El músculo II. Sus funciones
Enumeremos las funciones del músculo. Como ya vimos, la principal es:
1. Movimiento: mediante su contracción/relajación, el músculo moviliza los huesos a través de las articulaciones.
Además, la actividad muscular influye directa e indirectamente sobre otros aspectos del organismo. El resto de funciones que lleva a cabo son:
2. Estabilidad: o también podríamos decir la estática, la postura, el equilibrio,… es decir, el mantenimiento de una posición. Aunque no haya movimiento, la gravedad sigue actuando sobre nuestro cuerpo y ciertos músculos, dependiendo de nuestra posición, tendrán que mantenerse en contracción mientras son ayudados por otros tejidos como ligamentos y fascias. Es importante que tu musculatura también sepa actuar en estos casos, tanto a nivel de higiene postural como para que ciertas fuerzas no recaigan solamente sobre el esqueleto. Por ejemplo, al ejecutar una sentadilla, es muy importante mantener contraido el transverso abdominal, para que las vértebras lumbares no se encuentren “solas” sosteniendo toda la carga. La estabilidad es uno de los aspectos más trabajados en disciplinas como Pilates, yoga, tai-chi, entrenamiento funcional, entrenamiento de Core-stability, corrección postural,…
3. Circulación sanguínea: el músculo, sobre todo su vientre, es uno de los tejidos con más vasos sanguíneos del cuerpo humano (de ahí su color rojo). Estos vasos sanguíneos pasan a través del músculo. Si lo haces trabajar provocarás más circulación en esa zona. La sangre viajará mejor hacia ese músculo (necesita oxígeno y nutrientes) y a través de ese músculo (para llegar a otros músculos). Si no trabajas tu musculatura, tu sangre queda “estancada” y puedes facilitar el inicio de ciertas disfunciones circulatorias, como la aparición de varices.
No debes olvidar que, al igual que un músculo sano facilita la circulación sanguínea, también es importante que sea un músculo flexible, nada rígido. Cuando un músculo tiene demasiado tono muscular (pudiendo llegar a la contractura), se endurece y la sangre no circula de forma fluida. Es aquí donde son muy importantes los estiramientos y, por qué no, algún masaje de vez en cuando.
4. Circulación linfática: del mismo modo que los vasos sanguíneos, los linfáticos también transcurren a través de la musculatura. Al ejercitar tus músculos, también activas dicha circulación de la linfa, y tu organismo lo tendrá aún más fácil para deshacerser de las toxinas y residuos acumulados. Así que el ejercicio será indispensable para tratar, por ejemplo, problemas linfáticos como la retención de líquidos o la celulitis.
5. Temperatura: aspecto muy ligado a la circulación sanguínea, la cual se ve aumentada cuando el músculo trabaja. Pues bien, este aumento de circulación también provocará un incremento de la temperatura del músculo y sus alrededores. Los músculos dan calor. A veces, anomalías como el síndrome de pies fríos o manos frías tienen relación con una musculatura débil y con poca capilarización. Para estos casos, se suelen encontrar mejoras con el ejercicio físico.
6. Protección: pues sí, también nos protegen. Más que nada a nuestros huesos. Duele la espinilla (la tibia) cuando te das un golpe ¿verdad? Lógico, al ser una de las pocas zonas del cuerpo donde sólo encontramos hueso y piel. En todas las zonas donde hay musculatura, ésta sirve de protección al hueso que queda por debajo.
7. Actividad neuronal: un músculo activo también hace trabajar al cerebro (simplificando). Para cada instante en que un músculo se contrae, el sistema nervioso tiene que gestionar muchísima información. Tu cerebro no sólo trabaja cuando piensas, lees, estudias,… también cuando haces ejercicio.
Han salido unas cuantas ¿no? Y en realidad, hilando fino podríamos encontrar muchas más, ya que también son “ayudantes” de otras funciones orgánicas como respirar, realizar una buena digestión, masticar,… todas relacionadas con su función primaria: el movimiento.
La conclusión no debe ser más que entender la importancia de una buena salud muscular, ya que puede ayudarnos en muchos aspectos. Y no sólo eso, sino comprender que el cuerpo es una unidad, un todo. Tendemos a separar demasiado lo que son la mente y el cuerpo, lo intelectual y lo físico, lo interno y lo externo,… pero como hemos visto el músculo no sólo mueve; también hace circular, protege, calienta y hace trabajar al sistema nervioso. Ser radical en esas diviones es un error. Todo está relacionado, cada parte necesita de las demás y las demás la necesitan a ella.
No dejes tu salud física en el último cajón. Es igual de importante que todo lo demás. Y el músculo es la parte activa de tu físico, así que cuídalo. Busca el equilibrio. Escucha tu cuerpo.
Escucha Tu Cuerpo
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