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¿Eres un lector ineficiente o eficiente? Descúbrelo

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¿Eres un lector ineficiente? ¿Te preocupa la forma en que lees, porque piensas que te consume mucho tiempo y luego no recuerdas bien todo? Lee lo que sigue, pues podrás conocer la diferencia entre un lector ineficiente y un lector eficiente. Te conocerás un poco mejor a ti mismo, pero, sobre todo, podrás ver que es posible dejar de ser uno y convertirte en el otro.

En primer lugar, establezcamos lo que queremos decir por Lectura. Siempre que hablo de Lectura, me refiero al proceso de captar, con la vista, los símbolos del lenguaje escrito e interpretarlos, con el cerebro.

Es decir, lectura sin comprensión, aunque sea parcial, no es lectura.

La distinción es importante, pues algunas personas creen que la aceleración de la lectura se consigue saltando sobre el texto sin captarlo todo, mirando las páginas sin comprender, etc. y, por supuesto, creen que eso es inútil. Lamentablemente, algunas personas inescrupulosas venden sistemas basados en estas dudosas técnicas. Quede claro, para empezar, que no es de eso de lo que hablo aquí, sino de técnicas de aceleración de la lectura y de mejoramiento de la comprensión, a la misma vez.

En segundo lugar, y entendiendo la Lectura como el proceso de captar e interpretar, podemos establecer que existen lectores eficientes y lectores ineficientes.

Un lector eficiente es uno que lee a una velocidad satisfactoria

y comprende y retiene todo, o casi todo, lo que está leyendo.

Si eres uno de esos, muy bien, pero... veamos qué es un lecor ineficiente.

Un lector ineficiente es un lector que lee lentamente,

al que le toma mucho tiempo leer cualquier texto y que,

al finalizar, no siente que ha comprendido todo

o que podrá recordarlo después.

Es muy probable que te identifiques con esta descripción, pues la inmensa mayoría de los lectores están en el grupo de los lectores ineficientes. Sigue leyendo, pues verás que es un problema que, aunque tiene enormes consecuencias negativas para tu desarrollo personal y desempeño académico y profesional, tiene también solución.

El Lector Ineficiente

Veamos más en detalle las características de un lector ineficiente:

1. Lee lentamente.

La mayoría de los lectores, sin un entrenamiento adecuado, leen entre 75 y 150 palabras por minuto. Esta velocidad es el equivalente, si nos ubicamos en una autopista, a ir a 15 millas por hora donde dice 65mph. A esa velocidad, cualquier libro parece una tarea interminable y la lectura es un ejercicio agotador.

2. Lee todo igual.

El lector ineficiente no adecúa su velocidad de lectura al tipo de material que está leyendo, ni a su necesidad con respecto al mismo.

3. Subvocaliza.

Lee “en voz baja”, lo que es equivalente a leer en voz alta, pero sin producir sonido. Va diciendo todo lo que está leyendo para sí mismo y, seguramente, cree que si no lo hace no va a entender. Nada más lejos de la verdad, como veremos más adelante, pues la lectura eficiente pasa, necesariamente, por el abandono de este defecto y el paso a la lectura verdaderamente silenciosa o mental.

4. Lee y relee continuamente.

La lentitud, el fraccionamiento del texto y las consecuentes pérdidas de concentración obligan al lector ineficiente a estar releyendo línea por línea, para poder captar el sentido.

5. Lee sin ritmo.

Al no haber entrenado sus movimientos oculares, el lector ineficiente lee con movimientos irrregulares y pierde con frecuencia el punto de fijación y la línea que estaba leyendo.

6. Tiene un área de captación limitada.

Cuando aprendimos a leer, nos enseñaron, primero, a leer sílabas y, luego, a formar palabras. Los lectores ineficientes leen, aún después de muchos años, de la misma manera. Fijan su vista en pedazos de palabras, siguiendo el “sonido” de las mismas. Nuestra capacidad de captación es, sin embargo, muy superior a eso y podemos, con un entrenamiento básico, captar frases completas en cada fijación de la vista.

7. Pierde la concentración.

Con mucha frecuencia, el lector ineficiente pasa por lapsos de pérdida de concentración y, típicamente, llega al final de un párrafo o página sólo para darse cuenta de que sus ojos pasaron por el texto, pero no recuerda nada. Esta pérdida continua de concentración, esta desconexión del texto es consecuencia directa de la forma ineficiente y lenta de leer.

8. Lee poco.

La mayoría de los lectores ineficientes evaden leer. No leen por su cuenta y, aquello que tienen que leer para sus estudios o actualización profesional, tampoco lo leen. Buscan excusas, resúmenes, lo que sea, pero tratan de no leer, al darse cuenta de que el tiempo que ello les tomará será enorme y el fruto del esfuerzo será diminuto. Aún los lectores ineficientes que aman la lectura reconocen que no leen todo lo que querrían leer y de que dejan sin terminar muchos libros.

9. Tiene poco vocabulario.

La mayor parte del vocabulario que una persona adquiere y domina se obtiene por vía de la lectura. Otras actividades, como ver televisión y oír radio, aportan muy poco vocabulario, pues se realizan con el mínimo de palabras para asegurar que una amplia audiencia con muy distintos niveles de educación comprenda los programas y anuncios. El lector ineficiente, por tanto, aprende poco vocabulario, lo que dificulta, más adelante, la comprensión de lecturas requeridas.

10. Quisiera leer pero no quiere leer.

Por su propia ineficiencia, la inmensa mayoría de las personas “quisiera” leer mucho más, pues reconocen los inmensos beneficios que ello les reportaría, tanto en lo académico y profesional como en su desarrollo personal y espiritual. Pero la realidad es que “no quieren leer”. Pero, al igual que el que “quisiera” ganarse el premio gordo, pero “no compra lotería”, el lector ineficiente no pasa del “quisiera”.

El Lector Eficiente

Podrás anticipar que voy a describir al lector eficiente como todo lo contrario a lo que señalé ya para el ineficiente. Por supuesto, pero voy, también, a indicarte cómo puedes pasar de ser un lector ineficiente a uno eficiente y conquistar, por fin, esa limitación en tu desarrollo personal y profesional.

Como primer paso para pasar a ser un lector eficiente, es necesario comprender correctamente el proceso de la lectura y la diferencia entre la lectura lenta, tradicional, y la lectura rápida y comprensiva.

Requisitos de la lectura eficiente

Una lectura eficiente requiere:

1. Rapidez.

No es posible concentrarse adecuadamente si leemos lenta y fraccionadamente. La rapidez y fluidez en la lectura es esencial para que el nivel de comprensión mejore. Quítate de la cabeza la idea, tan difundida, de que para entender mejor hay que leer despacio, detenidamente. Para leer mejor hay que leer en forma fluida, de manera que las ideas expresadas se reflejan en nuestro pensamiento y las podemos asimilar bien.

2. Metas.

El lector eficiente define sus necesidades y objetivos con la lectura primero y lee después. Lo hace siguiendo un procedimiento correcto y deliberado. Lee cada texto de acuerdo a su necesidad y complicación y establece, dado que conoce su propia capacidad, sus metas de tiempo con cada lectura que hace.

3. Lectura mental.

La lectura oral, que aprendimos en primer grado, tiene su función, pero no es lo mismo que la lectura silenciosa o mental, que es la que realiza un lector eficiente cuando no tiene que leerle a nadie en voz alta ni baja. La lectura mental consigue, a diferencia de la lectura oral o subvocalizada, una conexión plena con el texto y un nivel de concentración superior.

4. Una sola dirección.

Al eliminar el mal hábito de leer y releer constantemente, el lector eficiente lee en una sola dirección, de principio a fin. Regresará al texto solamente si es necesario para estudiarlo más profundamente, y analizarlo, pero luego de haber hecho una lectura sin interrupciones continuas e innecesarias.

5. Ritmo.

El ritmo permite al lector el dominio sobre los movimientos oculares de manera tal que puede incrementar la velocidad hasta llegar al máximo de su capacidad. Sin ritmo, el lector ineficiente avanza a tropiezos; con ritmo, el lector eficiente avanza seguro.

6. Ampliación del área de captación.

A través de ejercicios diseñados a ese fin, el lector eficiente amplía su área de captación. En el tiempo en que antes captaba una o dos sílabas, ahora captará frases completas. Su lectura no sólo tomará una velocidad enorme, también esta forma de captar le permitirá comprender mucho mejor el sentido de lo que lee.

7. Concentración.

Solamente a través de una lectura fluida el lector logra establecer una conexión plena con el texto, eliminar pensamientos ajenos al tema y otras distracciones y, por tanto, suficiente concentración que le permita una comprensión óptima.

8. Lectura abundante.

Conquistadas las trabas de la lectura ineficiente, el lector rápido, casi sin excepción, reporta que luego del entrenamiento lee mucho más que antes. Adultos, niños y jóvenes con muy deficientes hábitos de lectura descubren, con el método, un nuevo mundo interesante y maravilloso. Las excusas y las evasiones desaparecen, al desaparecer la dificultad y la ineficiencia.

9. Amplio vocabulario.

El lector eficiente, como lee más, adquiere más vocabulario. Además, a través del adiestramiento, ha adquirido conciencia de la enorme necesidad de aprender y dominar cada día más vocabulario, por lo que desarrolla estrategias de mejoramiento continuo.

10. Querer leer y leer.

El lector eficiente, al haber echado a un lado los obstáculos del tiempo y la mala comprensión y la pobre retención, leerá lo que quiera y querrá leer más.

El método de la Lectura Veloz

Al pasar de ser un lector ineficiente a ser un lector eficiente, conseguimos las siguientes tres metas:

Leer más rápido.

Comprender mejor.

Recordarlo todo.

Un curso de Lectura Veloz es una inversión de tiempo y dinero que rinde frutos toda la vida. No lo dejes para después.

Por José R. Fortuño

Presidente NILVEM

El autor es Presidente de NILVEM, Nuevo Instituto de Lectura Veloz,

Estudio y Memoria, una institución que se especializa en el desarrollo

de métodos y técnicas eficientes de estudio. Más información en

http://nilvem.com.

Este texto puede reproducirse libremente, siempre y cuando se mantenga

el último párrafo.

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