La democracia al descubierto: La lista Tascón en Venezuela
La democracia es como un bosque lleno de luciérnagas, embellece la esencia de la convivencia social y sólo es visible a hurtadillas en la noche. Alterar su secretismo es desvirtuar su belleza.
La importancia de las Leyes que establecen el derecho al sufragio en todos aquellos Estados democráticos es vital; la conformación, integración y legitimación de todo Gobierno depende de la representatividad del mismo lograda a través del sufragio universal plasmado en las respectivas constituciones.
Sin embargo, el equilibrio entre el secreto de voto y el derecho que se le da al ciudadano para participar en los asuntos públicos del Estado se ha fracturado en Venezuela, quebrándose así la libertad en la autonomía del voto y sembrado la sospecha en un país que ve cómo su bosque de luciérnagas pierde el anonimato y se ennegrece con la nube piroclástica del totalitarismo.
Nadie está en disposición de decir que en Venezuela no existe una democracia; pero sí es debatible que ésta sea una forma de gobierno sana, en el sentido del perenne debilitamiento de sus instituciones democráticas (que tuvo su algidez con la desaparición del Senado en 1999). La famosa “Lista Tascón” ha destapado las vergüenzas de un sistema democrático donde la censura es la argamasa que conduce al ciudadano a tomar una decisión con miedo. El voto en principio es libre, pero soterradamente nace el condicionamiento de la aprensión.
Tascón alcanzó notoriedad en la política Venezolana haciendo pública una lista con los nombres de las personas que firmaron la planilla para activar el referéndum revocatorio del 15 de Agosto de 2004 para decidir la permanencia de Hugo Chávez en la Jefatura de Estado. Pese a que posteriormente el Presidente de la República mandó “enterrar” la lista durante el V Gabinete Móvil, la “Lista Tascón” ha sido origen de toda clase de discriminaciones que la prensa internacional ha soslayado y que a día de hoy sigue siendo un lastre para la libertad en Venezuela. Desafortunadamente, este ha asunto ha sido disimulado por la cobertura mediática de temas tan sonados como la nacionalización del petróleo y el pueblo venezolano, auténtica víctima de toda esta fachendosa amalgama de desavenencias políticas, queda en un segundo plano, viviendo una situación de crisis humana (y digo bien, crisis humana y no política) que se acrecienta cada día más.
La educación, la salud y la documentación se han visto afectadas por el sesgo que nace de la lista. En 2007, tres años después de que la lista se hiciera pública, el presidente de Sincor, Ysaac Donis, reconoció que para el proceso de despido de cuatro empleados se había utilizado como parámetro las firmas en contra del presidente Chávez. Explicó que todo nuevo ingreso debería pasar por el filtro de la “lista Tascón” y mencionó que aquellas personas contratadas a tiempo determinado y que hubieran firmado contra el presidente no serían renovadas. Pero la famosa lista ha emponzoñado la democracia en ambos sentidos; por las venas de Venezuela corre una pugna envenenada que enfrenta a dos facciones por primera vez materializada con nombres y apellidos. Se ha roto el principio básico del sufragio: El secreto; y es que la lista Tascón está al alcance de cualquiera en buscadores como google.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela recoge en su artículo 5 que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en dicha Constitución”. Esta forma es la de un sufragio libre, universal, directo y secreto (artículo 63). Desobedecer esas premisas es indiscutiblemente un atentado contra los cimientos del sistema constitucional, y una burla a cualquier idea de Estado democrático.
Al margen del gobierno de Hugo Chávez, cuya legitimidad no se cuestiona en el presente artículo, al hablar de democracia en Venezuela debemos hacerlo con la boca pequeña. Los continuos referéndums matizan un sistema que se desdibuja con el continuo enfrentamiento y con la ruptura del mutismo ideológico individual. La sospecha y el rencor, son los auténticos dirigentes de la nación venezolana. No debemos olvidar que el sufragio universal no garantiza por sí solo la viabilidad y efectividad de un Estado; sino que son los ciudadanos, auténticos valedores de la defensa de la democracia quienes deben promover los valores esenciales para el restablecimiento de la verdadera soberanía popular.
El pueblo no debe acudir a las urnas con miedo. Pero mientras los nombres de quienes sufragan estén incluidos en una lista; Venezuela votará cautelosa. La Lista Tascón ha dejado a la democracia al descubierto.
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