Concepto de violencia
Antes de iniciar este tema es imprescindible establecer la línea discursiva que unifica el pensamiento y explicar la conexión del feminismo, sexismo y violencia. En primer lugar el movimiento feminista sensibiliza a la sociedad de las diferencias entre los hombres y las mujeres, llamando sexismo al dominio del varón sobre la mujer e identificando donde se encontraban esas diferencias. Como consecuencia de este sexismo, entre otras causas, surge la violencia contra la mujer. Este es el motivo de analizar la violencia en general, y una vez desentrañado este concepto, estudiar la violencia contra la mujer.
J. Galtung (1985) define la violencia como algo evitable que obstaculiza la autorrealización humana explicando que las personas sufran realizaciones afectivas, somáticas y mentales, (...) por debajo de sus realizaciones potenciales. Así mismo, Jordi Planella (1998) la considera como aquella situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física o psicológicamente.
La violencia es la fuerza que se ejerce en contra de otra u otras personas; son acciones intencionales para dañar al prójimo, y admite gradación.
En el acto violento existen tres componentes:
1º Componente cognitivo (Inteligencia cognitiva)
2º Componente afectivo (Inteligencia emocional)
3º Componente conductual (Comportamiento)
Por lo tanto, cualquier medida que se arbitre para realizar una prevención de violencia en cualquier ámbito donde se quiera actuar, será necesario tener en cuenta estos t tres componentes, porque los tres impregnan de forma unitaria al ser humano.
Andrés Montero (2006) afirma que la violencia es una conducta compleja y aprendida, adquirida e interiorizada a partir de claves de socialización. Afirma: “ El ejercicio de violencia sistemática responde a la permanencia de esquemas neurocognitivos que, traduciendo el aprendizaje interiorizado por socialización, están muy vinculados a la identidad individual, que comienza a formarse en la adolescencia temprana y acaba consolidándose en la juventud tardía.”
Andrés Montero (2006) afirma que la violencia es una conducta compleja y aprendida, adquirida e interiorizada a partir de claves de socialización. Afirma: “ El ejercicio de violencia sistemática responde a la permanencia de esquemas neurocognitivos que, traduciendo el aprendizaje interiorizado por socialización, están muy vinculados a la identidad individual, que comienza a formarse en la adolescencia temprana y acaba consolidándose en la juventud tardía.”
En esta misma línea la catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid, María José Díaz-Aguado, afirma que la violencia es una conducta compleja, biológicamente sustentada en los correlatos fisiológicos de la agresividad y expresada conductualmente a partir de la interacción de esa agresividad, que forma parte del substrato filogenético, con factores ontogéneticos de socialización modelados a partir del entorno cultural en que está inscrito el sujeto. Es decir, es una conducta social, compleja y aprendida adquirida e interiorizada a partir de claves de socialización.
Una clase de violencia es la ejercida sobre la mujer. El “Diccionario Crítico del Feminismo” de las autoras, Helena Hirata, Francoise Laboire, Helene La Doare, y Daniele Senotier, (2002) expresa sobre las violencias: “Son multiformes las violencias ejercidas sobre las mujeres por razón de su sexo. Engloban todos los actos que, por medio de la amenaza, la coacción o la fuerza, les infligen en la vida privada o pública, sufrimientos físicos, sexuales o psicológicos, con el fin de intimidarlas, castigarlas, humillarlas o que se vean afectadas en su integridad física y su subjetividad. El sexismo corriente, la pornografía, el acoso sexual en el trabajo, forman parte de ello.”
Gómez Sola (2001) denomina violencia de género “a la que sufren las mujeres por su condición de mujer y como consecuencia del rol que desempeñan en nuestra sociedad. Es una violencia sexista, específica y con rasgos diferentes a otro tipo de violencia”. No sólo es violencia la agresión física, sino el maltrato psicológico y sexual. Una manera de prevenir esta violencia y conseguir cambios en la sociedad es la educación en igualdad de niños y niñas.
Día Aguado M. J. (2006) en “Sexismo, violencia de género y acoso escolar. Propuestas para una prevención integral de la violencia. Revista de Estudios de Juventud. Nº 73” afirma que el sexismo está íntimamente relacionado con la violencia, ya que en el sexismo incluye diversos componentes:
1º el cognitivo, confundiendo las diferencias sociales o psicológicas entre los hombres y las mujeres con las diferencias biológicas. Estas creencias llevan a menudo a considerar a las mujeres inferiores a los hombres, y de esta manera se justifica la discriminación y la violencia; estas creencias subyacen en todo
2º el afectivo, ya que al construir la identidad se asocia como valores femeninos la debilidad y la sumisión y como masculinos con la fuerza, el control absoluto y la dureza emocional y la utilización de la violencia cunado el hombre se siente amenazado. Este componente permite explicar la relación que suele existir entre la forma sexista de construir la identidad masculina y la mayor parte de la violencia ejercida por los hombres, así como la mayor tendencia en las mujeres de sentirse culpables y con tendencia a la depresión.
3º el conductual, consiste en la tendencia a llevarlo a la práctica con la discriminación y la violencia.
Desde el comienzo del sexismo se plantea una dualidad, tanto en asumir unos valores asociados a la identidad, como en el espacio reservado a los hombres y a las mujeres, asociando el espacio público con los hombres y relegando a las mujeres sólo al ámbito privado.
Valor Segura y Expósito (2006) de la Universidad de Granada exponen que la violencia se ha convertido en una característica central en la sociedad actual, y esta violencia está presente en muchos hogares. Analizan la relación entre sexismo y otras variables sociológicas como la religiosidad, las creencias, la cultura del honor, con las actitudes hacia la violencia doméstica.
La investigación desarrollada mostró que las mujeres presentaron reacciones negativas ante la violencia doméstica considerándolas como hechos muy graves mientras que los hombres atribuyeron menos credibilidad a las victimas y mostraron una tendencia mayor a justificar la agresión.
Como conclusión práctica del estudio realizado proponen establecer estrategias que eliminen la violencia de género.
La violencia doméstica no sólo es la muerte de la persona; la violencia se manifiesta de diferentes maneras, tiene distintas caras, todas perversas. Hernández Morales G. y Jaramillo Guijarro C. (2002) en “Intervención en las actitudes sexistas, en los valores y en las creencias” afirman: “Ejercer violencia es imponer pensamientos y valores con la fuerza, es hacerse valer con el miedo, es no entrar a dialogar, es excluir e infravalorar todo lo que pone en cuestión el poder de quien la pone en marcha y la utiliza.”
Hoy, a igual que en el pasado, se sigue utilizando la violencia para imponerse a los otros, normalmente se busca al más débil, al que se puede intimidar, al que en un conflicto adopta una actitud menos beligerante, y por desgracia, nuestra cultura ha identificado ser mujer con debilidad y ser hombre con la fuerza, el dominio, y sobre esta premisa se ha hecho historia, política, normas.
Pilar Sanchez alvarez
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