Visita el sur de Marruecos, de Marrakech al Valle del Draa
La primera vez que un viajero pisa pie marroquí, en la ciudad imperial de Marrakech, empieza a respirar un aire totalmente diferente.
Recogemos a los clientes en el aeropuerto, suelen llegar expectantes, observando todo lo que se va moviendo a su alrededor, controlando y siguiendo los pasos del conductor (recién conocido), hasta que suben en el vehículo que les acompañará durante varios días.
A punto de llegar en el alojamiento, por norma un riad en la Medina, los viajeros van observando un movimiento muy rápido de los autóctonos, gritos, palabras y señas… todo parece diferente. Llegados al riad, los viajeros suelen dejar sus maletas, comprobar que todo esté correcto y salir a pasear por la Medina.
El día siguiente, por la mañana, nos comentan el caos vivido en Marrakech, para algunos algo sorprendentemente interesante, para otros unos momentos de estrés.
Subimos de nuevo al 4x4 y vamos dejando atrás el bullicio de la ciudad imperial. Normalmente, los viajeros tienen ganas de salir de allí pero con ganas de volver, para pasear por esas callejuelas tan caóticas, antes de partir al país de origen.
Durante el largo recorrido, hasta la Montaña Tizi’n Tiscka, se va hablando de varias cosas, la mayoría relacionadas en las tradiciones musulmanas e interesándose por como el conductor en el país, que están conociendo. Cada quilómetro de más se suma a la confianza que el viajero va tomando con el conductor.
Una vez pasada las montañas del Atlas aparece la ciudad de Ouarzazate (famosa por el museo del cine y la cantidad de películas históricas, que se han grabado en sus paisajes, incluyendo en la Kasba Ait Benhaddou). El trayecto continúa, siguiendo la visita por el sur de Marruecos, y se empieza a vislumbrar el verde, del gran palmeral en el inmenso Valle del Draa. Seguimos y el viajero, cansado del trayecto, vuelve a sacar la cámara de fotos para no perder ni un punto del bonito paisaje.
Observando la vida de los pueblos encontrados en el camino, la cantidad de niños y niñas que hay en la calle, mujeres paseando, hombres tumbados en la sombra, la escuela, perdida entre la distancia de los pueblos. Gente en bicicleta o en carro conducido por niños u hombres mayores, toda una vida que llega a la vista del viajero y comparte con nosotros. Todo lo que observa, siente y piensa queda reflejado en la mirada del viajero, quien quiere conocer, vivir y disfrutar. Conocer un país donde se vive de manera diferente a la que estamos acostumbrados, con una cultura diferente, unos valores, que se observan en el día a día de la gente.
Nos encanta observar como el viajero conoce, disfruta y siente este nuevo aire, esta diferente manera de vivir en su visita por Marruecos.
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