Cuentos de mariachis de ningún modo contadas
Las tonadillas llegan al público coloreado por el exclusivo trasfondo sonoro que les ofrecen sus utensilios esenciales : el guitarrón, la guitarra, la vihuela, el violín, arpa y la trompeta. El compás de los ritmos circula por Bodas, fiestas de 15, aniversario, pedidas de matrimonio, reconciliaciones e incluso han sido citados para serenar la aflicción de algún enfermo. Según exactamente los mismos músicos, en todos y cada muestra ofrecen más que música. Ellos otorgan juvilo y romanticismo, que son el corazon de sus homenajes tan solicitados: las serenatas.
Reconocimientos a estas serenatas, algunos de los artistas arriesgan la posibilidad de que en el cielo les haya reservado un lugarcito de privilegio, como premio por la cantidad de almas que lograron unir. Asevera que son una especie de angelitos terrenales, con la facultad de atravesar los corazones sencibles con sus valses, vidalitas y boleros.
Los mariachis solicitan que con sus rancheras, pasodobles y huapangos pueden remover los pies al más temeroso de la fiesta. Afirman que son ideales de subir el fuego íntimo de la dicha, de estimular el calor de un beso, de derretir las desconsuelos , de provocar a la nobleza del perdón. Confirman todo esto con el testimonio de que cantando se deleitan los corazones. Y la meditación es que gracias a la mitad de estas destrezas, estos señores ya podrían atender el cuadro de colosos mundiales.
Las crónicas de estos mariachis trastornan al mundo, desde su empleo y casi por eventualidad, han podido reconocer desde muy cerquita el sentimiento de las personas. A través de su oficio ellos intervienen para modernizar la vida de muchos. Como los gigantes.
Una de las leyendas más fantasticas que relatan estos Mariachis es la de una parejita de enamorados. Ella quería casarse. Él trabajaba como vendedor y, con la disculpa del ahorro y de la perspectiva de un mejor instante financiero, aplazaba de manera continua la fecha de Boda. Cuando las cosas empezaron a colocarse tensas, el chico resolvió llamar a los mariachis y pensó un plan: el instante de la sorpresa sería durante la fiesta de aniversario de su novia. Ese mismo día, además de esto, en los momentos anteriores a la fiesta, él le afirmaría que no podría asistir a la festividad. ¿La excusa? Un viaje por motivos laborales. Así se hizo y fue magna la desilucion de la enamorada cuando se dio cuenta de que su prometido no estaría presente en los festejos, sobre todo pues era demasiado tarde para suprimirlo.
Acongojada,siguió con los propositos y por la noche se dirigió al sitio de la celebración. Una vez allí todo fue admiración y revuelta: siete o bien 8 sujetos de chaquetas negras, moños colorados y enormes sombreros surgieron a su tropiezo. Luego, como salido de las estrofas de "Cielito lindo", surgió un excelente ramillete de rosas y detrás de él, su hombre. Ella soltó los nacientes lamentos de emoción. Él, arrodillado, le planteó matrimonio mientras que extendía sus brazos ofreciéndole unas coaliciones. Ella se abandono al lamento y se aligero a abrazarlo. Él se aplomo y de algún lado desenvaino unos papeles que eran, en escenario, considerablemente más: trascendieron ser las escrituras de una casa que había logrado hacía poco. Ella no lograba aguantar tanta sorpresa. Enumerar que reía a risotadas o que sollozaba a voces era igual de válido. El chaval era el aspirante ideal. A esa altura, hasta nosotros anhelábamos casarnos con él", declara Jan Fernando.

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