Mercadotecnia para una Sociedad enferma

Recuerdo que fue una mañana con la misma aparente rutina de levantarse y hacer las labores propias para irse al trabajo y prender el televisor para escuchar las noticias, y con ello, los inevitables y reiterativos comerciales. Al tiempo en que me veo en el espejo para peinarme y percibir mi obesa figura y como coincidencia, escuchar un producto que puede ayudarme a “metabol…izar”[1] mi organismo y ayudarme a recuperar mi figura, que en el fondo de tanta grasa corporal, ha de estar perdida o apretada. Al momento de ponerme los calcetines y amarrar mis zapatos observo el cansancio de mis piernas y unas arañitas entre verde y azul, para consecuentemente con otro anuncio interesarme en una crema que me ayudará a desvanecer las varices y relajar las piernas[2]. Posteriormente, saliendo del acto natural de la evacuación noto el ardor y la irritación con cierto sangrado, pero ¡Oh  milagrosa casualidad! Con ciertas capsulas me puedo sentar en las nubes[3]. No termino de asimilar mi irritación, cuando el ardor de mi estomago me reclama, y tanto que me gustan las comidas condimentadas y las salsas picantes…y en la retahíla de los largos anuncios, mas oportuno que el chapulín colorado, el omeprazol le da “stop” a la gastritis[4]. Pienso en lo estresante de mi trabajo, y en lo poco que dormí, y escucho un profundo suspiro que me invita a relajarme como monje tibetano “Daaaaaaaaaaalaaaaaay”[5].

 Si bien estos productos naturales parecieran brindar mucha tranquilidad, todavía padezco la suficiente compulsión de contar que me han mostrado ya 5 productos para mis problemas cotidianos… bueno, la verdad de tanto pensar, me dio dolor de cabeza, así que antes de llegar al trabajo, pasare a la farmacia por una mezcla bioelectrónica[6] que con sus potentes activos me ayudará contra la migraña, y sigue la cuenta con seis maravillosos productos.

En medio de trafico y los “clasons” (no recuerdo como se escribe pero ustedes comprenden ¿verdad?), quisiera gritarle al chofer de atrás que cene cereal[7], pero para mi fortuna el semáforo ya se ha puesto en verde. Y de paso, como todavía no he comprado el medicamento que le recetaron a mi esposa en su ultima consulta, y recordando lo caro que es por ser medicamento de patente, verificaré si ya hay de patente vencida, para no lastimar mis bolsillos[8]. Me doy cuenta de que con tanta publicidad, ni puse atención a las noticias, y es tanto mi olvido, que no me acuerdo si están vendiendo pastillas para la memoria, bueno, quizás algún multivitamínico, me ayude a multiplicarme y de paso si tiene panax ginseng, pueda oxigenarme[9]. Llego a mi oficina, y al querer abrir la puerta, me percibo con dolor en mis articulaciones, necesito como de rayo un medicamento con glucosamina, espero que todavía me alcance para comprarlo[10].  Al entrar veo una nota en el suelo y me inclino para recogerlo, y siento el tirón en mi espalda, favorablemente hace algún tiempo tengo una cremita del dueño de mi espalda, que de manera ultra rápida anestesiará la zona adolorida mientras la destensa.[11] Con tantas cosas, me olvidé del desayuno, pero como las sopas no cuentan, es un simple extra de mi agitada reflexión. Perdón, interrumpiere un momento la narrativa, creo que el dulce laxante por fin hizo su efecto[12]… el problema es que todavía no compro mi asiento en las nubes y presiento que puede arderme.

Aquí estoy de vuelta… todo salio bien… aunque el espejo del baño me sigue recriminando al gordo que se refleja… que mas puedo hacer, metabolizar, cereales… quizás deba añadir un aparato que haga ejercicio por mi, ya que no tengo mucho tiempo para hacerlo…imagínense, miles de oscilaciones que fortalecen mi cuerpo, y además ayudan al estreñimiento y a la celulitis.[13]

No hallo las horas de terminar mi jornada, y llegar a casa…ahh, pero estoy tan cansado… y me acuerdo que tengo que cumplirle a mi esposa… cabe aclarar, no es que no pueda, simplemente quiero más… pero, ¿será mejor el coctel para una noche, o las pastillitas?…. Y como no quiero por el momento más familia, pues llevaré unos condones lubricados con gel para aumentar el placer…felizmente creo que todavía no necesito pastillitas azules, ni gano  medallas por llegar primero.[14] Aun que por allí me comentaron que el exceso de triglicéridos afecta la potencia…. Valdrá la pena llevarse también algo de cole…cole[15]…… ah caray, mejor me llevo las vitaminas porque no se si tenga memoria para mañana…. Bendito intestino, se le ocurre a estar hora tener cólicos… Señorita…. Me de ese medicamento que llevo mas 25 años de investigación por parte de nuestro profesionales del imss, por favor….(vaya, vaya, cuando menos de eso si me acorde, pero cómo se llama, cómo se llama?....)[16]

Estimado amigo, ¿te das cuenta cómo estamos? ¿De qué tanta salud gozamos?

Nos invaden decenas de productos para aliviar diversos síntomas, y digo decenas, por que decir cientos y miles sería exagerado,(digo, solo me falto: crema para pie de atleta,  jarabes para la tos, pastillas para los males prostáticos, para las inconveniencias de la menopausia, crema para cicatrices y arrugas, masajeadores, cremas para el acné, -estas nos las mencione, porque hace poquito se me olvido la adolescencia-, productos para verrugas, cremas para infecciones vaginales aunque las niñas se porten bien, fibras, jabones, shampoo para caída de cabello, o bien para el hombre macho, para la caspa, para oscurecer o aclarar el cabello; si tengo baja autoestima, es mi culpa porque productos hay para subirla). Porque por el otro lado, tendría que mencionar también los anuncios de productos que nos han llevado a enfermarnos: comida rápida, alcohol, etc.  Por suerte, ya no anuncian cigarros.

Si ante todo esto, quisiéramos hablar de cierto complot  o conspiración de cómo a través del tiempo, primero nos enfermaron para luego vendernos las aparentes soluciones a nuestros padecimientos, me acusarían de paranoico. Mas, que alguien me explique que está pasando, ¿Por qué estamos tan inundados de anuncios que momento a momento me recuerdan lo enfermo que puedo estar?

Me doy cuenta que vivimos en una sociedad enferma, por doquiera que mire. Porque también las noticias dan cuenta de la cruenta lucha que el gobierno tiene contra la delincuencia y el crimen organizado,  donde nuestros jóvenes pierden la batalla día con día sumidos en adicciones, a la vez que nos hablan del gran número de obesos, diabéticos e hipertensos que tiene nuestro país.

Si, es una sociedad enferma que no siempre tiene la posibilidad de hacerse de las posibles soluciones. Un pequeño ejercicio,  si alguien quisiera auxiliarse con los productos mencionados, sumemos grosso modo el costo aproximado, para calcular cuanto necesitamos:

TOT: $ 7757.00

Bueno, sino quiere el bio- shaker[17], entonces solo serán 2757 pesos (mexicanos) en pro de tu “salud” y de tu autoestima.

Sin embargo, la más grave enfermedad que sufre el ser humano en todo el mundo, tiende a pasar desapercibida, aunque vivamos sus estragos: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,  envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas, todo esto englobado en una palabra que muchos tachan de religiosa, el “pecado”. Puedes hablar de cualquier cosa divertida, graciosa, sin tabúes y esto te hace “open mind”, más cuando hablas del pecado del hombre, eres: fanático, religioso, moralista. Y puede ser que sea religioso y moralista, si pronuncio esto desde la posición  de ver la paja en el ojo ajeno, o dándome golpes de pecho. Mas la realidad es que todos somos pecadores, y muchas veces con tal inconciencia que hasta somos capaces de arrojar la primera piedra. Pecados que nos dañan a nosotros mismos y a seres que nos rodean.

Los medios de comunicación y su mercadotecnia, te han llenado de falsas soluciones, es más en medio de tus mas grandes angustias, hasta te apoyan con consejeros espirituales, astrólogos y vidente que te dirán que tu marido te engaña con una güera. Pero no hables de Dios, de Jesús, porque eso es religión. O bien, esta bien, hablemos de Navidad, o de Semana Santa, pero no pidas que hable de religión, porque cada quien tiene su manera de creer, y “hay que respetarla”, total todos los caminos conducen a Dios…

Pero cuando una mañana, un día, un momento, el Señor Jesús va a tu encuentro porque busca a su oveja perdida, te das cuenta que la religión no ha sido suficiente para darte paz en el alma, o bien, que el  “uso de tu libertad” no te ha brindado la paz, porque el pecado esta allí, esos actos que van contra la voluntad de Dios, pero que tu creías que era hacer tu voluntad, te están causando  sufrimiento.

Puedes tener la posibilidad de adquirir toda la amplia gama de productos, para tratar de aliviar tus problemas físicos o emocionales. Puedes estar sano o enfermo; gordo, escultural o flaco; mas de la enfermedad más grave que padece el ser humano, ¿has podido librarte?

Para el pecado, hace ya tiempo se estableció una “medicina”, una verdadera solución. Por el pecado se pago un alto precio, precio de sangre,  y esta solución esta al alcance de aquellos que decidan creer. Lo has escuchado a través de las tradiciones religiosas, que te dicen que Jesucristo murió en una cruz por ti. Más, muchas veces, como sucede con los productos mencionados en la narrativa, pueden estar al alcance de nosotros, pero no los tomamos. He visto a muchos amigos que tiene su ejecitador, con los mismos kilitos de siempre.

 ¿Cuántos hogares tienen una biblia? ¿Cuántos la leen? Tenemos mucha religiosidad, pero poca convicción.

¿Puedes reconocer el pecado que mora en ti? Puedes darte cuenta  las muchas veces que quisiste abandonar un mal hábito, portarte bien, ser buen hijo, padre, esposo(a), pero algo sucedía y volvías a caer: Rom 7:19  Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

Ha llegado el momento de reconocer que por nosotros mismos no podemos, por más que lo intentemos. La Palabra del Señor señala en Juan 3:16 que:

“de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en el creé, no se pierda, mas sea salvo”.

Es así, que aunque el precio de nuestra salvación costó la sangre y la muerte de Jesucristo, para nosotros significa el paso de creer, no tenemos que pagar un solo peso por ello, ya que es una gracia, un regalo de Dios. Y cuando realmente he reconocido la necesidad de que Dios me limpie de pecado, es con esa gracia que Él derrama como podemos hacer su voluntad. Si realmente he creído, entonces se manifiesta en mí su Espíritu Santo que fructifica en: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Gálatas 5:23

Cristo puede hacer de ti, una nueva criatura, 2da Cor. 5:17, con tu arrepentimiento y tu fe. Acude al Señor Jesús para que comience la verdadera transformación. Búscale en oración, y a través de la Biblia, que es su palabra.

Se que hay muchas cosas por decir para entender plenamente esta situación, más te invito a que me escribas a mi correo: rommel104@hotmail.com, cualquier duda, pregunta, inquietud, comentario.

Rommel Sierra Zavala

[1] Llevamos 1

[2] Llevamos 2

[3] Llevamos 3

[4] Llevamos 4

[5] Llevamos 5

[6] ¿Necesito decir que llevamos 6???

[7] ¿Estás contando? Llevamos 7

[8] 8 elefantes se columpiaban…

[9] De los nueve que tenia…..uno se comió un bizcocho

[10] Diez…¿El producto perfecto?

[11] Once, once, once…

[12] A las doce en punto…

[13] Dicen que es de mala suerte, pero ni modo, es el número que toca: 13

[14] Son varios productos implícitos pero les daré un solo número…

[15] Llegamos al 15

[16] Esta es la nota al pie No. 16 con un número similar de productos.

[17] Perdón, metí gol sin querer.