Cuando Tus Hijos Se Van

En realidad hay que aceptarlos con esa condición, luego hay que criarlos con esa idea y finalmente hay que asumir esa realidad. Por supuesto no es que se van... en realidad es que la vida quien se los lleva. Tú ya no eres su centro. Tú  no eres propietario, eres consejero. Tampoco diriges, aceptas. Ya no mandas, acompañas. Ni haces  proyectas, respetas. Claro esta que ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas. A ellos ya les crecieron alas y quieren volar. También les han crecido  las raíces y maduraron por dentro. Se les ha pasado las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón. Han mirado de frente la vida y sintieron el llamado, para vivirla por su cuenta.  Ellos ya saben que son capaces de las mayores aventuras, y de la más completa realización. Ya buscarán un amor, que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir. En el caso de que sea como  primera experiencia fue equivocada, tendrán la sabiduría y las fuerzas para soltarlas, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía. Bueno diré que  ya no les caben las raíces en tu maceta, ni les basta tu abono para nutrirse, ni tu agua para saciarse, ni tu protección para vivir. Ellos quieren crecer en otra dimensión, desarrollar su personalidad, enfrentar el viento de la vida, al sombro del amor y al rendimiento de sus facultades. Encontraron y tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan desandarlo, tienen alas y quieren abrirlas. Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel. Alégrate  personalmente  por que tú quedas siempre en su interior aunque cambies de lugar.