El futuro de la arquitectura está en los materiales tradicionales
Es innegable que una de las tendencias que determinará el futuro de la arquitectura en los próximos años es el parametricismo1, pues la computadora y los nuevos programas para el diseño arquitectónico, cálculo estructural, cuantificación y organización de obra se han convertido en herramientas que, tanto en términos de técnicas como de sensibilización, le han permitido a los creadores del nuevo milenio desarrollar soluciones más eficientes y adaptables a las variables ambientales más diversas. No obstante la utilidad de las sofisticadas técnicas avanzadas de diseño por computadora, los severos cambios climáticos que ha experimentado el planeta en los últimos años, han promovido que muchos de los profesionales de la arquitectura y la construcción dirijan su atención hacia las técnicas y materiales constructivos tradicionales, pues se ha comprobado que son mucho más respetuosos con la ecología y que incluso pueden ayudar a mejorar las condiciones ambientales. Debido a lo anterior, cada vez con mayor frecuencia podemos encontrar propuestas arquitectónicas resueltas a partir de modelos, técnicas y materiales ancestrales estrechamente relacionados con el medio ambiente que, hasta hace algunos años, se encontraban guardadas en el baúl de los recuerdos. De esta forma, han reaparecido en el escenario de la arquitectura los muros de bajareque (2), los repellados de cal y arcilla, el adobe y muchos otros materiales que los constructores de la era de la máquina dejaron atrás, favoreciendo lo artificial y todo lo que ostentara una imagen fabril que simbolizara el progreso económico y la evolución de la arquitectura.
muros de bajareque No obstante que en la actualidad muchos comparten aquella visión, cada vez es más frecuente que, en favor de una mejor calidad de vida, se exalten los valores de lo “primitivo” y lo “autóctono”. En proyectos de diversas escalas y tipologías (viviendas, hoteles, escuelas, pabellones, proyectos de urbanización y regeneración urbana, etc.), los arquitectos vuelven a observar el sol, analizar el clima y el comportamiento de los materiales en las diferentes estaciones del año; vuelven a integrar los edificios con el paisaje y hasta imitar a la propia naturaleza; tal como lo hicieran los constructores de las civilizaciones ancestrales. La tendencia es generar hábitats que no ejerzan dominio sobre la naturaleza sino que se conviertan en parte de ella. Un interesante ejemplo es el proyecto denominado como “Casas Mariposa” (“Soe Ker Tie Hias” en idioma tailandés) diseñado por TYIN Tegnestue, un grupo de estudiantes de arquitectura que trabajan sin fines de lucro. Este proyecto de vivienda, ubicado en Noh Bo, Tak, Tailandia, consiste en una serie de casas prefabricadas de bambú, cubiertas con unos techos abatibles o “alas de mariposa”, que a la vez que permiten una eficaz ventilación, recogen las aguas pluviales para su posterior reciclaje. Estas casas de dimensiones mínimas, concebidas según los métodos tradicionales, fueron prefabricadas y ensambladas en el lugar.
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Ing. Daniel Rosario Lagares
http://www.inmobiliarialagares.com/
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