¿Aún dudas en dejar tu traducción jurídica en manos de un traductor abogado?
A la hora de realizar una traducción jurídica, la clave para conseguir un buen resultado se basa en la precisión de la terminología utilizada y en el conocimiento de las normas jurídicas de los países implicados. Por ello, es altamente recomendable confiar este tipo de traducciones a profesionales del ámbito del derecho del país al que las leyes hagan referencia.
Retos y dificultades de la traducción jurídica
La traducción jurídica es aquella que se centra en documentos de carácter legal, ya sean públicos o privados. Su traducción es normalmente complicada, ya que estos documentos se caracterizan por contener gran cantidad de conceptos confusos y complejos para aquellos sin formación específica en derecho.
Una de las mayores dificultades a la hora de traducir un texto de estas características es la precisión, ya que en ocasiones los conceptos mencionados tienen muchos matices diferentes. Su verdadero significado depende a veces del contexto en que se escriban y del ámbito legal al que hagan referencia.
Otro de los problemas que presenta la traducción jurídica es la responsabilidad del traductor. En ocasiones, los errores pueden acarrear consecuencias importantes. Por ello es altamente recomendable confiar la traducción al profesional adecuado, y así garantizar que determinados fallos en la traducción no dificulten el proceso legal.
Un plus: abogado y traductor nativo
A la hora de relegar la traducción a un abogado formado en el país cuyo idioma se va a traducir, se ganan dos cosas. Por un lado, se asegura el conocimiento de las leyes del país en cuestión, y por el otro la precisión idiomática. Lo ideal es contar con un abogado o profesional de las leyes también formado en traducción. De esta manera la traducción será sólo un sencillo trámite, y no una fuente de problemas a la que enfrentarse antes de comenzar el verdadero proceso legal.
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