La oportunidad de Gustavo Petro

He sido enemigo de la violencia y sobre todo cuando la misma se ejerce de forma injusta. Respecto de la misma muchas cosas se han referido tratando de explicarla ora como lícita es decir, legítima o ilícita cuando la misma no tiene ninguna intención o finalidad altruista como postulados de quienes se dicen alzarse en armas por el bienestar del pueblo, que en últimas constituye la guerrilla que finalmente abandonó Gustavo Petro cuando el gobierno de turno firmó la paz con el Movimiento 19 de abril del que hacía parte. "Una cosa es matar para enriquecerse y otra muy diferente lo es matar para vivir mejor", catalogando las formas de violencia diferenciaba su ilustre compañero y ex magistrado doctor Carlos Gaviria, por lo que, aplicando aquella diferencia conceptual el primer acto sería ilícito o ilegítimo, mientras que el segundo lo sería legítimo o lícito por cuanto buscaría en últimas el bienestar común; sería por el desarrollo de la lucha armada en procura del poder que le permita desplegar todos los cometidos en pro del pueblo, de esa porción desprotegida y pobre a quien tiene abandonado el Estado en manos de inescrupulosos gobernantes. De hecho fue la inconformidad que permitió la génesis de la guerrilla.

Si bien Gustavo Petro no participó activamente en la toma y masacre del Palacio de Justicia como último acto protagonizado por el M-19, no es menos cierto que era uno de sus visibles miembros y ésta circunstancia muy a pesar de los ya muchos años que han transcurrido de ese triste episodio, de la mente de algunos Colombianos no se ha diluido, luego, igualmente es lícito y legítimo que por los mismos se guarde reserva en torno a su real y sincera posición política.

Si es coherente con los postulados y principios que le hicieron levantar en armas, es la oportunidad única de demostrarle al País entero que no fue en vano su lucha armada; sino obviamente la historia se lo cobrará.

Al no ser cualquier alcaldía la alcanzada sino la de la Capital de la República, hecho que hace que se catalogue o se considere el segundo cargo en importancia del País, donde tiene asiento la crema y nata de la política y de la dirigencia de la Nación, constituye su escenario perfecto y único, teniendo en cuenta que la aspiración no solo es el bienestar de los bogotanos sino obviamente de todos los Colombianos razón para su futura aspiración presidencial.

Realmente en estos momentos de búsqueda de la anhelada paz que atraviesa el País, por la confrontación armada que se tiene con las farc. grupo insurgente del que no se entiende ya su espíritu altruista, puede tomarse como un paso hacia adelante ya que Gustavo Petro igualmente fue motivado por la injusticia social.

Aquella violencia ilícita que finalmente progatoniza las farc. constituyó la fortaleza del ex presidente Alvaro Uribe Velez quien se enfiló en su destrucción, razón para que masivamente los Colombianos lo hubiesen acompañado una y otra vez para su elección presidencial, misma que no pudo continuarse por la piedra en el camino que significó el pronunciamiento de la Corte Constitucional; sino, sin duda alguna nuevamente estaría en la Casa de Nariño en reemplazo de quien, por aquella decisión de la Corte Constitucional y aprovechándose de sus votos y su agenda, logró hacerse elegir.

Siendo este entonces el nuevo escenario Colombiano, considerando y estimando de contera el nulo respaldo que parece haberle dado el pueblo al ex presidente Alvaro Uribe Velez y la posición antagónica que al respecto tiene el presidente Juan Manuel Santos, es la ocasión impostergable y esperada por el mismo Gustavo Petro para demostrarle a toda Colombia que su vocación de servicio social no es una falacia más.