Ejercicio ¿sin esfuerzo?
El ejercicio físico no deja de ser un mero estímulo. El principal objetivo de cualquier ejercicio o entrenamiento no es más que solicitarle al cuerpo una adaptación para lograr repetir esa misma acción en un futuro de manera más eficiente de como la está ejecutando hoy. Y para que el entrenamiento pueda llegar a estimular a nuestro organismo, como mínimo tiene que cumplir una norma: ESFUERZO.
Si quiero lograr que mi cuerpo se estimule mediante actividad física no tengo otra salida que ponerle en un compromiso. Tengo que dejarle bien claro que quiero lograr un objetivo. Una meta a la que ahora mismo mi cuerpo no puede llegar. Si el cuerpo se ve lo suficientemente capacitado para realizar la acción que le proponemos, no tendrá nada nuevo a lo que adaptarse y no pondrá en marcha ninguno de sus sistemas para lograr un cambio en su funcionamiento.
De esta forma, cuando entreno levantando peso, éste debe ser el suficiente para llegar a un punto de fatiga considerable. El mensaje que mando es “¡Eo! La semana que viene quiero poder levantarlo más fácilmente, ¿de acuerdo?”. Cuando hago ejercicio cardiovascular para quemar algunas calorías, un poco de bici por ejemplo, tiene que ser a un ritmo importante. Sino, ¿cuántas calorías voy a quemar? ¿Cuatro? Y cuando hago un estiramiento o un ejercicio de movilidad tengo que intentar llegar a ciertos límites para que mi cuerpo pueda adaptarse a ese nuevo rango de movilidad, a esa nueva posición. Sino siempre se quedará en la que ya tiene.
Así que, cuando un anuncio te diga “equivale a 3000 abdominales sin esfuerzo” o “tu postura mejorará sin esfuerzo“, no compres; no quiero ni pensar en lo que cuesta hacer tantas abdominales, ni mucho menos los meses de trabajo constante que se necesitan para mejorar un poco una mala postura. Cuando en una revista lees “una dieta que te permite adelgazar 10 kilos en un mes sin esfuerzo“, no sigas leyendo; una dieta comporta un cambio de hábitos y ¿sabes lo que cuesta cambiar un hábito? Y cuando te proponen actividades físicas como el Tai-chi, Pilates o Yoga sin esfuerzo… no existen; cómo se nota que poca gente sabe realmente lo dura que es una seria de Pilates o conseguir hacer perfectamente una sola posición de Yoga.
Por lo tanto, el ejercicio tiene que caracterizarse por un esfuerzo, una fatiga… el estímulo para la adaptación y mejora. Olvídate de cualquier actividad carente de esfuerzo. En el esfuerzo residen los resultados. Y en el esfuerzo se origina el valor de las cosas. ¿Qué valor tiene algo que no te ha costado algo de esfuerzo? Ninguno.
¿Te entregas cuando entrenas? ¿Acabas cansado? ¿O has ido a pasar el rato? Esfuérzate y los resultados llegarán muy pronto.
Escucha Tu Cuerpo
Registro automático