Jóvenes políticos

Me viene asaltando el interrogante respecto de cuál puede ser la razón para que la juventud últimamente se haya interesado en la política, en el entendido de su simple y sencilla aspiración a ocupar, sobre todo, una curul en el respectivo Concejo Municipal o en la Asamblea Departamental; ora ser Alcalde o Gobernador. Aplaudiría si fuese el ánimo al servicio social que creo yo va de la mano con la política y con su ejercicio, pero, la verdad es que me asalta de la misma forma un entendible y comprensible escepticismo, sobre todo conociendo la debilidad de aquella juventud cuando de dinero se trata. Obviamente esta debilidad no es exclusiva de la juventud, pero por estar prácticamente en ciernes sus intenciones y deseos políticos, aún tiene la posibilidad de enderezar y rescatar su conciencia en el evento de que no sea como el pueblo lo desea, ya que éste finalmente es quien debe constituir su motor, pero desafortunadamente es de quien primero se olvida como que inveteradamente con promesas se le ha engañado para persuadirlo y obtener de él su preciado voto.

Sin duda alguna que la esperanza de nuestro País y del mundo entero, está en aquella juventud, pero en la juventud bien encaminada, en una juventud con muy buenos principios y sobre todo, altruista. En ese orden de ideas, otear pasacalles, carteles y en general propaganda política con rostros nuevos, jovenes y radiantes, denotaría y evidenciaría la efectividad de aquella esperanza, pero, realmente que mueve a aquel joven a aventurarse en esa abstracción que se llama política?

El pueblo de antaño traicionado y golpeado por los enraizados políticos, un conglomerado social que no ha tenido sosiego económico y que tampoco lo ve en la lontananza, finalmente vería en aquella juventud el final de sus padecimientos, pero, honestamente y en honor a la verdad será esa la intención o el deseo que los motiva?  Sería magnifico y de suyo loable, pero es que contrario sensu está aquello de que (resumiendo lo expresado por el político hoy privado de la libertad Juan Carlos Martinez, según la información de la revista Semana) permite mayores dividendos el ejercico de la política que el mismo narcotráfico; e incluso no solamente ese caso ya que en nuestro medio abundan, constituyendo potísimas razones, por virtud justamente de aquella referida debilidad de la juventud, para una honda preocupación.

Sería magnífico y de hecho lo es, pasar a la posteridad por el servicio social prestado, por la buena huella dejada en el trasegar político en favor de los menos favorecidos; éstos, como indefectible mayoría se encargaran de inmortalizarlo. Que bueno que a la familia, a los hijos de ese político en le escuela, en el colegio y en la universidad le recuerden y aplaudan constantemente por el excelente personaje que los representó en el gobierno, porque no se olvidó de los pobres y porque hizo algo para su beneficio. Indudablemente le recordaran y de él será la posteridad. Contrario, sería triste y desconsolador que a la misma familia le recordaran todos los días lo criminal de su padre quien defraudó a la Nación para hacerse rico; fatal y catastrófico para los hijos que a diario le esten recordando tener un padre que sencillamente se robó el dinero de los pobres que en últimas es lo que se hace cuando se exprime sin clemencia alguna el erario público.

Jovenes, es mejor que se les recuerde eternamente por lo primero: por buenos y excelentes y no por lo segundo: por ladrones. Colombia está avida de nuevos lideres que encarnen la política con transparencia, con honestidad y con sentido social o altruismo, no con oscuridad, deshonestidad y egoismo como resabios dejados por aquellos enraizados políticos.