Bush y la Guerra contra el Terrorismo
Doctrina Bush y la Guerra contra el Terrorismo
11 de Septiembre de 2001: por primera vez en la historia Estados Unidos fue atacado dentro de su territorio, se volvió vulnerable y millones de ojos atónitos no podían creer lo que estaba siendo transmitido por sus televisores. La potencia mundial, el país más poderoso del mundo, no había podido evitar un ataque terrorista en su suelo. Las palabras “terrorista”, “terrorismo” y “eje de mal” se volvieron desde entonces lugares comunes. George W. Bush, emprendió entonces lo que llamó una cruzada contra el terror. ¿Por qué en pleno siglo XXI cuando los avances tecnológicos parecen haber rebasado la imaginación del hombre, y donde la globalización ha acercado más que nunca a las distintas culturas, se dan movimientos terroristas? ¿Dónde esta la falla del neo-liberalismo?
Para Francis Fukuyama, el terrorismo tiene su raíz en un problema de identidad en donde “la política moderna de la identidad surge de una falla en la teoría política en la que se sustenta la democracia liberal”. Para Fukuyama el liberalismo ha fallado en reconocer los derechos de grupo, al centrarse en el individuo en la realización de un “plan interior” dejando a un lado a la persona como sujeto social. Desde esta posición el radicalismo surge cuando los individuos de cierta tradición o costumbres ven enfrentados sus valores. Esto es por ejemplo, cuando un musulmán sale de su país y se establece en un país occidental donde se tiene otra forma de concebir al mundo. Tiene razón, pero sólo hasta cierto punto, ya que si bien es cierto que el problema de la identidad es fundamental para entender el surgimiento del terrorismo, también es cierto que el conflicto se da no sólo por que los grupos religiosos, culturales o étnicos ven amenazada su identidad en países extranjeros, sino también por la clara intervención de un país a otro.
Lo anterior es justamente el caso de Estados Unidos, país reconocido como ejemplo del liberalismo tanto económico como político. Sin embargo, hipocresía y contradicción son palabras que no dejan de marcar no sólo su Plan Nacional de Seguridad proclamado después de los atentados del 11 de septiembre, sino su proceder. Es la visión de un gobierno que cree ser depositario de una misión divina donde “los buenos” (ellos) deben salvar al mundo del “enemigo” (lo otro).
Un país que se jacta de ser liberal, tendría forzosamente que respetar la soberanía de cada país, nación y cultura. No tolerar, sino respetar e incluso comprender que en el mundo existen distintas realidades, contextos y culturas donde su concepto de “democracia”, “progreso” y “free-market” no tienen cabida. No obstante, el Presidente de los Estados Unidos de América señala que:
The great struggles of the twentieth century between liberty and totalitarianism ended with a decisive victory for the forces of freedom—and a single sustainable model for national success: freedom, democracy, and free enterprise. (…) People everywhere want to be able to speak freely; choose who will govern them; worship as they please; educate their children—male and female; own property; and enjoy the benefits of their labor. These values of freedom are right and true for every person, in every society—and the duty of protecting these values against their enemies is the common calling of freedom-loving people across the globe and across the ages.
Del fragmento anterior queda clara una cosa: Estados Unidos está seguro de su supremacía no sólo económica y militar, sino cultural. Afirma los valores de la democracia liberal como universales y como los únicos capaces de construir una sociedad próspera. Y va más allá, se establecen valores que tienen que ser compartidos por absolutamente todos los individuos. Quien no lo cree así, se convierte en un enemigo que hay que derrotar, una amenaza no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo.
Se manipula el discurso. Se utiliza siempre la palabra mundo, planeta, toda la humanidad... ¿Es que acaso Estados Unidos es dueño del mundo? ¿No debería limitarse a proteger a sus ciudadanos? Se coloca a la otredad como algo malo, a la diferencia como enemigo y no como fuente de crecimiento y desarrollo. Sólo el debate puede construir acuerdos sólidos. Pero dentro de la real politik no cabe el debate, el Presidente de los Estados Unidos, presenta valores como únicos e inmutables cuya universavilidad queda fuera de la discusión. ¿Cómo se puede establecer un dialogo franco y honesto con otras concepciones de la realidad cuando no se está dispuesto escuchar, cuando no se va con la intención de llegar a un entendimiento, sino a la imposición de un sistema?
Más peligrosa aún resulta la visión maniquea de la política estadounidense: nosotros somos héroes con la misión sagrada de guiar a todos los pueblos del mundo al establecimiento del único sistema en el que los hombres pueden ser felices; los demás que no compartan esta creencia, son el enemigo, un mal que tiene que ser vencido. Se ve en los otros sistemas políticos maldad y el atraso, enemigos que tienen que ser eliminados. Debido a esta visión del mundo es que podemos escuchar a George W. Bush mencionar hasta el hartazgo palabras como “eje del mal”, “el mal”, “la lucha”. Se divide al mundo en buenos y malos lo que representa una idea no sólo falsa sino limitada para entender la realidad. No puedes establecer una comunicación verdadera con alguien a quien te antemano crees malvado, de la misma manera, es imposible para un país establecer ya no relaciones cordiales, sino una relación de respeto a la soberanía nacional con otro país cuyos valores son una afrenta real a lo propio. Así los aliados se Estados Unidos son sólo aquellos países que están dispuestos a luchar por los mismos valores en los que ellos creen, los demás no sólo son considerados como enemigos, sino como colaboradores del terrorismo.
El tan pregonado liberalismo se convierte entonces en un instrumento ideológico para invadir países, Afganistán e Iraq; ignorar Organismos Internacionales que dicen respetar, ONU; y para violar las garantías individuales de los propios ciudadanos. Las medidas de seguridad impuestas por Estados Unidos después del 11 de septiembre atentan contra los derechos fundamentales – tan exaltados por ellos mismos- del individuo. Se encierran en su propio juego. Busca erguirse como de paladines de la libertad mundial, pero no son capaces de lograr que dichos valores se respeten en su propio suelo. El liberalismo se convierte en su peor enemigo, con el afán de extenderlo a todos los países sobre la Tierra, éste se deforma, se limita a sí mismo y pierde su fuerza.
En un mundo cada día más globalizado, donde las ideas y valores culturales parecieran tienden a homogenizarse, también ocurre lo contrario: los sentimientos nacionalistas y de individualidad emergen más fuertes que nunca. El ser humano busca encontrar una identidad propia que lo defina, que le de un lugar y un reconocimiento en el mundo. Los grupos terroristas tienen su origen sí en la lógica económica del neoliberalismo donde la nación se ve amenazada; pero aún más importante, en la identidad de grupos que ven en la expansión del liberalismo y de sus valores, una clara afrenta a los suyos, a sus creencias y su concepción del mundo.
Bibliografía
Government of United States of America (September, 2002) “The National Security Strategy of the United States of America”
Fukuyama, Francis. Identidad y Migración. Este país. No. 192. Revista Mensual. Marzo 2007.
Lynch, Timothy (Junio, 2002) “Breaking the Vicious Cycle Preserving Our Liberties While Fighting Terrorism” Policy Analysis
R. Holmes, Kim “El internacionalismo norteamericano: promueve libertad, democracia y desarrollo” International Information Programs. Disponible en:
http://usinfo.state.gov/journals/itps/0803/ijps/holmes.htm
Mariana Morante Aguirre. Ficha Curricular
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara. Dedicada a estudios sobre el poder, el papel del individuo y la colectividad en la configuración del actual sistema mundo. Actualmente es locutora del Programa de Radio –Trincheras- del Tecnológico de Monterrey
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