¿Enfoque o desenfoque educativo?
Cuando escuchamos comentarios sobre la educación en algún país del hemisferio sur del planeta, y especialmente en latinoamérica, casi siempre encontraremos críticas a los profesores. Pero debemos observar que muchas de las críticas que son lanzadas al aire no tienen sustento y carecen de toda legal justicia. Por ende las críticas siempre deben servir para mejorar, con lo cual se puede dar un empuje positivo a la educación en ese lugar.
Uno de los complejos problemas a los que tenemos que atender para dar solución es precisamente la imperiosa necesidad de educar, más aún cuando en el nivel básico primario además debemos formar. Y esto es poruqe las diferentes etapas en que nuestra sociedad ha ido cambiando, también ha producido una ruptura en la formación contínua y precisa que los padres de familia debemos dar a nuestros hijos e hijas. La necesidad de trabajar por un ingreso económico mejor y mayor, ha separado de los padres su obligación moral y legal de brindar a sus descendientes una formación sólida y plena de valores. Lo cual se advierte en las aulas cuando los alumnos y alumnas muestran conductas y patrones de indisciplina, a más de una "inapetencia estudiantil". ¿Dónde quedaron aquellos maestros del hogar?
Si la situación política en cada país muestra que cada gobernante y partido respectivo precisa de colocar "su" plan de gobierno, no deja de tomar en cuenta el ámbito educativo, y es así que padecemos contínuamente de cambios en la política educativa del país en el que vivimos. Los enfoques educativos que presentan estos planes de gobierrno muchas veces no refleja una realidad ni necesidad conforme los plantean. No responden a un diagnóstico ni análisis verdadero de nuestro país. Y ello conlleva a un despilfarro de dinero de las arcas del Estado para "imponer" modelos muchas veces obsoletos, otras veces regresivos, otras desubicados de la realidad nacional y regional; y todo por qué, pues son gajes de los "convenios y acuerdos" que nuestros gobernantes realizan con otros países y/o potencias del orbe.
Lo lamentable es que tanto los profesores como los alumnos y alumnas son los que debe "pagar" con estos cambios y aún más dramático se vuelve cuando pensamos que ellos (los párvulos) están en pleno proceso de formación.
Entonces, decir que los planes educativos deben seguir por décadas, sería algo esperable y menos perjudicial, dado que cada gobierno permanece alrededor de cinco años y cada quien (gobernante) cambia estos planes de acuerdo a sus "intereses partidarios".
Debemos fomentar que la legislación educativa contemple un análisis concienzudo del diagnóstico obtenido en nuestra tierra y no de otros lugares, donde se hace evidente que han tenido éxito al implantarlo, pero que aquí no hace sino traer abajo la labor desempeñada por los docentes en las aulas.
Darío Enrique
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