Criterios de Evaluación - Elementos objeto de evaluación y actuaciones evaluadoras
La evaluación de procedimientos básicos implica que el profesorado tenga una representación adecuada de cuáles son sus elementos característicos, ya que deben ser objeto de evaluación. En este sentido, hemos tratado de elaborar un modelo representativo de los componentes esenciales de los procedimientos básicos que sirva de referente para decidir qué evaluar y cómo hacerlo. En este modelo se relacionan los elementos genéricos de los procedimientos básicos con algunas actuaciones de evaluación que el profesorado puede realizar en el aula. Nuestro objetivo, en este caso, es poner de relieve lo común del aprendizaje de todos estos contenidos, aunque se trate de una propuesta que posee limitaciones importantes, fundamentalmente las que se derivan de la variedad de procedimientos básicos y de los contextos de conocimiento y actividad en que se realizan. La evaluación de procedimientos valora si el alumno llega, en tareas diversas, a la finalidad planteada, el grado de dominio y control de la propia actividad y el de conciencia y conocimiento que éste posee del proceso. Desde este punto de vista, no todos los criterios e indicadores de evaluación son igualmente efectivos para lograr que el alumno oriente y regule intencionadamente su actividad, ajustándola a los objetivos previstos. Los que tienen un claro carácter funcional son los que mejor le ayudan; es decir, los que le permiten representarse la calidad que debe tener la actividad procedural en el contexto de la tarea o la actividad didáctica en el aula (según los objetivos previstos, las condiciones de trabajo, los medios y materiales de que dispone, el clima del aula, las ayudas del profesor, etc.). El formato de la tarea de evaluación, el orden de presentación de los datos, el grado de pautación de la ejecución, la coherencia que la tarea de evaluación guarda en relación a lo que se ha venido trabajando en clase, la existencia de criterios de evaluación explícitos y el tiempo de que dispone, ayudan al alumno a representarse con mayor o menor claridad qué hacer y a regular la propia actividad. Durante la actividad de evaluación, el profesorado puede planificar momentos de reflexión y análisis del proceso que justifique determinados reajustes. El alumno puede valorar qué ha funcionadomejor y qué puede mejorarse. Dado que, como decíamos, la ayuda del profesor puede ser en muchos casos el único modo que el alumno tiene de manifestar el grado de aprendizaje de este tipo de contenidos, la comunicación del resultado de la evaluación incluirá el tipo y grado de intervención del profesor o de los demás compañeros y las condiciones de la tarea: «María es capaz de informar de cómo mide la superficie del patio siguiendo la pauta marcadapor las preguntas del profesor». Por ejemplo, describir para un alumno de Educación Infantil puede suponer, inicialmente, realizar un seguimiento activo de la actividad de señalar y nombrar elementos que realiza el profesor y participar, nombrando, a su vez, algunos que conoce; más adelante, ante un tarea semejante, este alumno puede desempeñar un papel más autónomo, imitar lo que aconteció en tareas anteriores e ir revisando la descripción a partir de las indicaciones concretas que recibe del profesor. Un alumno de Primaria suele poder dirigir su actividad guiándose por el enunciado escrito de la tarea y es capaz de tomar decisiones sobre los criterios que han de guiar la descripción, regular los pasos del proceso, evaluar la efectividad del mismo y completarlo en el sentido que muestra la valoración realizada. Un alumno al final de la etapa suele poder describir no sólo hechos (reales o imaginarios), sino también sistemas, situaciones complejas y procesos. EN CONCLUSION: Las condiciones que hacen posible un proceso de enseñanza-aprendizaje basado en un enfoque constructivista logran también las de una práctica de evaluación adecuada a la naturaleza de este tipo de contenidos. En cualquier caso, tal como hemos intentado mostrar, evaluar procedimientos básicos es el resultado de una tarea de equipo de profesores que planifica la enseñanza de estos contenidos simultáneamente, en ámbitos de conocimiento curricular interdisciplinares y específicos. Fin almente, la evaluación de dichos contenidos no puede realizarse sin valorar que su utilización supone para el alumno una actividad estratégica: personal, intencional y contextualizada. El dominio de estos saberes supone, a la vez, el de las habilidades implicadas en un proceso estratégico.
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