El éxito del trabajo informal en América Latina
El trabajo informal es una característica de todo América Latina, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de trabajo informal? A todos aquellos trabajos remunerados, tanto autoempleo como asalariado, que no están registrados, regulados o protegidos por marcos legales o normativos. Esto, contrario a lo que se pensaría, no es algo marginal sino al contrario, es algo muy común; tan común que alrededor del 60% de los trabajos en Latinoamérica son informales.
La situación del trabajo informal genera 2 consecuencias:
- &n bsp; Que exista un menor pago de impuestos como el IVA e impuestos municipales.
- &nbs p; Que las personas no tengan acceso a la salud pública, pero, sobre todo, que no tengan acceso a una pensión para jubilados. Las personas que no tienen jubilación terminan siendo mal atendidas por los estados latinoamericanos.
Cabe resaltar que los trabajos informales no siempre están ligados a un trabajo precario o en desventaja, en ocasiones estos trabajos generan que las personas puedan tener una mejor calidad de vida. Si la economía de América Latina se sustrae de las disposiciones estatales y es más fácil acceder a la economía del trabajo informal, ¿cómo es que los gobiernos podrían crear un proceso dentro de las instituciones administrativas para reducir esta informalidad? La respuesta tiene que ver con ampliar el Universo de la economía formal facilitando los requisitos de la formalidad. La razón por la que la gente en Latinoamérica recurre tan fácilmente al trabajo informal es porque los procesos de integración a la formalidad no son sencillos, rápidos o eficientes, esto sin tomar en cuenta las obligaciones tributarias que, para los pequeños negociantes que se van integrando al mercado, son bastante pesadas.
Existe también un bajo nivel de reconocimiento y aprecio social hacia los trabajadores informales, los empleos como albañilería, fontanería, etc. Llegan a ser vistos como de baja importancia cuando en realidad no lo son. También se supone que las personas que trabajan de esta forma van a ser pobres o vivirán en una situación precaria lo cual no es necesariamente cierto. Las empresas latinoamericanas equilibran su baja competitividad a través de la informalidad, la cual les permite tener mejores precios y acceder a otros mercados entre otras cosas. A partir de esto nacen también prácticas informales que se darán como producto de la interacción en este ámbito permitiendo que los dueños de los negocios ahorren grandes cantidades de dinero. Es con estas prácticas que las empresas logran cubrir sus deficiencias frente al mercado y los negocios. Esta es la razón de que seamos un territorio con tanta actividad económica informal.
La situación del trabajo informal en América Latina aumentó considerablemente con la pandemia de COVID-19 debido a que se perdieron más de 43 millones de empleos en el periodo más fuerte de la crisis y 30% de los empleos perdidos no se han recuperado aún. Al sacar a las personas del sistema laboral formal, los latinos buscaron y crearon otras alternativas de trabajo para subsistir. Los grupos de personas más afectados en este proceso fueron las mujeres, las personas jóvenes y las personas con menores calificaciones. En el caso de las mujeres se produjo un retroceso en la participación laboral después de décadas en las que se había registrado un crecimiento y mayor incorporación a la fuerza de trabajo, hace más de 15 años que no se registraba una tasa tan baja de participación. En una región con tanta desigualdad y falta de oportunidades como lo es América Latina, el COVID solo vino a traer aún más retroceso y a crear condiciones para que las personas buscaran sus propias formas de desarrollo.
Pero ¿qué pueden hacer los gobiernos para reducir el trabajo informal y aumentar la participación e incorporación de la gente al sistema formal? Hacer los sistemas más amigables, reducir las tasas de impuestos para los pequeños comerciantes, facilitar y agilizar los trámites tanto para pequeñas empresas como para las personas que recién se incorporen al mercado laboral, ofrecer apoyos y programas para incentivar el comercio y, por último, tener disponible una red de apoyo constante para que las personas puedan atender sus dudas y buscar asesoría dentro de ese mismo sistema. El propósito de los gobiernos en este tema es facilitar todo este proceso para la gente y hacerlo atractivo, ya que al final quien se beneficia es el país completo al proveer mejores oportunidades de desarrollo laboral, comercial y económico para su gente porque a fin de cuentas son ellos quienes tendrán mayores ingresos y mayor capacidad de compra para contribuir y estimular la economía del país del que se trate.
Se debe tener una visión grande y ganas de ayudar para crear un sistema incluyente y más justo del que se tiene actualmente en América Latina. Se debe crear también transparencia y rendición de cuentas para tener un sistema confiable o al menos transparente en el que los ciudadanos puedan consultar de dónde provienen los recursos que se les otorgan y qué se hace con sus contribuciones.
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