Justificación?

Ya me habia referido al tema bajo el epígrafe "El periodismo y la Etica", pero debo retomarlo por virtud a la nota de Vladdo respecto de la periodista Salud Hernandez- Mora, quien según cuentas haciendo el prólogo de un libro relacionado con Carlos Castaño, prácticamente justifica la existencia de las autodefensas, porque es superado en su maldad por integrantes del Estado viendose obligado a su conformación. De hecho resulta inaceptable una tal conclusión ya que sería tanto como tratar de justificarle a la justicia el comportamiento del homicida que mata por robar porque no tiene los medios economicos para subsistir; siendo entonces el derecho al trabajo una garantia fundamental en nuestro País y el Estado el encargado de proporcionar los medios o mecanismos, según la tesis termina siendo el responsable de la transgresión.

Resulta siendo curiosa la situación muy a propósito de la filtración que respecto de la misma periodista se dijo por la prensa hablada y escrita, que en alguna oportunidad el mismo Carlos Castaño le envió un correo electrónico sugiriendole modificar o suavizar un término de la entrevista que la habia concedido, a lo que ella le contestó con un sugestivo adjetivo que el mismo Daniel Coronel lo descalifica. Si bien se dijo que por la connotación que tenia el caso de Ernesto Yamure a quien Carlos Castaño prácticamente le dictaba los artículos a publicar en El Espectador según la información o los datos obtenidos de la famosa USB, no era lo mismo y no se podía juzgar de la misma manera y con igual rasero que el de Salud Hernandez- Mora, lo cierto es que aquel prólogo si deja mucho que desear como que permite y pósibilta toda clase de interpretaciones.

El surgimiento de las autodefensas lo posibilitó precisamente el auge delincuencial de las farc o de las guerrillas en general, al ser  tomadas como un mecanismo de defensa por la selectividad por aquellos escogidas para delitos como el secuestro, la extorsión, etc. por lo que podría deducirse alguna justificación, pero, qué decir entonces y cómo tratar de justificar sus desafueros cuando los delitos fueron el pan de cada día para su particular enriquecimiento como lo han venido admitiendo y confesando ante la justicia Colombiana. Eso no tiene justificación bajo ningún punto de vista, cuando, como aconteció con la subversión, por virtud de lo lucrativo del negocio decidieron modificar sus convicciones dejando de lado al pueblo por cuyo bienestar tuvieron su genesis.