Talento: Responsables de nuestra influencia

Cuando hemos encontrado nuestro verdadero talento y hemos re-orientado nuestra vida en pos de alcanzar nuestro propósito, descubrimos que nuestro nivel de influencia aumenta en forma exponencial, es tanto el aumento que nos damos cuenta que trae aparejado una enorme responsabilidad porque cuando poseemos demasiada influencia somos capaces de hacer tanto el bien ayudando a una persona a descubrir sus potencialidades, desarrollarse, crecer, como también mucho mal, dando consejos equivocados, orientándola a realizar determinadas acciones que no son lo mejor para ella.

Tener tanto poder de influencia requiere una gran responsabilidad y para esto les voy a contar una anécdota que sucedió en una de mis clases y me demostró que el nivel de influencia realmente puede ser enorme:

En una de mis clases de administración de empresas, una alumna comenta no solamente para mí sino para todos los alumnos que su sueño siempre fue ser conductora de radio y que durante algún tiempo estuvo trabajando haciendo la conducción de un programa, que realmente le iba muy bien y amaba hacer ese trabajo. Hasta que su padre le impidió seguir y la envió a estudiar.

Su familia es muy ortodoxa, en ella todos son médicos, abogados, contadores y vienen de generación en generación pasándose el mandato de seguir alguna de esas profesiones. Su padre imperativamente le puso un alto, le dijo: “radio no, no vayas más, la radio no es para ti, tienes que buscar algo más adecuado que te permita ganar dinero y tener una vida de abundancia, la radio qué te puede ofrecer, tienes que pensar que en ella sobresalen unos pocos y el resto solo la utilizan como distracción y no les sirve como medio de vida”.

La chica dejo de trabajar en la radio, tristemente abandono su sueño y de hecho está en mi clase de administración a raíz de que el padre prácticamente la obligo a iniciar la carrera.

Cuando cuenta la historia, manifiesta que no entiende por qué el padre puede querer alejarla de algo que ella tanto ama hacer (a todo esto es necesario aclarar que en la clase estábamos tratando el tema del talento y el propósito en la vida) yo le contesto que los padres generalmente buscan ayudar a sus hijos y hacerles el bien porque los aman profundamente. Generalmente se orientan a quitarles las piedras del camino tratando que los hijos no cometan los mismos errores que ellos cometieron. También le explique que para mí esto es un gran error, porque cuando los padres hacen esto evitan que los hijos cometan sus propios errores, tengan sus propias experiencias y aprendan de esas experiencias como en su momento ellos mismos lo hicieron.

De manera que le propuse que en lugar de enfrentarse con su padre como lo hacía generalmente entrando en una lucha encarnizada que siempre terminaba igual donde su padre se imponía, le hablara del talento y el propósito en la vida, le dijera que para ella su verdadero don era la comunicación con las personas y el medio en que ella se encontraba más cómoda para desarrollar ese don, ese talento, era la radio. Además sugerí que le explicara que ella deseaba cometer sus propios errores hacer su propia experiencia porque estaba dispuesta a cometerlos con una mirada reflexiva y analítica, que iba a saber encontrar cual era la lección que debía aprender en cada error y así crecería.

En la clase siguiente, esta alumna se presenta en el aula muy emocionada al punto de encontrarse al borde de las lagrimas y nos comenta que ese mismo día de la clase anterior, por la noche hablo con su padre, utilizó el argumento que yo le había sugerido y el padre hizo una especie de negociación con ella, le dijo: “quieres estudiar locución, trabajar en la radio, hacer tus propias experiencias, está bien, estoy de acuerdo regresa a la radio, capacítate en el tema, tienes todo mi apoyo pero eso sí, mi única condición es que termines administración de empresas, demuéstrame que eres responsable y capaz de terminar lo que inicias y te apoyaré en la radio”.

Esta historia sirve para demostrar el enorme poder de influencia que tenemos cuando estamos trabajando sobre nuestro verdadero talento y en pos del propósito de nuestra vida, somos capaces de hacer que las personas cambien paradigmas mentales que tienen arraigados desde hace mucho tiempo, somos capaces de lograr que las personas vean cosas desde nuevos puntos de vista, somos capaces de influir en esas personas tanto que llegan a hacer cambios radicales en su vida y eso conlleva una gran responsabilidad.

Otra historia que demuestra el enorme poder de nuestro nuevo nivel de influencia ocurrió en otra de mis clases en la que estábamos tratando sobre recursos humanos. En este caso una alumna manifestó lo siguiente:

Dirigiéndose a toda la clase y especialmente a mí, comentó que en la empresa en la cual trabajaba, todo funcionaba mal, nada de lo que veíamos en clase sobre recursos humanos se aplicaba en su trabajo. Se sentía aburrida, cansada y frecuentemente maltratada y no abandonaba su empleo porque recibía una buena paga.

Le sugerí, que la buena paga es una de las mayores trampas del hombre, por ella es capaz de soportar trabajos que detesta y que lo hacen profundamente infeliz. El tema caló hondo en los alumnos por lo que se sumaron a la charla generándose un importante debate. Juntos llegamos a la conclusión de que si pasamos ocho o más horas durmiendo y otras ocho o más trabajando, lo que nos queda libre es muy poco, por lo tanto las horas de trabajo deben ser agradables, desafiantes, constructivas, motivadoras, de lo contrario estaremos más muertos que vivos.

La clase siguiente, la alumna apareció completamente renovada, muy bien arreglada, maquillada, muy sonriente, con su rostro completamente iluminado. Sorprendidos escuchamos que en la semana acontecida entre clase y clase abandonó su empleo y consiguió otro dónde no solo se siente muy bien sino que encima la paga es mejor. Un paso valiente que necesitaba realizar, solo le faltaba el empujoncito extra que la clase le dio.

En este caso una simple conversación mantenida durante la clase fue suficiente para que la persona diera un salto fundamental en su vida, salto que venía postergando escusada en la buena paga. Salto que pudo dar motivada por la influencia de su profesor y de toda su clase.

Una vez más se hace evidente que el poder de influencia que deriva de nuestro talento, de hacer lo que amamos con verdadera pasión es tan enorme que debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos y dejamos de decir y especialmente con lo que hacemos, tenemos la responsabilidad de ser un buen ejemplo para los demás. ¡Asumámosla!