El músculo I. Protagonista del movimiento
Hace unos días Escucha Tu Cuerpo cambió su imagen. Ha aparecido una nueva categoría, “En movimiento”, con la intención de ir introduciendo dos guías teórico-prácticas, una de ejercicios y otra de estiramientos. ¿Quién crees que será el protagonista? Evidentemente será quien genera ese movimiento, el músculo. Permíteme presentártelo, porque a partir de ahora, que sé que estás progresando en el hábito de la vida sana, tendréis que ser amigos. Conócele, para poder trabajar con él, saber escucharlo cuando intente hablarte, explicarte sus sensaciones, y saber como pedirle respuesta cuando quieras algo de él o lo necesites.
Qué es un músculo
Podemos entender al músculo esquelético (el que pertenece al aparato locomotor), como una estructura independiente con una función básica (aunque no única), generar movimiento entre dos huesos, mediante una o varias articulaciones. De este modo, el músculo se presenta como un cuerpo flexible, como una goma elástica, que nace en un hueso (origen) y se ancla en otro (inserción), sobrepasando durante su recorrido el punto de unión entre ambos huesos, la articulación. Es en la articulación donde realmente tendrá lugar el movimiento.
La característica esencial del músculo es su capacidad de contracción y relajación. Si se contrae, el músculo traccionará desde su origen hacia su inserción, acortando su longitud, aumentando su volumen y aproximando sus extremos. Si se relaja, no ejercerá tensión alguna entre origen e inserción y éstos tenderán a alejarse; el músculo se alarga y pierde grosor.
A lo largo de su recorrido, el músculo se dividirá en dos partes básicas: tendón y vientre muscular. El tendón es la parte que se ancla al hueso, siendo una especie de tejido híbrido, “medio hueso” por su dureza y consistencia, “medio músculo” por su flexibilidad y potencial contráctil. Es la parte blanca del músculo, habiendo en su interior poca circulación sanguínea y gran cantidad de terminaciones nerviosas. El vientre muscular se localiza en la parte central del músculo, entre sus tendones de origen e inserción. Es rojo, muy variable en longitud y volumen (contracción/relajación) y con gran cantidad de vasos sanguíneos.
De qué se compone un músculo
Está formado por la unión de miles a millones (dependiendo del músculo) de sus unidades celulares básicas, las fibras musculares. Éstas se unen tanto a lo largo como a lo ancho, constituyendo pequeños grupos de fibras llamados fascículos o haces musculares, a su vez también conjuntados uno al lado del otro hasta formar el músculo en sí. El hecho de separar las fibras en diferentes fascículos es un método preventivo de cara a una posible lesión. Si el músculo estuviera formado por un sólo fascículo, en caso de rotura se quedaría totalmente discapacitado para realizar su función motora.
Cabe decir que la fibra muscular se divide en estructuras funcionales todavía más pequeñas, las mofibrillas. No entraremos en detalle, ya que nos desviaríamos de nuestro objetivo.
Cómo se contrae un músculo
Otro actor, el nervio. Un músculo se contrae gracias a un estímulo eléctrico, un impulso nervioso. La orden de contracción proviene del sistema nervioso central, formado por encéfalo y médula espinal. Este estímulo se produce de manera voluntaria, cuando queremos generar un movimiento, o involuntaria, como consecuencia de un reflejo (generalmente defensivo), pero a veces también por una anomalía nerviosa, provocando lo que llamamos contractura (contracción involuntaria sostenida en el tiempo).
Esta anomalía puede proceder de dos fuentes. Una fisiológica, en la que el nervio ha sido irritado, lesionado o comprimido por alguna otra estructura del cuerpo (una articulación, un músculo, una inflamación,…). Otra emocional, como vía de escape de una actividad nerviosa excesiva, generando estímulo de contracción a diferentes músculos del cuerpo, generalmente cercanos al sistema nervioso central (cabeza, cuello y espalda).
En la contracción del músculo también es trascendental el equilibrio químico de sus células. Tanto para la contracción en sí como para la transmisión del impulso nervioso, la composición química de la fibra muscular tiene que ser óptima, siendo especialmente significativo el papel que juega el agua, así como los elementos Calcio, Sodio y Potasio. De ahí la importancia de una buena alimentación e hidratación para mantener una buena salud muscular. Una disfunción ligada a este equilibrio químico es el típico calambre o rampa, un espasmo muscular momentáneo originado generalmente por fatiga y deshidratación del músculo.
Cuando el nervio está lesionado totalmente, la contracción muscular es literalmente imposible. Sea por su sección (el nervio se ha “roto”) o por una patología (esclerosis múltiple, poliomielitis,…), la no actividad neuronal sobre un músculo impide totalmente su función. Entonces la única actividad eléctrica posible sobre el músculo es la electroterapia. Utilizada en fisioterapia con el objetivo de mantener el volumen y tono del músculo, no suele ser muy efectiva, y desafortunadamente el músculo acaba por atrofiarse y prácticamente desaparecer. Falta algo, la razón de ser del músculo, el movimiento.
Así que, como ya has visto otras veces, músculo y movimiento van de la mano. Pero, aunque dicho movimiento sea la función muscular básica, hay otras funciones. ¿Quieres saber cuáles son? Sigue atento a Escucha Tu Cuerpo.
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