La eterna tortura
¿Qué pasa cuando vivimos una vida llena de reprensiones y aprensiones? ¿Prisioneros de una familia autoritaria? ¿Temor a revelarse? Todos estos miedos y pensamientos que nos cruzan a los adolescentes cuando hemos sido criados en familias con relativa “normalidad”, pasan a ser un real problema del día a día;
Según los terapeutas familiares, la idea de una familia constituida, sólida y con hijos “sanos” (dentro de los cánones de normalidad establecidos por el entorno social) se basa en el cuidado, la precaución frente a hechos y no la sobreprotección, ya que ésta lo único que logra es llamar a los jóvenes a explorar y conocer nuevas experiencias desconocidas para ellos, seguramente privadas por los padres…
Pero, ¿Qué pasa cuando hemos tenido una vida entera con desconfianza de los padres, en una familia donde las restricciones y las aprensiones son tan constantes que hasta da “lata” llegar a la casa? Bueno, el factor principal es el hecho de que en el mismo estamento educacional tiene mas libertades que en su propio hogar, y es que se crea una especie de culpa por algo que ni siquiera se ha hecho, un sentimiento de persecución, de que en cualquier minuto lo pueden pillar de algo que realmente ni siquiera ha cometido, una forma de vida en la cual las frustraciones se manifiestan de dos maneras: Explosivamente, tirando las cosas por la casa, rebeldía, los adolescentes no aguantan mas y se van, se hunden en el alcohol, la droga, llevando a consecuencias en la mayoría de los casos: grave; O también están los reprimidos, que aguantan y callan todo, se lo tragan, todas las penas, las frustraciones, y lloran entre sabanas, logrando liberar algo de rabia contenida, pero generalmente haciendo que el adolescente se convierta en una persona depresiva, oscura, callada, etc. . ¿Cuál es la mejor opción? NINGUNA, simplemente es muy importante no dejar que la sobreprotección llegue a limites donde ya no hay nada que hacer, mas que esperar que el joven se revele algún día o aguante hasta los 18 años y se vaya; Esta claro que la represión de las libertades en la edad adolescente es algo que puede marcar la vida del joven y es necesario saber “canalizar” este sentimiento paterno de psicosis mental, reflejada en el típico pensamiento del padre, el ¿En qué andará mi hijo? ¿Se realmente donde está? ¿Y si esta en malos pasos? ¿Y si le pasa algo en la calle?. Los adultos tampoco pueden vivir así, ya que se producen altos niveles de estrés, que consecuentemente se ve manifestado en el rendimiento laboral y personal; Sin olvidar el hecho de que el crear esta “burbuja” de protección en la mayoría de los casos contribuye al posterior “Síndrome del Nido vacío”, que a la hora de la marcha de los jóvenes, los padres se sienten solos, vacíos y sin objetivo de vida.
Todas estas variantes son muy importantes a la hora de analizar la convivencia familiar, y es que sin duda alguna siempre habrán problemas en las familias, pero mientras se mantengan en niveles “normales” esta todo bien, si no, recuerden el dicho: “Uno no elige a la familia”…
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