Estírate… muscularmente hablando

Estamos sometidos diariamente a diferentes cargas externas, acumuladas en nuestro sistema muscular en forma de tensión. Esta tensión puede tener dos orígenes:

- Físico: ya sea por exceso de movimiento, cuando realizamos un gesto de forma repetitiva en nuestro trabajo, practicando algún deporte,… o por falta de movimiento, sumando horas de “parálisis postural” delante de un ordenador, de pie detrás de un mostrador,… - Emocional: intentando desviar nuestro estrés hacia la musculatura de la parte alta de la espalda, somatizando nuestra ansiedad apretando fuerte la mandíbula y las manos mientras dormimos,…

De inicio, dicha tensión sólo producirá efectos meramente musculares, incrementando el tono muscular (su tensión en reposo), aumentando la aparente dureza de éstos y a veces, no siempre, produciendo dolor a la palpación.

Con el tiempo, el músculo acumula tanta tensión que modifica su estructura, reduciendo su longitud, dando lugar al que será nuestro gran enemigo, el acortamiento muscular. Por un lado seremos más propensos a padecer dolor muscular o articular, incluso convirtiéndose en frecuentes nuestras cervicalgias, lumbalgias, tendinitis, y otras lesiones musculares. Por otro lado nuestra movilidad disminuirá, la presión dentro de nuestras articulaciones se intensificará y nuestra degeneración natural será aún más rápida.

La práctica de estiramientos musculares nos ayudará en ambos casos:

- Compensará las sobrecargas a las que estamos sometidos, liberando a nuestra musculatura de las tensiones del día a día. - Nos ayudará a mantener la longitud saludable de nuestros músculos o, en su defecto, a recuperarla.

De este modo, los estiramientos musculares pueden convertirse en la base no sólo de nuestro bienestar diario, sino también de la prevención de padecer lesiones musculares comunes, así como ralentizar el desgaste de todo nuesto aparato locomotor.

Incluye estiramientos en tu entrenamiento y en tu vida. Son básicos para una buena salud muscular.