Trastornos de la Erección
La erección depende de un mecanismo fisiológico complejo que se produce de forma totalmente involuntaria; corresponde a un reflejo neurovascular regido por el sistema nervioso vegetativo o autónomo ( parte del sistema nervioso que regula múltiples funciones orgánicas de manera inconsciente como la digestión y ritmo cardiaco), y existe una estrecha relación entre el funcionamiento del sistema neurovegetativo y la actividad cerebral, de tal modo que los pensamientos y las emociones pueden tener incidencia en el desarrollo y el mantenimiento de la erección. Precisamente, la actividad cerebral, al reconocer un estímulo como erótico, genera la tensión sexual que desencadena y mantiene la respuesta sexual.
Por otra parte, la erección es posible gracias a las particularidades anatómicas del pene, órgano que dispone de estructuras únicas en el organismo: los cuerpos eréctiles, los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso, formados por un tejido trabecular conectado a la circulación sanguínea y susceptible de llenarse de sangre (como cuando se moja una esponja y aumenta su tamaño y su consistencia). Precisamente, las fibras nerviosas del sistema nervioso autónomo actúan sobre los vasos sanguíneos de la zona pelviana, regulando la afluencia de sangre hacia el pene, y también actúan sobre las fibras musculares de las paredes trabeculares de los cuerpos eréctiles, regulando su distensibilidad y su capacidad para contener la sangre.
El sistema neurovegetativo actúa mediante una doble inervación, dada por dos ramas que tiene funciones antagónicas: el sistema parasimpático y el simpático. Dependiendo del predominio de uno u otro sistema y de manera totalmente involuntaria, el pene se mantendrá flácido o erecto.
Cuando predomina la actividad del sistema simpático, las fibras musculares de las paredes trabeculares de los cuerpos eréctiles se mantienen contraídas, no pueden distenderse ni llenarse de sangre el pene permanece flácido.
Cuando predomina la actividad del sistema parasimpático, se producen una serie de modificaciones que posibilitan la erección. Las arterias que llevan sangre hasta el pene se dilatan y aumentan su aporte sanguíneo, al mismo tiempo que las fibras musculares de las paredes trabeculares de los cuerpos eréctiles se relajan permitiendo la entrada de sangre en su interior; cuando esto ocurre, las venas que drenan la sangre de la zona quedan semicomprimidas, de tal forma que es menor la evacuación de sangre, que queda estancada en el interior de las cavernas de los cuerpos eréctiles.
Cuando la actividad cerebral interpreta que existen estímulos sexuales, se modifica la actividad del sistema nervioso autónomo: se inhibe el simpático, mientras que se estimula el parasimpático, ambos factores deben desarrollarse a la par para que la erección sea posible. La inhibición del sistema simpático tiene como resultado la relajación de los pequeños músculos presentes en las paredes trabeculares de los cuerpos eréctiles, requisito indispensable para que estos aumenten potencialmente su capacidad. La estimulación del sistema parasimpático tiene como resultado la dilatación de las arterias que llevan sangre al pene, de esta manera se incrementa el aporte de sangre a los cuerpos eréctiles (cuyas trabeculas ya están relajadas) produciéndose su congestión sanguínea; además, el sistema parasimpático también actúa sobre las venas que drenan sangre de la zona, ya comprimidas por el estancamiento sanguíneo, ocasionando una constricción que imposibilita aún más la evacuación de sangre.
Tipos de trastornos:
Primario: se presenta en los primeros intentos de tener una relación sexual y se mantiene en todas las situaciones sexuales posteriores.
Secundario: llega a presentarse después de haber tenido erecciones satisfactorias que permitieron realizar el coito.
Absoluto: Siempre falla la erección ante todo tipo de práctica sexual y en todo tipo de circunstancia, incluso durante el sueño.
Situacional: la erección falla en alguna circunstancia, pero no en otras, ejemplo; falla en el coito pero no en la práctica de sexo oral o la masturbación.
Selectivo: no se presenta la erección con la pareja habitual pero con otras parejas si, o viceversa.
Lo que hay que saber:
•La incapacidad esporádica para tener erecciones es tan común, puesto que la mayor parte de los hombres presentan episodios transitorios de este tipo, provocados por estados de ansiedad , conflictos personales y de pareja, preocupaciones, experiencias desagradables, educación, que son contraproducentes para el reflejo de la erección, y no debe catalogarse como una disfunción sexual.
•El origen del trastorno de la disfunción puede ser tan diverso que solamente un diagnóstico especializado puede determinarlo. Por ello, no conviene intentar buscar una solución basándose en consejos de conocidos que, aunque bien intencionados, son profanos en la materia, o recurrir de inmediato a medicamentos.
•Muchas veces el trastorno tiene una base orgánica, ya que las variadas estructuras anatómicas que intervienen en el proceso pueden estar alteradas. Solamente diagnosticado el origen, con los métodos complementarios adecuados a cada caso, se podrá intentar resolver el problema, ya sea mediante la administración de medicamentos o bien incluso recurriendo a técnicas quirúrgicas.
•En ocasiones no se detecta ningún trastorno orgánico, y se considera que la disfunción tiene un origen psicológico. En estos casos se recurre a la terapia sexual, basada tanto en métodos psicoterapéuticos como en la práctica de ejercicios sexuales que el hombre afectado debe realizar con la colaboración de su pareja.
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