Transparencia de Mujer
Trascendencia de Mujer
Detrás de ella avanzo lento, pendiente de cada uno de sus pasos, hay gente que camina con soltura, segura de su andar; conquistando cada una de las distancias recorridas. Ella pertenece a ese modelo de gente. La paz envuelve su torbellino interno y amalgama su esencia con un toque singular (recia y suave a la vez), no es paz, pero trasmite paz. Con frecuencia la observo mientras elude conflictos necios, aun y cuando en la mayoría de ellos lleve ceñida la razón. Acostumbra bajar la guardia, desarmar la intransigencia, y ganar a la ofensiva. Luego, serena vuelve a casa.
Por las noches en su piel, se tejen cada uno de los aprendizajes vividos. Mientras duerme la tesitura es renovada y al amanecer luce de nuevo fresca. En el otoño de su piel hay luz, luz que reanima. Comparte su viveza a cada minuto con los seres que se dejan tocar, los que no repelen la sabiduría. Esos que también persiguen sus propios sueños y gustan de enaltecer el espíritu del otro. Van y vienen, se entrelazan en el punto exacto que une sus vidas. El punto es ella, un nudo fuerte de la red imaginaria entre el cruce matutino, vespertino o nocturno.
Su hábitat es modesto, confiesa que no sabe de plantas ni jardinería, sin embargo, con extraña gracia esta pendiente de la semilla que nace, del sarmiento que existe, de la enredadera moldeable que se deja dirigir, ¿Cómo lo hace?, inquieta almas que abonen, rieguen, y protejan. Vigilia obstinada, pretensiosa, a veces demasiado confiada. He visto germinar varios frutos cobijados por su clara luz. Por eso afirmo que conoce los principios de la buena jardinería. Los solares de la ilustración y la sapiencia están repletos de buenos frutos: niños asombrados que ríen y juegan, pasa desapercibida entre ellos, los aplausos, y los reflectores se dirigen hacia nuevos rostros que inclinan su cabeza en señal de agradecimiento. Ella continúa su andar invadida de recuerdos y satisfacciones.
Siempre fue así, la vida la estilizo distinta, distante de la vano. Construye su espíritu en horas de insomnio con fragmentos útiles y cruza silente el horizonte. Co-partícipe y eslabón de proyectos educativos, microempresas, espacios de cultura. Poseedora de una rica gama de experiencias. Pieza elemental de obras descomunales. Un espíritu forjado por la experiencia: aventurero, fijo, volátil y trasfigurable, apta para cimbrar conciencias en pos de lo justo.
Desde el pie del desfiladero vigilo su regreso al alejarse, si está en casa disfruto de verle planear. No divaga en espejismos ni en sueños mordaces: vuela, desciende, aterriza y vuelve a elevarse.
El ocaso no es limitante sino ocasión de rendir tributo a cada estación. Entusiasmada dibuja figuras en el aire entre luces y sombras, contemplamos cada trazo. ¿Por qué admirarla? Porque a estas alturas no cualquier es auténtico.
(Dedicado a: Margarita Bermea)
Por: Asalia Solís
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