Religión y discursos dominantes en terapia
La religión es un cúmulo de creencias, rituales y reglas que guían al individuo hacía un modo “correcto” de pensar, sentir y comportarse para agradar a un ser superior. Ser parte de una religión no es indispensable, sin embargo se ha vuelto una faceta importante en la vida de muchas personas, ya que ésta, al ayudarte en la búsqueda de lo sobrenatural y lo divino reconforta a dichas personas en situaciones de adversidad y sufrimiento.
Aunque la religión tiene efectos reconfortantes en el plano psicológico e interaccional humano, también se manifiesta como un modo de control. A través de la religión se han desarrollado discursos que someten al colectivo clasificando al actuar humano como moral o inmoral, y por ende, limitando la libertad de pensar y de comportarse.
No es que la religión sea un enemigo contra el cual luchar, simplemente es una institución que ejerce el poder en un grupo selecto de personas que deciden, deliberada o automáticamente, ser dirigidas de este modo. Como la religión existen otros organismos que ejercen el mismo poder normalizador, un ejemplo claro es la ciencia, la cual busca estandarizar y clasificar lo existente, y dentro de la ciencia la psiquiatría, en donde se busca encasillar las conductas humanas como “sanas” o “patológicas”. Lo dicho anteriormente puede complementarse con la visión de Foucault, quien plantea que en nuestra sociedad la evaluación y el juicio normalizador han ocupado el lugar de la intervención judicial o de la tortura, pasando a ser el mecanismo de primera elección para controlar (Como es citado en White, 1993).
Si se pretende comprender el ejercicio del poder de la iglesia desde los fundamentos epistemológicos de la terapia narrativa, es decir, desde una postura posmoderna, sería contradictorio tratar de determinar que la iglesia es “opresora” y los creyentes son “oprimidos” ya que esto nos llevaría a una postura lineal y determinista, o mejor dicho, a una postura moderna, para comprender el poder desde este enfoque es necesario visualizarlo como un proceso cíclico en el cual la religión y los creyentes se retroalimentan mutuamente; la religión toma un papel constitutivo y los creyentes toman un papel relativamente “pasivo” permitiendo que la religión les construya “verdades” desde las cuales deciden pensar, actuar y relacionarse; perpetuándolas al aceptarlas. Michel Foucault (1979) afirma que “Estamos sujetos al poder por medio de “verdades” normalizadoras que configuran nuestras vidas y nuestras relaciones. Estas verdades, a su vez, se construyen o producen en el funcionamiento del poder” (Como es citado en White, 1993).
Antes de adentrarnos en cuestiones narrativas es importante comprender qué es el discurso dominante. El concepto de discurso dominante se entiende como la narrativa con la que el consultante llega a terapia, esta historia limitante y saturada del problema que no le permite al individuo separar su identidad del problema en sí, y que además no le permite observar soluciones o alternativas para superarlo.
En terrenos terapéuticos es sumamente común observar los efectos de la religión en los discursos dominantes de los consultantes, sería arriesgado decir que todos los consultantes son atormentados por las “verdades” impuestas por la religión, sin embargo, sí hay un sinfín de problemas llevados a terapia, los cuales tienen una relación directa con algunos de los discursos alienantes creados por la religión y la sociedad, algunos ejemplos son: “El hombre es el jefe del hogar”, “El sexo fuera del matrimonio está mal visto”, “La virginidad es sinónimo de pureza y de valía”, “El divorcio es algo malo a los ojos de Dios”, etc.
La terapia narrativa es un modelo terapéutico cuyo fin principal es ayudar al consultante a construir relatos alternativos que le permitan adoptar una postura diferente ante el problema que enfrenta, para ello se utiliza la externalización, la cual es la estrategia central de este modelo, mediante ella se externalizan no sólo los problemas, sino las creencias que puedan contribuir en el mantenimiento de ellos.
White (1994) postula la idea de que las problemáticas psicológicas surgen como reacción ante la opresión que las creencias y los discursos sociales ejercen en las narrativas individuales (Citado en Montesano, 2013). Desde esta premisa es evidente que la narrativa, a través de sus diversas estrategias terapéuticas, buscará deconstruir los discursos dominantes, influidos tanto por la religión como por cualquier otro organismo social que los imponga, los cuales están participando en el mantenimiento del síntoma o problema. Para lograr dicha deconstrucción la narrativa postula algunas estrategias, las cuales he ordenado en pasos, estos pasos son:
- Adoptar una actitud crítica, desde el papel de terapeuta, ante cualquier posible “conocimiento experto” o “verdad absoluta” implícita en el discurso del consultante.
- Detectar las “verdades” que definen tanto su identidad como su modo de relacionarse con los demás y con el mundo.
- Cuestionar dichas “verdades” con la finalidad de externalizar los discursos internalizados.
- Co-construir nuevas autodescripciones más flexibles y útiles.
A modo de conclusión, la labor del terapeuta al manejar el enfoque narrativo no consiste en poner en conflicto al consultante con su religión, ni con ningún otro organismo de poder. La labor terapéutica está encaminada en que el cliente encuentre modos más funcionales de integrar o resignificar las situaciones en las cuales se encuentra implicado, con la finalidad de que pueda encontrar maneras más flexibles y fructíferos de describirlas y de afrontarlas. Por último, la intención del presente artículo no es criticar alguna doctrina o ideología, lo que se busca a través de él es poner en perspectiva, dentro y fuera de la psicoterapia, algunas de las creencias que comúnmente, de manera inadvertida, son concebidas como “verdades”.
Ref erencias.
- Michael White, D. E. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós Terapia Familiar.
- Montesano, A. (2013). La perspectiva narrativa en terapia familiar sistémica. Revista de Psicoterapia. Vol. XXIII (N° 89), 5-50.
Cristóbal H.R.
Registro automático