Porque no vuelvo a Venezuela
La verdad es que durante los últimos quince años lo he pensado cientos de veces y la conclusión a la que llego es siempre similar en la forma, pero exactamente la misma en contenido: La vida (biológicamente hablando), de mi hijo, la de mi pareja y la mía propia son incomparablemente mas valiosas que cualquier “cerro de billete” que haya o pueda haber en Venezuela hoy día. No hay argumento que justifique el acto irresponsable que significaría volver a un territorio donde la vida humana tiene menos valor que un triste par de zapatos de marca. La jauría de recién vestidos que hoy día controlan el país están de enhorabuena porque la coyuntura se decanta a su favor; pero a la larga la historia siempre pone las cosas en su sitio. Cuando los aparatos gubernamentales están infestados de resentidos con ganas de revancha y cuando la triste y profunda ponzoña de la ignorancia más supina contamina cada decisión política tomada, el resultado a largo plazo es previsible y simple: el desastre.
Venezuela es una nación enferma desde hace al menos tres décadas. Yo viví los primeros síntomas serios de esa enfermedad durante la penúltima década del siglo pasado y debo admitir que no toda la responsabilidad recae sobre la espalda del payaso histórico que rige hoy los destinos del país. Para cualquier ser humano con un sentido común entrenado, la imagen global de ese personajillo no inspira más que una profunda lastima. El y su sequito de enanos intelectuales, mal nutridos morales, eunucos disfrazados de verde oliva, desechos sociales y sanguijuelas de ciénaga fuertemente adheridas a la yugular del estado: todos ellos son solo el subproducto de mas 40 años de insensibilidad política y de expolio económico. En cierto sentido, el daño que ocasiona esta pesadilla que camina, ni siquiera se le puede achacar al 100%. Eso implicaría admitir que tiene las herramientas intelectuales y el nexo de tiempo necesarios para llegar a conclusiones firmes que justifiquen sus decisiones. Todos los que amamos Venezuela sabemos que esto no es así. El reyecito es aconsejado por lo mas granado de la inmundicia nacional, ahora en el poder. El reyecito cree que la verdad se limita a los cuatro panfletos de contenido trasnochado-socialista que alguien le habrá leído en su nido a la hora de dormir. El reyecito admira a Fidel castro, pero la verdad es que El no es Fidel Castro ni nunca lo será. Cuba es un país en coma esperando resucitar de entre sus cenizas cuando el hada madrina capitalista tenga su turno en la obra de teatro Cubano-Norteamericana. Fidel Castro tenia para Cuba una visión de país, y aunque el invento salio mal, no se le puede negar un papel en la historia como hombre de estado. El reyecito solo tiene dinero. La lista es corta. Solo dinero. La coyuntura favorece sus caprichos, punto. Este tiempo de bonanza para los recién vestidos pasará, pero el daño inflingido a la nación puede ser mucho mas duradero y puede que deje en nuestras almas cicatrices visibles, feas y dolorosas.
Enviado por: http://www.todoscontrachavez.com
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