Nobleza obliga
A lo largo de mi vida profesional, he tenido la suerte de colaborar en la puesta en marcha de varios medios de comunicación internos en organizaciones empresariales, así como periódicos y revistas. Ha sido una fuente de conocimiento y experiencia impagable, tanto en el aspecto organizativo como, sobre todo en mi caso, en la cuestión de contenidos.
Recuerdo la técnica de redacción de una noticia que utilicé en una empresa para exponer una situación muy sensible económica, política y socialmente. La propuesta que realicé al Consejo de Administración fue contar la historia a los distintos agentes sociales implicados utilizando refranes para, de alguna forma, tener una comunicación “proactiva” con el público. Como mi objetivo exclusivo es transmitir la esencia de la idea, elimino toda referencia personal y adapto algunos de los párrafos del texto original a este artículo.
La estimación sincera de cualquier proyecto empresarial es un importante menester para ser conscientes de saber cómo estamos y hasta dónde podemos llegar. Este acto de honradez íntima no implica, cuando interese, “vestirse de seda”, ocultando las deficiencias estructurales y coyunturales, sino todo lo contrario, es decir: reconocer los errores cometidos y aplicar las acciones correctoras que los técnicos y especialistas estimen adecuadas.
Por otro lado, “nobleza obliga”, en el sentido de que los directivos debemos estar a la altura empresarial y social que marca el abolengo de las Instituciones Públicas y Privadas con las que la empresa se relaciona (clientes, proveedores, Administración Pública y resto de agentes sociales).
Si la dirección de la empresa no reconoce francamente ante sus colaboradores cómo se encuentra, sus sensibles deficiencias organizativas operativas, financieras, comerciales, etc., y no pone en marcha soluciones a esas irregularidades y carencias, “aunque la mona se vista de seda, la mona, mona se queda”.
Como decía Plauto en el siglo II antes de Cristo: “Al sabio una sola palabra le basta”. El colaborador interno o el agente externo no suele ser torpe y ante situaciones sensibles, si se le es honesto y se le plantea, por ejemplo, un plan estratégico sincero, con independencia de las distintas, maduras y necesarias corrientes de pensamiento que existen al abrigo del concepto social y económico de la empresa, la unidad de acción en los momentos dolorosos de la vida empresarial, hacen que se propicie un renacer mejor por cada nuevo sufrimiento operativo.
Aquella contestación del pueblo de Fuenteovejuna ante la pregunta del juez que mandaron los Reyes Católicos para esclarecer la muerte del egoísta y sin escrúpulos Fernán Gómez de Guzmán en el año 1476 “¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, señor. Y, ¿quién es Fuenteovejuna? ¡Todos a una!
Finalmente, el escritor Iriarte, en sus fábulas (siglo XVIII), también utilizaba otro verso, creo que, interpretándose en la actualidad, para criticar a aquellas personas que pretenden, mediante campañas mediáticas y otras acciones empresariales de dudosa moralidad, suplir o enmascarar lo que no han sabido conseguir a base de trabajar decentemente y aprender de la “vida” misma: “Monos, aunque se vistan de estudiantes, se han de quedar lo mismo que eran antes”. Saludos
Manuel Velasco Carretero
www.blogdemanuel.com
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