Trabajo abdominal 2.2: el cómo. Control + especificidad
Para que el ejercicio abdominal sea eficaz y correcto, éste debe caracterizarse por dos constantes. La primera: el control. Debes controlar en todo momento el movimiento que estés ejecutando, centrándote en las sensaciones que te transmite tu abdomen. Es fundamental que el control sea incesante, no sólo para conseguir que el ejercicio sea eficiente, sino también con el fin de no lesionarte. No vale estirarse en la colchoneta y empezar a mover el cuerpo de cualquier manera. Controla ese movimiento.
Este control te acercará a la segunda constante: la especificidad. Los ejercicios abdominales suelen ser de los más complicados a nivel de especificidad, de análisis. ¿Qué es un ejercicio analítico? Un ejercicio es analítico cuando se consigue trabajar realmente el músculo o grupo muscular que pretendemos trabajar, sin la implicación de otros músculos que “ayuden” a realizar el movimiento (hacer trampas). Por eso es normal que, según el ejercicio que hagamos, notemos más trabajo, incluso molestias, en las piernas, o en la espalda, o en el cuello,… en cualquier parte menos en el abdomen. ¿No me dirás que no te ha pasado alguna vez? Y todo por intentar hacer florituras al entrenarlo. Parece como si cuanto más circenses son los ejercicios abdominales más eficaces.
Ese intento de “supervariar” el entrenamiento abdominal es el culpable de que su especificidad sea el punto débil de dicho entrenamiento. Al abdomen se le suele dar más importancia que al resto de grupos musculares, y en mi opinión es un error. Es igual de importante que los demás, recordando que es parte de un todo. Aunque también hay que decir que acostumbra a ser de los grupos musculares más atrofiados (de la cama al coche, del coche a la silla, de la silla al coche, del coche al sofá y del sofá a la cama). Como es “más importante”, lo entrenamos más. Lo entrenamos tanto que nos aburrimos. Y necesitamos cambiar constantemente de ejercicios e inventarnos cosas nuevas que hacer con los brazos y las piernas mientras intentamos hacer una flexión del tronco.
La realidad: acabo por no saber qué tengo que hacer con los brazos, con la cabeza, con las piernas, con el abdomen,… pierdo el control, no soy analítico en mi ejercicio. Consecuencia asegurada: no hay resultados. Consecuencia probable: me lesiono.
Asegúrate de que puedes controlar completamente los ejercicios de tu rutina abdominal, a la vez de conseguir que éstos sean analíticos, específicos. Si no es así, quizás tengas que replantearte cambiarlos o pedir ayuda a un profesional para que te enseñe a realizarlos de manera correcta. Empieza por ejercicios simples, sencillos. Con el tiempo podrás hacer ejercicios más complejos sin afectar a tu técnica.
¿Serás analítico en tu entrenamiento abdominal? ¿Centrarás tu atención en la ejecución del ejercicio? Sólo te falta una cuestión para saber cómo hacer abdominales: la respiración. Continuará…
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