Reinventando la educación: ¿Es un reto para los docentes o la familia retomar los valores?
No son buenos tiempos para los docentes. El mundo de los adultos y el de los jóvenes parecen cada vez más lejanos; hemos tenido un periodo de olvido de los valores y fue el tiempo transcurrido implacable con el desarrollo de nuestra sociedad. Creímos ser de primer mundo y la realidad nos alcanzo, perdimos tiempo valioso que nos puso en desventaja a otras naciones y es esa misma desventaja la que nos rezaga y ese modelo formado en nuestra mente nos puede convertir en personas perdedoras.
El 3 de Diciembre de 2013, los noticieros se encargaron de darnos la noticia: El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) nos ubicó como uno de los países peor evaluados en educación. El Informe PISA se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de unos exámenes que se realizan cada tres años en varios países con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos. Este informe es llevado a cabo por la OCDE, que se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años.
Creemos que los docentes son los culpables del abandono y del fracaso escolar y, en general, del bajo nivel intelectual de sus alumnos. Aunque lo más grave es que también se les culpabiliza de algunos de los problemas sociales más importantes: de los altos índices de paro, de la poca participación de los ciudadanos a favor de la comunidad, de que tantos jóvenes no tengan expectativas de futuro y, en consecuencia, que ni estudien ni trabajen.
Sin embargo el problema va mas allá de los docentes, sería una gran injusticia (aunque son parte del problema) ya que ellos solo tienen una ínfima parte de esa gran responsabilidad. En realidad, la culpa es de la sociedad; si, de esa sociedad de la cual somos parte tú y yo: todos. La sociedad en su conjunto, una sociedad afectada por una enorme crisis de VALORES. Sabemos, porque somos parte de él, que en nuestro mundo se ha priorizado el éxito vacio ante el reconocimiento al trabajo bien hecho, la innovación fue por mucho tiempo mal vista, se busca la inmediatez, todo tiene fecha de caducidad. ¡Estos son los valores que nuestra sociedad transmite a sus futuros ciudadanos!
Nuestros jóvenes son arrastrados por una sociedad consumista, elitista, donde aquel que no cumpla con los requisitos de moda será exiliado por la mayoría; hay que convertirse en uno más, de lo contrario será rechazado con el daño emocional que esto conlleva; me surge entonces otra pregunta: ¿Es la familia entonces la culpable?
Cuando dialogamos con los adolescentes sentimos que se han transformado, que habitan un mundo diferente al que nosotros intentamos proporcionarles y en el cual deseamos que vivan. Pero no es así, ellos quieren libertad y espacios propios, sin la presencia de adultos que los vigilen y reprendan o critiquen por lo que hacen o dejan de hacer. Se sienten grandes y buscan con ansia una musculatura que fortalezca su cuerpo, vestir a la moda con ropa entallada que llame la atención del sexo opuesto. Lo malo es que muchos de ellos en su afán de llamar la atención, se olvidan de cultivar su inteligencia y fortalecer los valores que propicien buenas relaciones con su familia y con las personas que les rodean, aunque sean menores o mayores que ellos.
¡Sí!, los docentes tienen mucho trabajo que hacer, cualquier persona que se dedique al noble arte de enseñar debe entender que educar es una actividad muy emocionante, como montar en una montaña rusa, pero que educar también es emocionar, porque implica a las emociones, a los sentimientos, a los VALORES, a lo más intimo y profundo de la persona: sin emoción no hay aprendizaje. En este sentido, para un docente es tan importante el dominio de su materia, como lo es ser emocionalmente inteligente: enseñamos a leer, a escribir y a sumar pero, inevitablemente, también enseñamos a ser.
Así es que hoy, si queremos una sociedad mejor, deberíamos reconocer el papel de los docentes en la construcción del futuro de esa misma sociedad de la que hoy somos parte esencial, debería concedérseles la importancia y el prestigio que merecen las personas que educan y enseñan a las personas y a los ciudadanos del futuro.
¿Queremos una sociedad que retome los valores? Así es que hoy, y de cara a la realidad en que vivimos, la pregunta no es qué les espera a nuestros adolescentes, sino ¿Qué nos espera a nosotros que no los comprendemos ni los sabemos orientar por el rumbo que consideramos correcto? ¿Qué debemos hacer para entablar comunicación con ellos y ganar la confianza y credibilidad para que nos escuchen y les agrade acompañarnos en la construcción de esa gran sociedad que necesitamos?
Esa es la gran pregunta fundamental y eso es lo que debemos analizar y comentar antes de enojarnos con los jóvenes y de violentarlos con gritos destemplados que, lo único que logran, es alejarlos más de nosotros diluyendo esa esperanza que nosotros mismos creamos. Finalmente, siempre estaremos a su lado cuando nos necesiten, son nuestra familia. Así que más vale que nos apuremos y tratemos de entenderlos y ponerlos de nuestro lado ahora y no cuando sea demasiado tarde.
José Manuel Frías Sarmiento/José Ignacio Barreras Salcedo. (2014). Multiversidad management. México: Emiliano Millán Herrera.
López, M.A. y Grandío, A. (2005). Capital humano como fuente de ventajas competitivas. Algunas reflexiones y experiencias. España: Gesbiblo, S.L.
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