Los Coyotes Cuidan a las Gallinas

Pio, Pio, dijo el pollito a la Gallina, y la Gallina le reclama al coyote y le expresa: ¿Porque nos agrades?, ¡acaso no estás para cuidarnos!

Había una vez una granja situada en la zona norte de la república Mexicana, una zona donde a pesar de no existir las condiciones naturales para la proliferación de siembras, la gran falta de agua y vegetación, y otras que no se me vienen a la mente, pero quizá como ejemplo, es que en esta zona Emiliano Zapata no podría expresar “que la tierra es de quien la trabaja”, ya que en esa región, lo que abunda es arena con caliche.

Con todas estas carencias, la granja se mantenía activa con sus propios recursos y con ello, generaba el sustento, modesto, pero aceptable para todos sus huéspedes que ahí Vivian, ¡todo era felicidad!, los pollitos juagaban y compartían el espacio con los guajolotes, palomas, pericos, patos silvestres, gallinas y uno que otro gorrión pecho amarillo. Los perros guardianes que cuidaban los cercos de la granja, les enseñaban a sus cachorros a respetar al resto de los animales, para así, generar un ambiente donde el granjero no se molestara con los canes, y por ende, no los castigara. Todo era color de rosa, pura felicidad, tan es así, que los patos silvestres que por su instinto animal migraban constantemente, siempre regresaban a la granja, porque en ella encontraban alimento y tranquilidad, y sobre todo, el respeto hacia el Habitad que ellos habían memorizado en su mapa mental de recorrido.

Los animales no deseados, como tarántulas, culebras petaqueras, Hormigas tepocatas y otro tipo de alimañas se resistían en ingresar a la granja, ya que los guajolotes, las palomas y los gallos que ahí Vivian tenían sus espolones muy fuertes, mismos que provocaban la muerte a estos animales no deseados y además, el granjero realizaba constantemente la limpieza de la poca maleza que crecía en los alrededores de la misma granja dándole así, mayor tranquilidad a los habitantes de la granja.

El granjero por su arrogancia, avaricia, inseguridad y la gran falta de visión, jamás busco compartir su granja con sus descendientes más cercanos, pasando el tiempo y por lo tanto el granjero envejeció, las enfermedades le fueron cayendo como los vientos de santana, sin que este resistiera al visitante de nombre “tiempo” y de apellidos “cansancio enfermedad”. Logrando que el granjero migrara a la ciudad con sus familiares más cercanos para recibir los tratamientos a su enfermedad y la vejez.

Ausentado por algún tiempo el granjero, los canes al no tener quien los reganara por sus comportamientos,  y los cachorros forjados a crecer sin reglas, empezaron a explorar los alrededores despertando su instinto animal, y con nociones de conocer nuevos amigos, el destino les preparo la entrevista con una manada de coyotes que por ahí transitaban sin rumbo conocido, quizá, ahuyentados por la mancha social o el ruido social, o quizá, la búsqueda del instinto de supervivencia, esa amistad fue con intercambio de comunicación animal, con preguntas tales como, ¿Qué comen?, ¿Qué hacen para vivir?, ¿Dónde se divierten?, y ¿a qué juegan?, entre otras.

Los cachorros al no tener respuesta al sin fin de preguntas hechas por los coyotes, y careciendo de la desconfianza y del peligro-riesgo que pudiera existir al convivir con habitantes de otro entorno superior a ellos, estos deciden invitarlos a la granja y así, fortalecer la relación con nuevas especies, que quizá ladran, pero también aúllan.

Los coyotes, al ver el paraíso de la granja, deciden migrarse y establecerse en ella con la condición de cuidar de la granja y ofrecer la protección para sus habitantes, los canes adultos, al igual que el granjero, estos no tenían alternativas de defenderse gracias su gran edad, y por ende, ceden a las condiciones de los coyotes.

Los cachorros al ver el error que cometieron, trataron de reparar su daño, pero al no tener la astucia y la experiencia fueron mordidos y doblegados por los coyotes. La ley de la selva estaba en la antesala del terror y desesperación de todos los que habitaban la granja.

La tranquilidad de la granja fue violentada y los animales no deseados al ver el descontrol de todos los animales, deciden extender sus dominios y empiezan a surgir los primeros nidos de  Hormigas tepocatas y de culebras petaqueras en las áreas donde se divertían los pollitos, guajolotes, palomas, pericos, patos silvestres, gallinas y uno otros animales, dando así, el exterminio de los moradores de las áreas de diversión y entretenimiento.

El granjero en su agonía y preocupado por la vida de la granja y todos los animalitos, le pide a un familiar joven  a que valla a la granja a ver en qué condiciones esta. El  familiar al no tener los conocimientos y experiencia sobre el manejo de la granja, y la falta de amor a la tierra misma, decide no ir y mentirle al granjero expresándole que la granja esta en prefectas condiciones, que algunos incidentes aislados están presentes como: “Que La hierba está muy crecida” y “que algunos animalitos están haciendo falta”, pero justifica con la escusa que es el resultado de las especies mismas y resultado de la naturaleza.

Los guajolotes, las palomas, los pericos, los patos silvestres, y el resto de animales que pudieron migrar lo hicieron, dejando la granja sola y con ella a los coyotes y gallinas, el colapso de la granja había empezado y los perros fueron catalogados por todos los animales como “Los traidores agresivos”.

Los coyotes, por su instinto, se comen a las gallinas, las culebras se comen a los pollitos, los gallos huyen en su estampida fugaz y las hormigas se apoderan de los granos. La granja habría pasado a las estadísticas de granjas abandonas, semejantes a los que cuando uno viaja en carretera y observa las orillas de la misma, se ven en algunos tramos pueblos abandonados, casas destruidas y por ende granjas abandonadas, y me pregunto, ¿Que fue lo que paso en las granja?, es acaso, que le falto al granjero, la visión para crear nuevos granjeros y generar nuevas granjas, quizá las mismas la mismas granjas que serán el patrimonio y la esperanza que les dejaran a sus hijos.

Quién sabe, lo bueno es que este relato es solo una fabula de un cuento, que quizá, podemos re-escribir y cambiar la historia de la misma, por una granja con nuevos granjeros, granjeros con ganas de trabajar, colaborar y sobre todo, despertar la esperanza de desarrollo y bienestar para todos sus huéspedes de la naturaleza misma, logrando la productividad de la región.

Expreso, que si no defendemos nuestros derechos constitucionales, tarde o temprano la ley de la selva se impondrá!, es por eso, que actualmente, algunas miles de granjas de la actualidad están siendo cuidadas y protegidas por coyotes, tarántulas, culebras petaqueras, Hormigas tepocatas y uno que otro colado, producto de las anteriores descritas, ¿no lo crees?, te invito a que leas los libros de historia, periódicos, y escucha la radio, y nos daremos cuenta de lo que hemos sembrado por generaciones y al parecer la cosecha no fue my buena que digamos.