El legado incaico y la reforma del Estado
Aspectos éticos y morales concernientes a la Reforma del Estado que, sin lugar a dudas, constituyen una de las bases fundamentales para que tal proceso sea real, efectivo, permanente y beneficioso para la ciudadanía y el conjunto de agentes económicos y sociales de nuestro país.
Sentada la base principista, es necesario que volvamos la mirada a las consideraciones económicas y financieras, sin caer en el financienismo (sobre el cual nos pronunciaremos mas adelante). Reforma del Estado, Crecimiento Económico y Desarrollo (bienestar) Social son tres consideraciones indesligables en proceso de retroalimentación permanente.
La reforma del Estado se da, o mejor dicho se debe dar, con equidad y solidaridad, de un lado, y con eficiencia, de otro, para que la economía del país, preciso, de los peruanos y peruanas, sea mejor de lo que es ahora, y para que mejorando esta economía, mejoren las condiciones de vida y de trabajo, de los mismos peruanos y peruanas. En términos simples, la Reforma del Estado debe servir para salir de las crisis y avanzar sostenidamente en el camino del crecimiento económico y al desarrollo social, toda vez que la razón del Estado es promover el desarrollo humano, más allá de los intereses y disposiciones del mercado.
La razón de ser y el objetivo principal del Estado es contribuir al bienestar de la población. El Estado será eficiente en la medida que su objetivo lo logre con la menor asignación de recursos posibles, de tal manera que su productividad sea alta y alta la rentabilidad social de su inversión.
En sentido amplio, se debe incluir también los gastos corrientes por formar parte de los recursos que el Estado debe aplicar para cumplir sus funciones para seguir su objetivo. Vale decir, no solo lo que por consenso se considera gasto corriente a pesar de tomar parte de la inversión social a cargo del Estado.
Por tanto, es valido hablar de un Estado eficiente y a la vez pequeño. Se debe superar el gigantesco paquidérmico que aplasta a los ciudadanos. Esto no es teoría, es realidad diaria y concreta en el Perú actual.
La Reforma del Estado a emprender debe considerar la complementariedad y subsidiariedad del Estado y democrático en lo político y económico, abandonando de inmediato aquellas actividades en las cuales se encuentra enquistado, desfasado del tiempo histórico.
La Reforma del Estado responde a una decisión política tomada para resolver problemas atávicos de nuestro país, forjados por atender prioritariamente intereses de particulares, en alianza destructiva de “mercantilistas” y “burócratas”. Se debe entender que la Reforma del Estado propuesta habla de significar la superación de estos intereses que han permanecido e incluso crecido a expensas de toda la sociedad peruana, para pasar a una situación distinta y superior de servicios al bien común de los peruanos y peruanas reales y concretas.
El gobierno actual tiene la enorme posibilidad de demostrar buen propósito de servir a la historia del Perú, procedente de “desactivar” (palabras de moda) inmediatamente todas las empresas constituidas inexplicables e injustificadamente alrededor de cada ministerio, de cada gobierno y de cada gobierno local regional.
Todos sabemos que estas empresas, constituidas formalmente o no (los Entes Generadores de Recursos Directamente Recaudados) en su gran mayoría adolecen de serias deficiencias y responden a intereses de algunas personas que mantienen sus privilegios individuales y grupales, sea cual sea el gobierno de turno. La discrecionalidad, el poder de empresa – estanco, permiten, facilitan y encubren irregularidades, fallas y deficiencias de carácter administrativo, legal, económico y financiero.
Econ. Carlos A. La Rosa Lama
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