¡¡Condenado a muerte!!
Hace meses, un individuo que se ufanaba de exitoso… ¡fue sentado en el banquillo de un Juez!, acusado de varias omisiones y de ser un adicto al trabajo, luego de un juicio sumario, el inapelable tribunal… ¡lo Condenó a Muerte!... a sus cómplices- que también los había-, los sentenció a penas menores, la parte resolutiva de la severa sentencia, se basaba en un certero pensamiento de Leonardo da Vinci… ¡Quien no ha cuidado, ni querido a su propia vida…¡tampoco la merecía!,
Ante tal argumento, la ablación por Radio-Frecuencia, sus Abogados defensores y los retro virales se negaron a defenderle y… lo abandonaron.
Solo y cabizbajo aceptó la sentencia,… ¡Yo debo haber nacido… un día en que Dios estuvo enfermo,-pensó- recordando a Vallejo.
Los jueces al verlo desolado le preguntaron…Sentenciado, ¿tiene Ud. Algún pedido que hacer?,
El Hombre abrumado por los por los acontecimientos se puso de pie y dijo…” Señor Juez, sólo quiero, que me permita morir con dignidad…trabajando hasta el último día de mi Vida”,
El Tribunal le concedió tal postrero deseo.
El Hombre agradeció y se echó a trabajar como lo había hecho siempre y como si no pesara ninguna sentencia sobre él, día tras día las Transaminasas y fosfatinas subían, hora tras hora la bilirrubina indirecta lo volvía ictérico, semana tras semana asistía a su trabajo mientras sus hepatocitos morían, cansado, flaco e ictérico, sin ilusiones, sin hepatocitos sanos y rodeado de lágrimas, que eran como gotitas de ácido sobre sus heridas inesperadas, con las venas a punto de estallar en el sistema portal…hasta reclamaba que sus verdugos se ocuparan de él.
El día de la sentencia llegó…como llegan todas las fechas, trabajó tal como lo solicitó, hasta un martes 14 de Octubre cerca de las 8 de la noche, una hora después ya estaba siendo llamado por el Tribunal…acudió casi feliz… a las 3 de la madrugada del 15 de Octubre del 2008, los verdugos se aprestaban a cumplir la sentencia inapelable del Tribunal, recibió los santos óleos, pidió que sobre su pecho estuviera una estampita de la Virgen de Shoenstatt, se despidió de su mujer y sus hijos, se acostó en la Camilla y cerró sus ojos pensando que era para siempre …
Cuando los volvió abrir, en una Unidad de Cuidados Intensivos,…el inmenso Dios de la Vida le sonreía,… ¡estaba Vivo!, los rayos del Sol asomaron en el abismo polar de sus tinieblas, los labios temblaron y las palabras callaban,… ¡Dios lo había Indultado! Y un generoso donante anónimo aplaudía... ¡El brillo de la Luz y la Fe se habían intensificado en las Tinieblas…las Tinieblas nunca conseguirán vencerlas!
Miguel Palacios Celi
Superinteresante! y verdadero! Esto nos enseña que debemos trabajar, pero tambien cuidar nuestra salud mental y física para poder disfruta de la vida. Espero que siga escribiendo, doctor, aunque no se considere un escritor, lo hace muy bien
Registro automático