Merlin: Maestro del caballero medieval

De entre todos los personajes de la leyenda de Arturo, Merlin es el más complejo, y por lo tanto el más complicado de comprender. No en vano, algunos ven en él cualidades divinas, y le consideran más que un hombre, como un espíritu que responde ante fuerzas superiores …y que tiene un propósito más elevado.

  Si bien es cierto que en la literatura existen otras figuras con claras semejanzas, como por ejemplo Gandalf en El Señor de Los Anillos, algunas características y aspectos de Merlin lo convierten en un personaje único.

Algunas fuentes/interpretaciones le describen como un hechicero pagano. Otros, como ya he dicho, creen que se trata de un ser inmortal, nacido de la propia magia y que camina  por el mundo con un propósito desconocido por todos salvo por él mismo.

Y bien consigue Merlin mantener sus propósitos en secreto.

 Decir que el objetivo de Merlin es el de ayudar a Arturo a convertirse en un digno rey para Camelot sería ver solamente una cara de la moneda. Sí, desde luego que esto está entre sus planes, y es algo en lo que pone todo su empeño, y de ahí que se convierta en consejero, mentor y guía tanto de él como de sus caballeros. Pero Merlin cree que un caballero medieval es mucho más que un hombre hábil con la espada, y que se llena la boca de palabras tales como honor, valentía y justicia.

 Se ha dicho que Merlin ve en el corazón de los hombres, y debido a sus altas virtudes es capaz de ver a través de la vanidad, de la ambición y del engaño con la misma facilidad que un gato ve en la noche, y a menudo previene a Arturo y a los caballeros contra el poder de tales sentimientos destructivos.

Él sabe mejor que nadie que todo lo que es bueno tiene un precio que hay que pagar. Y al final del día, lo que verdaderamente importa es descubrir si pagar este precio merece la pena o no.

 Pero cuando ve que sus consejos no son escuchados, y que tales sentimientos perduran en el corazón de los hombres aflorando una y otra vez, Merlin decide privarle a Arturo de todos los dones que él mismo le ha otorgado, por verlos convertidos en una pesadilla, entre ellos Excalibur y sus sabios consejos.

 A diferencia de Gandalf, Merlin posee una parte oscura y vengativa, capaz de quitar lo que ofreció, y de castigar la ignorancia cuando es auto impuesta.

“Existe un único bien superior, y  es el conocimiento. Y sólo un mal superior, y es la ignorancia”

Estas palabras no son de Merlin, pero sin duda que estaría de acuerdo con ellas.

 Esta faceta oscura suya no está presente en todas las versiones del ciclo artúrico. Pero conviene apuntar que en algunas leyendas Merlin es engendrado por el demonio Asmodio (Asmodeus), un espíritu corrupto que pervierte a la célibe hija de un rey menor de Gales. Según esta creencia Merlin fue en el pasado un ser destructivo cuyo objetivo era corromper el espíritu de los hombres y conducirlos al lado oscuro, pero que termina por convertirse en el redentor, consejero y guía espiritual de su época.

Hay una parte de la vida de Merlin en la que Arturo no tiene cabida.

La magia.

Merlin era druida, hechicero, bardo, chamán y profeta. Se le atribuyen diferentes habilidades arcanas, como conjurar los elementos, gobernar el clima, hablar con los animales, hacerse invisible, predecir el futuro y algún otro.

Estos conocimientos son difíciles de compartir con el cerrado caballero medieval, hombres de ideas fijas y a menudo tremendamente supersticiosos.

  Este hecho hace que algunos sientan recelo, y desconfíen de Merlin y de sus consejos. Algunas de estas preocupaciones también son compartidas por Arturo, quien a pesar de considerarse amigo del mago, a menudo se siente desplazado cuando Merlin no comparte con él todo lo que sabe. La desconfianza de Arturo crece conforme crece la relación entre Merlin y Morgana, y Arturo comienza a pensar que Merlin tiene planes propios en los que él no es más que un peón.

Dudas fundadas o no, lo único que consigue Arturo con esta actitud es acelerar su caída.

 Aunque su caída no es tal, sino más bien un tropiezo en el camino de un hombre que busca cumplir su destino, y que apunta a las hazañas espirituales más elevadas. Esta búsqueda espiritual, defendiendo la virtud y el alma es lo que hacen de él una figura puramente humanista, y un ejemplo a seguir a la hora de alcanzar una realización espiritual plena.

 Sin embargo Arturo ha caído hoy en día en un pozo del que difícilmente podrá escapar: el personaje de ficción. Verás, yo no voy a defender su veracidad histórica, ni tampoco voy a asegurar que es un personaje ficticio, porque no lo sé a ciencia cierta, y basándome en estudios, artículos, datos…bueno, ni siquiera los historiadores pueden dar una respuesta absoluta sobre ello.

 Pero lo que está claro tanto para mí como para los mejores historiadores del mundo es que Arturo fue una figura de una importancia crucial para humanistas y antroposofistas, una figura religiosa a la que muchos dirigían sus oraciones, e íntimamente relacionada con el Cristianismo a través de la Búsqueda del Santo Grial, la búsqueda espiritual por excelencia.

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