuerpo son uno. Y no sólo deben estar perfectamente compaginados, sino que deben querer lo mismo. Y conseguirlo.
Evidentemente la dedicación depende no sólo del propio deportista, sino también del mismo deporte. Porque no todos exigen el mismo nivel de sacrificio, aunque eso sí, todos ellos son estrictos con sus practicantes: antes, durante y después de la competición, del deporte.
Generalmente, el alto rendimiento requiere de 6 a 8 horas diarias de entrenamiento. Pero, acabadas éstas, hay mucho más. En la vida cotidiana, el deportista debe adoptar hábitos absolutamente saludables como llevar una dieta equilibrada, no trasnochar como práctica habitual, no fumar, prescindir del alcohol y las drogas, evitar prácticas sexuales arriesgadas... ya que todo ello puede influir en su trayectoria profesional-deportiva.

Patrocinado por Clinica de Cirugía estética





































Registro automático