Grandes virtudes - y algún defecto - de la saga de Canción de hielo y fuego
Una vez leída La cuarta entrega de la serie de Canción de hielo y fuego, "Festín de cuervos", un libro poderoso aunque un poco inferior a la majestuosa "Tormenta de Espadas", y ante la inminente llegada del quinto en castellano, es buen momento para detenerse un poco y reflexionar sobre las grandes virtudes, y por qué no, algún defecto, de esta gran saga
Martin es un escritor inteligente y es consciente de que la saga tiene que renovarse. De ahí que la estructura o mejor dicho, los personajes protagonistas, cambie en que cada entrega, y en esta más que nunca, su principal virtud y también su principal hándicap. Que la fascinante y malvada reina Cersei, cobre aún más relevancia es un acierto mayúsculo, lo que mitiga en parte la ausencia de algunos de los personajes más carismáticos de la serie que aqui mueren, salen muy poco o prácticamente ni aparecen, carencia que se tapa en la siguiente "Danza de Dragones" que sale el 22 de Junio de 2012 en castellano, que promete más que la, no obstante, brillante "Festín de cuervos".
Aqui está toda la intensidad y toda la garra de Martin como narrador. Alguien que se mueve con soltura y hasta con maestría en tantas tramas y subtramas, que tiene continuos toques irreverentes que desmontan los tópicos del género a la vez que lo amplía, y que se confirma como un genial creador de personajes inolvidables y perfetamente perfilados.
El aparente maniqueismo inicial de la saga, ha volado a estas alturas, por los aires. Los mezquinos son muy mezquinos. Los malos llegan a serlo tanto que dejan atrás la mediocridad y caen en el puro genio del mal, y los buenos no lo son tanto, ni de lejos, al tiempo que aparecen inesperados gestos de honor en los anteriores. Que la saga esté contada desde el punto de vista de los múltiples bandos enfrentados, le da profundidad, la aleja de la comodidad y la enriquece considerablemente.
Lo mejor es lo reconocible que resulta toda la historia. Bajo su factura de "Fantasía heróica" o "Espada y brujería", lo cierto es que, "Canción de hielo y fuego" es un gran retrato de la condición humana y de lo peor de ella: aqui todos se matan entre todos, las alianzas son efímeras, el honor una simple palabra malgastada y los bandos, con sus desmedidos abusos de poder, van a la guerra contra sus vecinos esgrimiendo dioses y banderas que juzgan, dogmáticamente, los únicos verdaderos del mundo. Súmese a ello una visión de las familias y del poder, que no tiene nada que envidiar a "El padrino", y tendremos, entre otras cosas, la explicación al rotundo éxito de Martin, autor de gran inventiva, inteligencia y vigor.
Sus influencias televisivas, que hacen de las novelas algo tan adictivo ya las explica muy bien el prólogo de Álex de la iglesia. Diré que entre sus defectos, relativos, pero que hacen que la obra no sea redonda, están ciertas expresiones indigestas, como el uso continuo que hace Martin de la palabra "Campeón", o el abuso, astuto y efectivo pero tramposo, que hace de las "falsas muertes" o agonías que se alargan indefinidamente durante muchos episodios y que es ligeramente irritante. Aquí, a alguien que no voy a revelar, en una batalla le van apasar más desgracias que al Coyote con sus cachivaches de la marca ACME y no tiene un final definitivo ¿O sí lo tiene?
Con estas pocas cosas, sigue siendo un libro descomunal, con sustancia de verdad y recovecos inesperados, que promete ser superado por "Danza de Dragones" que, evidentemente, va a ser uno de los éxitos del año
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