Nuestra Misión, salvar al mundo. Pensamiento Sistémico
¿Quién pensaría que su labor, por diminuta que sea puede cambiar el mundo?
Juan es un muchacho de apenas 20 años, ha conseguido en base a grandes esfuerzos personales y familiares, adquirir uno de esos boletos tan preciados -por su escasez- a la vida universitaria. De familia nuclear compacta, Juan ha tenido que trabajar hace un par de años para ayudar en casa, así como solventar los gastos que un chico de su edad adquiere en la vida diaria, no obstante nunca dejó a un lado el sueño de convertirse en un profesionista exitoso y que esto pudiera ayudar a su familia a mejorar sus condiciones de vida. La pregunta que hoy por hoy lo abruma es, ¿Cómo podrá lograr esto con la poca experiencia académica que le dejó el bachillerato, con los problemas económicos para transportarse, con la falta de atención voluntaria o involuntaria de sus padres, con problemas de alimentación tanto como de atención?, en fin, con tantas circunstancias en su contra. Sin una respuesta fehaciente, el valiente joven decide aventurarse a la vida universitaria, sin contar con otra cosa más que su voluntad y la poca experiencia académica que logró acumular en sus días de bachillerato.
Los primeros días Juan pudo aprovechar el viaje en transporte escolar que se oferto en su institución, un nuevo beneficio conseguido por el rector, esto disminuyó el tiempo invertido en el traslado y aprovecharlo en dormir una hora más, 60 minutos mejor aprovechados. Como era su temor, no tuvo un buen resultado en el área de matemáticas, sin embargo el programa de nivelación que había en la universidad le fue suficiente para superar las diferentes materias relacionadas con las ciencias básicas. Poco tiempo después notó que el problema no solo se encontraba en la dificultad de la materia, sino algo un poco más profundo, relacionado a sus capacidades intelectuales. El sistema de orientación educativa solucionó este problema, ayudando a Juan a obtener otros métodos de atención que solventaran este déficit en clase. Posteriormente vio recompensado su esfuerzo cuando al terminar el periodo de clases obtuvo una beca alimenticia, lo que le permitiría ahorrar un poco de su dinero. Por último, un profesor tuvo la amabilidad de acompañarlo en su experiencia universitaria, brindándole confianza suficiente para seguir adelante a pesar de las dificultades que aparecían poco a poco. Después de altibajos, días de derrotas tanto como de victorias, Juan logró terminar su carrera.
Su experiencia universitaria se convirtió en el motor de una mente generosa, dispuesta a ayudar al prójimo y regresar a los demás lo que se le brindó a él en su momento. Utilizó sus conocimientos para elaborar un sistema de reciclaje de agua que permito el excelente aprovechamiento de este recurso en el lugar donde vivía, mejorando así las condiciones de su familia y a la par las de su región.
Esta historia es en realidad un poco más común de lo que parece, se da en cada universidad pública o privada de cada estado, donde más de un soñador ingresa con la esperanza de mejorar sus condiciones, las de su familia y por ende las de su país. Esta serie de interacciones tuvieron la capacidad de solventar una serie de escenarios negativos para Juan. Podemos ver que este sistema tan complejo sirvió para resolver varios problemas reales en la vida Juan y de muchos universitarios.
Si lo ponemos en un “Macroscopio[1]”, podemos ver lo siguiente:
- Fue trabajo del Rector conseguir recursos para el transporte, cuestión que le fue de gran utilidad a Juan.
- Fue el programa de regularización de ciencias básicas lo que permitió a Juan nivelarse y superar los primeros obstáculos de su formación académica.
- Fue el área de orientación educativa, que a través de su atención personalizada, logró proveer de herramientas a Juan para sortear los problemas que arrastraba en su formación para el aprendizaje.
- Fue el programa de becas al mejor estudiante lo que permitió a Juan obtener una beca alimenticia en la cafetería y así brindar una recompensa útil a su esfuerzo.
- Fue el profesor quien al dar acompañamiento con generosidad, inspiró a Juan a concluir su carrera y no darse por vencido.
Es decir, cada parte de este sistema que llamaremos “Universidad”, aportó una pequeña parte en el cumplimiento de la meta de Juan, cada “subsistema” actuó perfectamente y en sintonía cumpliendo con su función y por ende con una función aún más elevada puesto que formaban parte de un sistema más grande. Cada subsistema al funcionar efectivamente, hace que el sistema completo funcione.
Con esto podemos destacar la importancia que tiene cada subsistema que interactuó con Juan en su vida universitaria, la tarea de cada persona que intervino se convirtió en única y exclusiva. No podríamos saber si al quitar una de estas piezas, Juan hubiera tenido el mismo resultado, muy posiblemente si, quizá con algún tipo de retraso o contratiempo, aunque también podríamos asumir, que sin el apoyo del transporte que consiguió el rector, tal vez Juan hubiera desertado con prontitud al realizar un gasto fuerte en el transporte. De la misma forma podemos juzgar el apoyo que recibió en clases de regularización de ciencias básicas, quizá de no haberlas tenido, al poco tiempo Juan habría fallado en materias de mayor complejidad académica. Y así podemos seguir con cada elemento que interactuó en la vida universitaria de Juan.
Este ejemplo es en la práctica pura Pensamiento Sistémico, un paradigma nuevo de análisis de la realidad. Usamos el microscopio para ver la realidad en su visión más pequeña, tanto como usamos el telescopio para conocer la realidad en una visión macro, sin embargo debemos utilizar el Macroscopio, como lo definiría Rosnay, para comprender una realidad más compleja, a través de los elementos que componen los sistemas, los subsistemas y sus interacciones, dependientes, independientes o interdependientes. La comprensión de esta realidad se logra a través del establecimiento de escenarios en los que interactúan estos elementos, así podemos entonces validar cada elemento, su interacción y la afectación que esta genera en los sistemas más complejos.
La realidad actual, en la forma en la que se presenta ante el mundo resulta ya de por sí compleja, más aún cuando surgen con mayor facilidad nuevos elementos que intervienen en ella, antes podíamos ver la radio como un elemento de comunicación poderoso, hoy es insignificante al lado de la web. Esta realidad tan deteriorada, requiere de héroes que estén dispuestos a realizar su mejor labor en el campo de acción específico que hayan escogido como vocación, requiere de hombres y mujeres que amen su labor con fuerza y convicción, pues solo así lograremos generar un cambio de paradigma en la vida quienes los rodean. Decía la Madre Teresa de Calcuta, “El que no vive para servir, no sirve para vivir”, y ciertamente el mundo no se cambia con palabras, sino con acciones concretas que sirvan a esta causa. Juan puede ser ese agente de cambio, muy seguramente lo será, él y muchos más que tengan un sueño similar pueden ser esos líderes que ocupa el mundo para detener el deterioro y la deshumanización, tan solo requerimos, profesores atentos, cariñosos, generosos con su tiempo, personal entregado a sus actividades, programas eficaces, áreas bien definidas y útiles, pero sobre todo soñadores, hombres y mujeres dispuestos a vivir con la satisfacción del deber cumplido, hombres y mujeres que, a través de su propia labor puedan salvar al mundo.
Una vez me platicaron una historia de dos albañiles que se encontraban trabajando pacientemente colocando un ladrillo sobre otro. A uno le preguntaron qué hacía y contestó: “Estoy construyendo una barda.” Al segundo le preguntaron qué hacía y contestó: “Estoy construyendo un templo que va a ayudar a muchos a encontrarse con Dios.”
[1] The Macroscope – Jöel de Rosnay
Escrito para la materia de Pensamiento Sistémico de la Maestría en Desarrollo Organizacional y Humano que imparte el Dr. Ubaldo Chávez en la UNIVA Querétaro.
"Queridos jóvenes, ¡Ahora más que nunca es urgente que seáis los centinelas de la mañana, los vigías que anuncian la luz del alba!" - Juan Pablo II
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