Cuidar el corazón y las arterias comiendo pescado.
En la dieta mediterránea la cual incluye el consumo generoso de hortalizas, frutas, cereales y productos derivados, frutos secos, legumbres, lácteos y aceite de oliva, el pescado constituye una pieza imprescindible.
Además de sus proteínas de excelente calidad, presenta un perfil de lípidos más saludable que el de otros alimentos, también ricos en proteínas, como las carnes rojas y de aves.
En este sentido, sus características nutritivas convierten al pescado en un alimento indispensable en la dieta, y recomendable para todas las edades, porque básicamente aporta pocas calorías, notables proteínas y vitaminas, además de ácidos grasos omega3, entre otros.
Pescado Azul o Blanco?
La clasificación de pescados en azules y blancos responde a su contenido en grasas, dado que los primeros (como el atún y salmón) presentan un gran contenido graso, que frecuentemente supera el 10% (y por lo tanto son más calóricos), los pescados blancos (merluza, bacalao), apenas tienen grasa en su composición (no supera el 5%).
Asimismo, también se encuentran los denominados pescados semi-grasos, con un contenido graso que oscila entre el 5 y el 10%. Los más conocidos son el salmonete o besugo.
A simple vista, todo indicaría que hay que optar por los pescados blancos por su menor contenido graso y, por ende, inferior aporte calórico. Sin embargo, no hay que olvidar la gran proporción de grasas saludables que los pescados azules contienen.
Por lo tanto, conocer la diferencia entre los pescados azules y blancos es importante, para no caer en extremos, dado que se necesitan grasas saludables, pero no en exceso. Por lo tanto, el corazón se beneficiará de la ingesta de atún u otro pescado graso, pero si el objetivo es adelgazar, habrá que equilibrar su ingesta y tener en cuenta las diferencias en relación al contenido graso y calórico.
Pescados grasos o azules.
Las especies consideradas “azules” son aquellas cuyo contenido en grasa se ubica por encima del 10%, por lo cual también se denominan pescados grasos. Dentro de esta categoría se encuentran el bonito, salmón, sardinas, atún, arenque, trucha y caballa.
Este tipo de pescado se destaca por su elevado contenido de grasas poliinsaturadas omega 3, cuyo consumo ayuda a prevenir, entre otras, ciertas enfermedades cardiovasulares, dado que mejora los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre y las cifras de presión arterial.
Asimismo, aporta minerales (calcio, yodo, zinc y hierro) y vitaminas (A, B1, D y E).
Por lo tanto, se aconseja su consumo porque:
- Cuida la salud cardiovascular.
- Ayuda al correcto funcionamiento del aparato circulatorio, por lo tanto, mantiene estable la presión arterial.
- Resulta beneficioso para aliviar los síntomas de enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide. A partir de los ácidos grasos omega 3, se forman sustancias de acción antiinflamatoria llamadas prostaglandinas. Según diversos estudios, una dieta rica en ácidos grasos omega 3 y antioxidantes mitigaría la inflamación que esta enfermedad produce.
- Es fácil de digerir.
- Contiene vitaminas liposolubles necesarias para mantener los huesos fuertes (vitamina D).
- Presenta muchos efectos antioxidantes (vitamina E).
- Conserva el sistema nervioso en buen estado.
- Beneficia la salud de la piel, e incluso previene afecciones cutáneas.
Pescados Magros y blancos.
Este grupo incluye a la merluza, lenguado, trucha o bacalao y, como se mencionó anteriormente, su nivel máximo de grasa es del 15%. Su principal beneficio es que contiene pocas calorías y abundantes proteínas, cualidades que lo convierten en un alimento muy recomendable para bebés y niños.
Su carne magra es de fácil digestión y aporta múltiples nutrientes, como vitaminas del grupo B y minerales (fósforo, calcio, hierro, yodo y cobre).
Entre sus beneficios:
- Su consumo es ideal para incorporar en regímenes de adelgazamiento.
- Aliado para reducir los niveles de colesterol LDL (malo).
- Previene el riesgo de enfermedades cardíacas.
- Fundamental para incorporar en la dieta de niños y personas convalencientes.
- Es fuente de fósforo, mineral indispensable para el funcionamiento de las células nerviosas y en las etapas de crecimiento, así como en la vejez, y junto con el calcio ayuda a prevenir la osteoporosis.
- Aporta hierro, necesario para prevenir estados de anemia.
- La presencia de yodo evita la mayoría de los casos de hipotirodismo asociados a dietas desequilibradas.
Maria Belleza y Salud.
Registro automático