¿Todo está corrupto?
¿Todo está corrupto? Los últimos Papas han cambiado de registro y han pedido perdón por acciones históricas de la Santa Iglesia y, en algunos casos, hasta se han preguntado dónde estaba Dios en el momento de esa desgracia, injusticia, matanza o sacrificio.
Siempre que escucho las noticias también me pregunto dónde está Dios. Sí, hace sesenta años fue el Holocausto, ayer Irak, hoy Líbano, pero también está la extrema pobreza, los emigrantes, los desamparados, ...
Me recordó ayer un amigo que en ese infinito saco sin fondo también mete la impotencia y el sufrimiento callado de la sociedad al ver que los corruptos del ladrillo, de la política y de las finanzas, mal llamados "ladrones de guante blanco" dentro de unas semanas, o unos meses a lo sumo, saldrán de la cárcel y seguirán con sus millones malversados.
Mientras, otros muchos "ladrones de necesidad"," bandoleros del hambre", siguen en el trullo años y años, con familias desgarradas por la separación, pero como no tienen equipos de abogados que les “defiendan”, rentabilizando los recovecos y puertas traseras de la Ley, además de las preceptivas presiones e influencias, pues…
Le contesto que es la sociedad la responsable de tales desajustes o injusticias. Creo que no se debe justificar ni mucho menos cualquier robo o daño a la propiedad pública o privada, por muy pequeño que sea, pero intuyo que desgraciadamente tendrá razón.
Comenta Bart D. Ebrman en el libro El Evangelio de Judas, publicado por National Geographics, que queda claro que el Dios de Jesús es bueno y no es ni mucho menos el dios creador de los judíos, que este mundo pertenece al reino de la perdición o, tomando otra posible traducción, de la “corrupción”.
Sigue diciendo: Este mundo no es la maravillosa creación del único Dios verdadero. Sólo cuando hubieron aparecido todas las otras deidades llegó a existir el Dios del Antiguo Testamento (llamado EL), seguido por sus ayudantes, el sanguinario rebelde Yaldabaot y el tonto de Saclas. Estos dos crearon el mundo y luego a los humanos.
Entonces, ¿puedo interpretar que los adeptos al Judaismo, al Cristianismo, al islam, ... adoran al tonto de Saclas y al rebelde Yaldabaot?
Aunque todo eso fuera cierto, seguiría preguntándome dónde estaba ese Dios “bueno” en esos momentos de sufrimiento y por qué deja al tonto y al rebelde hacer tanto daño.
Manuel Velasco Carretero
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