El Sentido del coaching inteligente
Para todo equipo de trabajo o empresa, tener un buen coaching es parte del éxito en el proceso de su gestión. Sin embargo, el sentido de ser un coaching inteligente, tiene que ver con la capacidad emocional, biológica y mental de quien orienta y dirige a un equipo o a una organización. Determinar la capacidad de un coaching y orientarlo a un proceso racional e inteligentes de su gestión, no es reducirlo solamente a sus competencias y técnicas cognoscitivas; más bien, están orientadas a sus competencias emocionales que generar el sentido de tener sentido de ser del coaching.
&n bsp; La significancia en este proceso, nos permiten señalar, la capacidad, habilidad y destreza que debe tener el coaching, para generar, relaciones personales, interpersonales y transpersonales efectivas que permitan no sólo, compartir sus conocimiento y aprendizajes; también, entregar la significancia y el sentido que este proceso tiene, a partir del develamiento interior que pueden generar, la organización o las personas que están relacionadas con el coaching.
&n bsp; El sentido del coaching inteligentes (se intenciona y refuerza, el adjetivo de “inteligente”), no surge de la aplicación de las técnicas o herramientas que pueda utilizar ni de la organización adecuada y lineal de sus contenidos en términos diacrónicos y sincrónico; sino que surge, en la capacidad de comunicar y detectar, los signos que van construyendo, el sentido de lo que se informa y se siente, mediante la capacidad de decidir y seleccionar, las palabras justas para generar significados. Se puede observar, a partir de lo señalado, que no es una competencia técnica del coaching, sino la capacidad y habilidad interior de equilibrar, lo que sentimos, experimentamos, observamos y comprendemos de la realidad social y de las personas en particular.
La esencia de las relaciones comunicacionales, permiten conectarnos con el otro, a través de la confianza y claridad de nuestras intenciones en coherencia con la satisfacción de las necesidades de las personas o de la organización, con la cual nos estamos relacionando.
&nbs p; Pero, desde que punto nos damos cuenta y nos preguntamos de dónde surge, esta intencionalidad de pre-establecer relaciones más profundas y más emocionales, en vez de relaciones centradas en la técnica. El análisis y reflexión, es mucho más profundo que el mismo cuestionamiento realizado y no pretendemos abordarlo en este artículo, por la intencionalidad que tiene, más que por el paradigma que lo sustenta. Es decir, no es el momento adecuado de hacerlo. Sin embrago, se puede señalar que, la finalidad de acercarnos a las personas más que a la técnica o más bien dicho, de hacernos responsables del sujeto de aprendizaje en vez, objeto de aprendizaje, está dado porque la técnica solo y solo sí, tiene sentido, según cómo lo use la persona o el sujeto que conoce la técnica. La técnica es sólo una herramienta y su efectividad, está determinada por quien la utilice; puede ser efectiva o no. La selección de una técnica o un método, determinará la efectividad de la misma; pero, no el resultado de su intencionalidad. Mientras que la preocupación por la persona, orientará la utilización de tantas técnicas o métodos que sean posible, para lograr que esa persona o grupos de personas, puedan comprender y generar sentido en lo que hacen. Sólo de esa forma, la acción desplegada en las estrategias; generará, algún resultado positivo para la organización o el sujeto.
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