La soledad
Hay mucha gente que se siente sola, y muchos remedios para combatir la soledad. Sin embargo, existen varios tipos de soledades y es importante conocer cuál de ellos nos afecta para dar, en cada caso, con la solución más adecuada. Esto es aún más importante para las personas que sufren "mezclas" diversas de sentimientos solitarios. Si examinamos cuidadosamente el tema, hallamos al menos cuatro tipos fundamentales de soledad: real, neurótica, artificial y existencial. Veámoslas.
1. Soledad real. Es la que experimentamos por la ausenciade personas emocionalmente importantes para nosotros (p.ej., familia, pareja, amigos). Constituye una especie de aislamiento objetivo debido generalmente a circunstancias transitorias (p.ej., muerte de seres queridos, desconexión del entorno (por enfermedad, viajes, etc.), cambios de ambiente (escuela, trabajo, domicilio), contingencias de la vida (divorcio, casamiento de los amigos), etc.). Este tipo de soledad termina cuando el sujeto restablece o renueva sus relaciones afectivas.
2. Soledad neurótica. Es la que experimentamos como resultado del desamor y los traumas infantiles, debido a los cuales nos sentimos inseguros, aislados y tristes aunque sí existan a nuestro alrededor numerosas personas que nos valoren y nos quieran. Sencillamente, "no podemos creerlo", no sabemos disfrutarlo, y nos sentimos absurdamente solos e incomprendidos. Es como morirnos de sed en medio del río. Esta clase de soledad sólo puede ser superada, en general, con ayuda psicoterapéutica.
3. Soledad artificial. Los valores y expectativas sociales nos hacen sentir desdichados cuando, por cualquier razón. no las alcanzamos. Por ejemplo, si tu familia te enseñó que la soltería o el divorcio son "desgracias de la vida", entonces, si sigues soltero o te divorcias, te sentirás fracasado y solo... ¡incluso aunque, en el fondo, te guste vivir así! Lo mismo hay que decir del estilo de vida imperante -competitivo, consumista, alegre, superficial, etc.-: si no eres como los demás, te sentirás fatalmente solo. La soledad artificial se soluciona simplemente rebelándonos contra los prejuicios adquiridos, asumiendo y ejerciendo nuestra verdadera identidad, y relacionándonos con personas más afines a nosotros.
4. Soledad existencial. Esta clase de soledad nace del hecho de que cada uno de nosotros es una subjetividad completamente diferente de los otros -como una huella dactilar-, de modo que todos vivimos intrínsecamente "a solas" e incomunicados de los demás -nadie puede sentir mi propio dolor de muelas, etc.-. Por otro lado, como somos animales pensantes que nos damos cuenta de todo (del dolor, el caos, el tiempo, la muerte), sufrimos una angustioso e irremediable desamparo de origen intelectual. El resultado es esa soledad peculiar, inherente a nuestra condición de seres vivos y pensantes, que es la más profunda e incurable de todas. Hay, desde luego, algunos paliativos que nos ayudan a sobrellevarla: el amor, el arte, la procreación, las religiones, la sabiduría... En cualquier caso, el secreto es aceptarla tal como es y no dejar que nos paralice sino, al revés, convertirla en nuestro principal aliciente para disfrutar de la vida.
Éstos son, en mi opinión, los cuatro tipos básicos de soledad. Y, como antes decíamos, es importante detectar cuál -o cuáles- de ellas nos afectan, pues, teniendo cada una sus propias causas, nos exigirá sus propios remedios. Por ejemplo, no podemos curar soledades neuróticas con filosofías, ni soledades existenciales con psicoterapia, ni soledades reales con rebeldía, etc. Cada problema requiere su propia solución.
Así que, lector, si estás objetivamente solo, busca personas, ambientes o condiciones de vida que te permitan establecer buenas relaciones afectivas. Si te sientes neuróticamente solo e incluso sufres síntomas diversos (ansiedad, tristeza, adicciones), no pierdas el tiempo con libros de autoayuda o religiones y asegúrate de que eres real y sanamente amado por alguien, o haz una psicoterapia. Si te sientes artificialmente solo, pregúntate si no eres quizá demasiado sumiso a los prejuicios familiares y sociales, y desarrolla más tu autoestima y tu libertad con la ayuda -ahora sí- de algunas lecturas, o con terapias liberadoras. Y si lo tuyo es una lúcida soledad existencial, aprende a convivir con ella sin renunciar a todo lo hermoso que también te ofrece la vida, y déjate inspirar por la sabiduría milenaria (filosofías vitalistas, transpersonales, orientales, etc.).
José Luis Cano Gil. Psicoterapeuta y Escritor. http://www.psicodinamicajlc.com
Registro automático